18. || knight ||~Parte II

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Mis rodillas dieron contra el suelo de inmediato en lo que fue un ruido sordo. Mis manos estaban temblando y sentía una opresión en el pecho inimaginable.

Una lágrima se resbaló por mi rostro mezclándose con la sangre que me había salpicado. Me limité a mantener los ojos cerrados mientras recuperaba la poca respiración que me quedaba y, en ese momento, unas manos se posicionaron en mi cintura en un intento de levantarme.

—Mierda —Musitó haciendo presión en su agarre y logrando ponerme en pie— Odio estos juegos.

Dicha la última palabra sentí el cambio de manos y abrí los ojos notando que era el hombre que atendía quien me sostenía y Ryan, por su parte, apuntaba hacia un punto a lo lejos.

Disparó un par de veces y luego comenzó a caminar fuera entre los vidrios rotos. Me separé de Joe y aún con mi corazón a mil por hora caminé tras Evans.... ¿O debería decir Knight?

— ¡Hey! — Exclamé escuchando una voz temblorosa y entre cortada en vez de la mía.

— Quédate allá, Thia— Gruñó Ryan sin mirarme y con su atención sobre algo a lo lejos.

Miré sobre mi hombro el cuerpo de quien había amenazado con dispararme y di una vuelta sobre mis talones notando que Joe había escapado del lugar. Caminé hacia el cuerpo sin vida del hombre tragando en seco al ver el hoyo que atravesaba su cabeza y la sangre que lo rodeaba, me agaché lentamente quedándome de cuclillas y tomando el ensangrentado revolver.

Mandé mi mano tras mi espalda ocultándolo ahí y aumentando la presión de mi agarre conforme me acercaba a Ryan, este estaba al lado de una camioneta con vidrios destruidos mirando con desdén hacia el suelo. Me paré a unos metros intentando calmarme por completo y finalmente me hice tras él.

—¿Quién te mandó? —Escupió Evans hacia alguien que se retorcía mientras este aumentaba la presión que ejercía su pie sobre el maltratado hombro del hombre.

—Yo... —Balbuceó con voz entre cortada — Ellos lo saben Knight, saben por qué has vuelto.

Ryan apretó la mandíbula y aproveché para avanzar hacia él, sin embargo, el crujir de las piedras bajo mis pies logró que llamara de inmediato su atención.

—¿Que no te dije que te quedaras allá? ¿Acaso tienes espíritu suicida? — Me encogí ante la manera en que me habló. Apreté mis labios, desviando la mirada hasta la sangre que corría cada vez más bajo su zapato.

—Con que es ella, ¿eh? ¿Estás dispuesto a tener el mismo destino de tu hermano por esa? — Espetó el hombre escupiendo una buena cantidad del líquido rojo.

Evans se limitó a respirar profundo y luego dedicarle una sonrisa desdichada y arrogante.

—No habría mayor honor que terminar como mi hermano-—Concluyó colocando el arma contra la cabeza del hombre y disparando sin acobardarse un segundo. La sangré volvió a llegar hasta mí y un chillido se escapó de entre mis labios.

—¿Te gusta lo que ves? —Me preguntó con irreverencia, comenzando a caminar en dirección a la calle que de seguro nos sacaría de vuelta a la comisaría.

Reacomodé dedo tras dedo sobre el revolver en mi espalda y caminé de nuevo tras él sintiendo como todo colapsaba lentamente.

—¿Que está ocurriendo? — Indagué casi en una súplica mientras le alcanzaba el paso.

—Nos están atacando linda, nos están atacando por tu maldita presencia.

—No estamos lejos de donde te tenían. Podríamos llamar algunos oficiales, pedir ayuda y...

Sin reglas ni principiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora