Capítulo dieciséis

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Me levanté porque así lo quiso mi apreciado sueño. Me sentía más descansada y relajada como esperaba. Sentí un peso en mi cintura. Miré hacia abajo, un brazo me agarraba con fuerza. Pensé que era Harry, pero al girar la cabeza me encontré con otro chico. Mi hermano. Frunci el ceño, dándole una mirada rápida. Venía vestido con ropa de salir. Tenía los ojos delineadamente cerrados y la boca entre abierta, desde lo más profundo de su garganta se escapaba un ronquido leve.

— ¡Hey! —grité lo suficientemente alto, para que se levantara de golpe cayéndose de la cama.

— Mierda —susurró, medio dormido. Hice un buche de aire, haciendo que mis mejillas se inflaran, ahogando una risa— Te pasas.

Se levantó del suelo para volver a acostarse en mi cama. Miró el reloj de su muñeca con los ojos medio abiertos.

— Llegue hace dos horas —dijo, incorporándose y cerrando los ojos— Déjame dormir.

— ¿Y porqué en mi habitación? —chille quejándome.

— No chilles —me ordenó— Y tu habitación queda más cerca que la mía.

Alcé una ceja como si me pudiera ver. Resignada, me levanté gruñiendo entre dientes. Luis tenía más cojones que los de un toro.

Caminé al baño para hacer mis necesidades y cepillarme los dientes. Me había levantado algo hambrienta, así que bajé a la cocina por algo de comer, sin antes verificar mi celular. Tenía un mensaje de Harry.

De Harry:

"Buenos días, hermosa. Espero que hayas amanecido bien. Hoy tengo ensayo con los chicos. Te extrañaré hoy :(

Te amo".

Mis tripas se revolcaron al leer sus últimas palabras. Sonriendo estúpidamente, bajé finalmente a la cocina. Para mi mala suerte, me topé con mi madre, que tomaba café mientras leía el periódico a través de sus espejuelos. Me miró, pero la ignore. Abrí la puerta del refrigerador, cogiendo la leche. Saqué un plato ondo, para reyenarlo de cereal y la leche.

— ____ —escuché la voz de mi madre.

Cerré los ojos, frunciendo las cejas.

— No otra vez, mamá —dije— Ya lo entendí todo.

Sentí como entraba a la cocina y se acercaba a mi.

— No es eso. Es... Lo siento por lo que dije ayer, me sentía cansada y un poco abrumada. No quería hacerte sentir mal —pauso para proseguir— No todo los días una madre se entera por medios que su hija es novia de un famoso y me molestó que no tuvieras la confianza para contarmelo tu misma.

— Lo dicho, dicho está —dije con firmeza, volteandome hacia ella— Y nada de lo que me haz dicho y me digas hará que me aleje de Harry.

— No me opondre.

Esas palabras hicieron que parara en seco.

— ¿Qué? —necesitaba escucharlo de nuevo.

— No me opondre —repitió— Tienes dieciocho años, ____. Puedes tomar tus propias decisiones. Soy madre y a veces se me olvida que haz crecido —suspiró— Lamento haberte alzado la mano. Yo sé que no eres una interesada, si estás con ese muchacho es porque sientes algo de verdad.

— Mamá... No te preocupes, ¿si? —dije— Admito que me sentí mal, pero los impulsos pasan y como madre intentas protegerme. Pero, te juro que soy muy feliz con Harry y le quiero.

Ella sonrió.

— Lo sé. Nunca te había visto tan feliz —sonrió— Ni si quiera con Daniel.

El Sexy Vecino (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora