—¿A dónde Vamos? — Indagué algo sobresaltada tras ver que tomaba el camino que curiosamente nos dirigía a la Zona P.
¿P? Sí, P de peligro. Bien, la verdad es que no es así y no tengo idea de qué hubiesen estado pensando al llamar a ese sector de la ciudad de esa manera, no obstante, eso no evitaba que todo lo que hubiese allí fuera ciertamente peligroso.
Acercarse allí estaba en la lista negra de cualquier persona decente, o mejor aún, de cualquiera que prefiriera no volver a casa con un hoyo más... o un hoyo más grande. En todo caso, aquel cuadrante era definitivamente, a altas horas de la noche, centro de encuentro de pandillas, ladrones, traficantes, carreras ilícitas, drogas e incluso prostitución.
—Ryan, te pregunté que a donde vamos— Recalqué en un chillido que provocó una mirada fastidiada de su parte.
—Vamos a divertirnos—. Sonrió de una manera traviesa—Vamos a demostrarle a tu amiguito que tú haces lo que se te dé la gana. Más aun cuando estás conmigo.
Aclaré mi garganta, fingiendo una clara y dulce voz.
—Ryan, cariño— canturreé ante su mirada extrañada— No pienso ir a ningún lado. Así que te devuelves ¡o me bajo ya mismo del auto! — Grité la última parte saliéndome de mi papel.
—¡Ja! — exclamó con un leve movimiento de cabeza bastante ególatra—Te bajarás de este auto solo cuando yo lo desee.
Apreté mis labios dejando salir un gruñido a través de ellos y sin pensarlo dos veces, en realidad sin pensarlo en absoluto, desabroché mi cinturón y abrí la puerta sin contar con el auto en movimiento.
—¡¿Pero qué...!? — gritó abriendo sus ojos exageradamente. En un par de segundos y sin siquiera dejar tiempo para mi reacción pasó por encima mío cerrando la puerta — ¡¿Acaso estás loca!?
¡No quiero morir! ¿Que se te pasó por la cabeza?
—Yo... Ehm— Tartamudeé y justo para salvarme de dar alguna explicación sobre mis repentinas decisiones, un pequeño detalle sobre su facilidad de movimiento se coló en mi atención — ¡Eres un irresponsable! ¿Cómo es que no tienes puesto el cinturón de seguridad?
Traté de alargar la mano para abrocharlo, pero la rechazó de inmediato.
—¡No me toques!
—¡Ja! Claro, ahora si no quieres que te toque... ¡Pues no! —Alegué notando la hostilidad en su anterior orden.
Esa vez aproveché el hecho de que no tenía el mío para arrodillarme en mi silla y pasarme por enfrente de él para abrocharlo.
—Quítate —Exigió— ¡Por Dios! ¡Estás loca, Cinthia! ¡No me dejas ver!
—No me... Llames loca —Balbuceé con dificultad mientras trataba de que el cinturón alcanzara el otro lado, lo que en realidad me era muy difícil con Ryan empujándome.
De repente, Evans me tomó por la cintura con ambas manos devolviéndome a mi lugar, colocando ambas rodillas a mis lados y sujetando fuertemente mis manos.
—¡¡Quédate ahí!!—Gruñó.
Sentí como el carro derrapó, dejándome ver que no había nadie al volante y para la peor de mis suertes, que él no me soltaría.
—¡Ryan! ¡El auto! — Grité de inmediato, dejando mi voz deshacerse en un chillido tan pronto como sentí su cuerpo pegarse al mío con la intención de cubrirme.
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Sin reglas ni principios
Action¿Qué harías si tu madre adoptara un pandillero de primera, arrogante hasta la médula, condenadamente sexy y con un pequeño secreto? Prepárate para vivir en un mundo sin reglas ni principios... * * * * -¿Que no me odias?- Pregunté con autosufici...