Me estiré en la cama un poco y me giré para tapar mi cabeza de la luz matutina que inundaba la habitación. Mi supremamente complicada hazaña me costó terminar contra el suelo de un sólo golpe.
¡Joder! ¡Todo me debía pasar a mí!
Levanté un poco el rostro notando exactamente a qué lado de la habitación estaba y me dejé caer rendida por el cansancio en mi lugar.
Era sábado. Era hermoso y ¿Cómo lo digo? ¡Ah sí! Jamás podía dormir hasta tarde un sábado por el concierto de música a frecuencias intolerables para el oído de mi madre.
¿Y ese día? Ese día no era... Esperen.
Me levanté fuertemente poniéndome en pie y notando que la música no estaba sonando.
Comencé a hacer un recuento de lo que había pasado el día anterior y simplemente pude concluir en que Vanessa debía tener una resaca inimaginable para no haberse levantado a hacerme la vida imposible.Me levanté medio adormilada y tallé un poco mis ojos esquivando todos los obstáculos que se aparecían en el suelo. Finalmente, y merecedora de un premio llegué hasta la puerta y salí rápidamente hasta el baño.
Me quité la camisa por encima de la cabeza y la dejé caer en el piso junto a todo lo demás, mandé mi cabello para atrás antes de entrar en la ducha y finalmente cerré la puerta de cristal opaco.
El agua comenzó a caer rápidamente y a calentarse con mayor lentitud. Dejé que esta rodara por mi cuello y recorriera todo mi cuerpo liberándome de la tensión de la noche anterior. Apenas si recordaba lo que había ocurrido y tenía visiones borrosas de lo que parecía había sido un sueño.
Tomé el shampoo y lo restregué en mis manos para luego aplicarlo sobre mi cabello, así, conforme lo iba haciendo los finos mechones caramelo se iban oscureciendo.Cerré los ojos un poco para relajarme y planear muy bien lo que iba a hacer aquel día. Había una fiesta de inició de año y ciertamente estaba invitada, tan sólo había un problema...
No pensaba dejarle la casa sola a Vanessa.
Estaba en mi complicado planteamiento filosófico entre ir a divertirme o dejar que quemaran la casa cuando de repente el agua se calentó de sobremanera quemándome inmediatamente.
Un sonido involuntario de dolor salió de mi garganta mientras cerraba la llave aún con el cabello enjabonado.—¡Por. El. Amor. De. Dios! —Gruñí hacia Vanessa que se encontraba fuera.
Gracias al vidrio apenas si podía notar su presencia.
—Sabes muy bien que abrir la llave hace que el agua se caliente. ¡No puedes decirme lo contrario, mujer! —gruñí girando mi cuerpo hacia la difusa sombra tras la puerta — ¿Por qué maldita razón lo haces?
Intenté coger la toalla, pero esta simplemente fue jalada del otro lado.
Bien, bien... Eso era una guerra Taylor ¡Que inmadurez!
Abrí la puerta del baño manteniendo mi cuerpo detrás del vidrio y lista para soltar una sarta de groserías que no era propia de una dama. De repente, mi boca se abrió a la par de mis ojos al ver quién era el engendro que sostenía mi toalla con aires de superioridad y una sonrisa socarrona.
¿Con que no había sido un sueño eh?
Respiré con profundidad clavando las uñas en el vidrio que parecía no inmutarse — Devuélveme la toalla.
Me miró con indiferencia agitándola enfrente mío —:Ryan Evans.
Lo miré con recelo.
—¡Sal del maldito baño y devuélveme la maldita toalla, Evans!
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Sin reglas ni principios
Action¿Qué harías si tu madre adoptara un pandillero de primera, arrogante hasta la médula, condenadamente sexy y con un pequeño secreto? Prepárate para vivir en un mundo sin reglas ni principios... * * * * -¿Que no me odias?- Pregunté con autosufici...