Mis ojos se abrieron lentamente, demorándose lo suficiente para enfocar como para darle gabela a mi cerebro de confundirse más con lo que fuera que hubiese ocurrido la noche anterior.
Me senté de un golpe recibiendo de inmediato la luz que entraba e iluminaba el pequeño cuarto y enseguida tallé mi rostro intentando recordar cómo había terminado allí.
La ducha estaba encendida, haciéndome notar que alguien más se encontraba conmigo y permitiéndome levantarme con rapidez y dar algunos pasos descalza hasta llegar al espejo. Usaba una camisa de Ryan y esta estaba ligeramente desapuntada en la parte superior dejándome ver que no usaba sostén.
Mis manos recorrieron mi cuerpo con algo de manía intentando recobrar mis memorias, las cuales saltaban entre momento y momento sin un orden especifico.
El auto, disparos, un letrero brillante y para nada discreto. ¿Acaso era un motel? Unas escaleras, una botella de licor y... una permanente y delirante imagen de Ryan en ropa interior.
Mis ojos estaban ligeramente vidriosos, mi labio seguía inflamado y mi cabello aún peor que el día anterior.
¡Sí, eres todo un encanto, Thia!
De repente, la puerta del baño se abrió de golpe dejando salir el vapor y con él un Ryan con apenas una toalla atada a la cadera y las gotas escurriendo por su cabello mojado que se pegaba ligeramente a su cuello.
—¡Hasta que despiertas! — Exclamó sacudiendo su cabello y dejando que este me mojara ligeramente.
Repasé mi rostro quitando el agua que me había salpicado y llevando mi mirada a mi atuendo y nuevamente a Evans proseguí—: Ryan, ¿Q-qué 'pasó anoche?
Apretó los labios para luego sonreír ligeramente.
—Nada.
¿Nada? Perfectamente le hubiese podido creer que no pasó nada en la segunda guerra mundial o en la Revolución Francesa, pero la noche anterior definitivamente había ocurrido algo y la desprotegida camisa que usaba lo demostraba.
—No me mientas —Tomé la parte superior de la camisa moviéndola un par de veces para mostrarle las pruebas del caso—¿Acaso nosotros...?
Soltó una carcajada quitando un par de gotas que bajaban por su abdomen.
—No, no. Anoche...—hizo una pausa mirándome de una manera extraña—me rechazaste.
—¿Enserio? ¿Y por que tan sólo uso una camisa tuya?
—No querías dormir con ropa así que fue mi única solución—Se encogió de hombros — Vamos, no es tan extraño dormir con la ropa de otro.
—¿A sí y por qué no estás usando mi sostén?
—Porque dejé de usar aquel tipo de gafas de visión laser cuando tenía cinco.
—Idiota— murmuré dejándome caer en la cama sentada y restregando mi rostro—Estas mintiéndome Ryan.
—Thia, la única otra opción está en que te me hubieses aventado, pero tu voluntad es de hierro ¿verdad? —Agregó de manera burlona. Subí mi mirada con ganas de ahorcarlo.
En ese instante mi celular comenzó a sonar y mi mirada voló sobre la mesa donde vibraba a punto de caer al suelo.
—Mike—susurré para mí misma, notando que mi susurro quizá había salido en el volumen equivocado.
Nuestras miradas se cruzaron, como si estuviésemos a punto de agarrar la última existencia de un objeto preciado en el supermercado y de inmediato, mi cuerpo se abalanzó con el propósito de alcanzar la mesa, pero Evans me tomó de la cintura, jalándome hacia atrás y evitando que prosiguiera.
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Sin reglas ni principios
Aksi¿Qué harías si tu madre adoptara un pandillero de primera, arrogante hasta la médula, condenadamente sexy y con un pequeño secreto? Prepárate para vivir en un mundo sin reglas ni principios... * * * * -¿Que no me odias?- Pregunté con autosufici...