48. ★El ultimo disparo★~Maratón

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RYAN'S POV: Capitulo final.

 —¡ Maldita sea, cállate ya Janeway! — Grité algo irritado mientras atravesábamos la enramada con agilidad y sigilo — Tu hubieses hecho lo mismo, ¿Me equivoco?

— Para nada, es solo que no me parece correcto que la hubieses engañado.

— Deja la falsedad— gruñí deteniéndome tras los últimos arboles que formaban una capa tras la cual nos podíamos ocultar de la gran estructura — Era la única manera de mantenerla a salvo, además...

— ¡Cállense ya!— Interrumpió Caroline con voz de mando y una mirada asesina — Ustedes dos son las personas más estúpidas cuando se trata de Thia.

Mi mano voló rápidamente a la camisa de Caroline  agarrándola y jalándola en mi dirección.

— No vuelvas a mencionarnos en una misma oración — le amenacé recibiendo una sonrisa maliciosa en respuesta y soltándola con algo de brusquedad— por otro lado, necesitamos saber donde se guardan los expedientes.

— De eso me encargo yo— respondió ella con algo de orgullo retirando su chaqueta y tirándola sobre el hombro de Janeway para dejar al descubierto el escote de su camisa recién desacomodado por mi agarre.

Se asomó ligeramente notando un hombre en la entrada fumando un cigarrillo con parsimonia y con toda la actitud de una Pershing caminó en su dirección.

Me volví a mi lugar agachándome y sacando las armas de las maletas al igual que la munición.

— ¿De donde han sacado esto?— pregunté con asombro tomando la ametralladora ligera en mis  manos.

— No soy tan inútil como me crees, Evans — soltó alargándome igualmente un par de automáticas Walter PPK que me hicieron soltar una carcajada algo desganada.

— ¿Acaso actuaremos como James Bond?

— ¿Las quieres o no?

— Las necesito como reserva— repliqué tomando los pequeños elementos para enseguida tomar un par de cargadores.

El sonido de las ramas rompiéndose nos alertó de inmediato provocando que de un salto ya estuviésemos en pie apuntando hacia Caroline.

— En vez de mirar deberían ayudar — Alegó con algo de complicación mientras arrastraba a un hombre sangrante y al tiempo sujetaba un arma con silenciador.

— Creí que usarías tus encantos — repliqué tomándolo y llevándolo rápidamente hacia donde nos encontrábamos.

— Lo hice, eso fue lo que me permitió dispararle sin objeción alguna — soltó con orgullo.

Dejé al quejumbroso hombre junto a un tronco y no pasó mucho tiempo para que con un par de amenazas y unos cuantos dedos menos soltara toda la información que necesitábamos. Una vez listos seguimos las instrucciones del hombre ubicando la puerta trasera que nos llevaba hacia las bodegas.

Mi misión era llegar hasta el lugar donde mantenían los conocidos expedientes, diez pisos bajo tierra y eliminarlos. Mientras, por su parte Caroline y Mike se encargarían de evitar que alguien más intentase llegar a los pisos inferiores y cuando esto estuviese terminado irían a respaldarme.

Me apoyé tras una de las paredes revisando el camino que tenía por delante y aprovechando para comenzar con mi plan B. Apoyé mi mano en el gatillo de la ametralladora observando el lugar completamente vacío y aun así  dirigiéndome con el mayor sigilo hasta la próxima columna, finalmente divisé el ascensor al fondo del lugar como única manera para bajar. Su ubicación fue una ventaja para mi y una pequeña espera bastó para llegar hasta él y entrar con total normalidad sin haberme encontrado con nadie en el camino. Una vez dentro posicioné mi dedo en el piso  inferior como medida de seguridad y esperé con paciencia hasta que este llegase no sin antes haberle dedicado la primera bala de la noche a la cámara de seguridad allí.

Sin reglas ni principiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora