Capítulo doce

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— Estaré en mi habitación —dijo Luis, asenti. Me dio un beso en la frente u desapareció escaleras arriba.

Suspire y miré a mi alrededor. ¿Desde cuando mis veranos se volvieron tan aburridos? Me encogí de hombros y bufe. Extrañaba a Harry y ni siquiera ha pasado una hora. Subí a mi habitación y saqué toda la ropa que no usé para guardarla de vuelta al armario.

Mi móvil vibró, vi en la pantalla el nombre de Harry. Sonreí y no dude un segundo en contestar.

— Hola, risitos.

— Hola, nena —se escuchaba tranquilo— Te extraño.

Podría jurar que hacía puchero.

— Yo también —me quejé. Oí su risita— ¿Ya es definitivo que te vas a Latinoamerica? —pregunté en un susurro.

— No lo sé —contestó de igual manera— Estamos en la casa de Zayn esperando a que Simon llegue y nos de intrucciones.

— Ah.

— Llamaba para oir tu voz —suspiro— Te quiero, ____.

— Yo también te quiero, Harry —mi voz se volvió débil.

— Hey, tengo que colgar. Te llamo luego, ¿si?

— De acuerdo, adiós.

Ambos colgamos.

El día se tornó gris y comenzó a llover. No sentía ánimos de nada, así que me dejé caer en la cama mirando al techo como si fuera lo más entretenido de la vida. Tenía miedo, mucho miedo de que la distancia sea un obstáculo entre Harry y yo. Que en ese tiempo que esté lejos de mi consiga a alguien mejor y me abandoné. Puede que suene estúpida, pero mierda, no sé en que momento comencé a querer a Harry de esta manera, tanto que no soportaría perderlo y menos estar un mes sin él. ¿Quién lo diría? Que ____ Smith fuera novia de uno de los chicos más reconocidos y exitoso del mundo y el colmo es su ídolo. Era casi posible.

Sentía una presión horrible en el pecho. Sin embargo, no lloré. Solo pensaba y pensaba.

Alrededor de las seis de la noche, escuché unas risas provenir de abajo. Fui a la sala y me encontré con Luis y Gemma riendo a carcajadas. Sonreí al ver la escena. Me alegraba por mi hermano y por Gemma claro, pero más por mi hermano. Resulta que Gemma hizo realizar a Luis de que esxisten chicas diferentes y que valen la pena verdaderamente. Ya es tiempo de que tome las cosas en serio y quien mejor que con Gemma. Ella era una chica hermosa y carismática, muy buena persona.

Aclaré mi garganta entrando por completo a la sala. Los dos me miraron a la vez.

— Oh, hola de nuevo, ____ —sonrió Gemma— ¿Estás bien?

— Eh, sí. ¿Porqué?

Se encogió de hombros.

— Por nada.

Dios, necesitaba disimular un poco de felicidad.

— Iré a dar una vuelta —les avisé poniéndome el abrigo— Estaré de vuelta antesd de las nueve.

— Es muy tarde para dar una vuelta —protestó Luis.

Rodé los ojos.

— Luis, nosotros las chicas necesitamos nuestro propio espacio a veces, para pensar o simplemente salir de la rutina —habló Gemma— Puedes irte, ____.

Le susurré un "gracias" y salí de la casa. Gemma me estaba cayendo mejor como cuñada. Sé que ese par terminaran juntos.

Aún lloviznaba un poco por lo que me puse la capucha del abrigo para cubrir mi cabeza. Metí las manos en los bolsillos de estos y caminé sin rumbo en específico. Las calles estaban cubiertas por una leve y fina capa de neblina, iluminadas por pequeños postes de luz. Hacía frío.

Me volví a hundir en mis propios pensamientos. Odia pensar tanto y darle vuelta a los asuntos. Pero, es que era inevitable. Todavía, no me hacía la idea de no tener a Harry cerca. En tan poco tiempo se volvió tan importante para mi. No sé como explicarlo. Extrañar sus besos cada minuto que estoy sin él es difícil, su sonrisa, sus ojos y su piel contra la mía. Mierda, tengo que parar de pensar tanto, me voy a a matar a mi misma si sigo. Soy su novia, él espera que lo apoye u eso haré, por más que me cueste estar sin él, lo esperaré el tiempo que sea necesario.

Sentí unos pasos detrás de mi lo que me hizo voltear, pero no había nadie. Solo el frío y yo. Seguí caminando, pero la sensación de que alguien me seguía continuaba. Me comencé a sentir nerviosa y acelere mi paso. Las piernas me temblaban, lo cual no serviría para correr. Alguien tapó mi boca con su mano para que no fuera capaz de gritar, intenté luchar, pero su brazo alrededor de mi estómago impedía que escapara. Gritaba en vano. Vi que me arrastró a un callejón oscuro. Estaba asustada. Éste me soltó acorralándome contra la pared.

— Boo.

— ¿Harry?

— El mismo —al acostumbrarme a la oscuridad, pude ver sus sonrisa.

— ¡Eres un idiota! —le di varios golpes en el pecho— ¿Qué estabas pensando? Hiciste este momento una película de terror. Mierda —me pasé una mano por el cabello— Me diste el susto del siglo.

— Lo siento, nena —dijo. Lo miré mal. Mi corazón seguía latiendo asustado— Hey, ¿qué hacías caminando por aquí a solas?

— Estaba... Estaba pensando.

— ¿Sobre qué? —se acercó a mi preocupado.

— ¿Te irás? —me necesitaba saberlo ya. Relajó los hombros suspirando, bajó la mirada.

— Sí —susurró casi inaudible.

El Sexy Vecino (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora