Sin reglas ni principios

43. Condenado a Muerte

— Rogarás estar muerto— gruñó Ryan con una expresión asesina que jamás había visto en su rostro.

— Bien, matame si quieres, pero antes tienes que saber que la he estado protegiendo todo este tiempo.

Evans soltó una carcajada al aire mirando ligeramente hacia sus lados como buscando alguien que le apoyara en su ironía y enseguida negó.

— Si la has estado protegiendo ha sido solo para ver este momento.

— Nada se te escapa— murmuró Harvie quitando de vez en cuando la gota de sangre que continuaba resbalándose de su herida — pero aunque lo esperé lo suficiente debo admitir se me ocurrió mucho después de haberla descubierto.

Los músculos de Ryan se tensaron conforme avanzaba y la única reacción de Allen fue encogerse sobre sí aun con una descabellada expresión de disfrute.

— ¡Espera!— Mi voz resonó cortando los graves que habían estado ocupando la habitación. Ryan se detuvo mirándome sobre su hombro con una expresión desconcertada. Caminé hacia donde se hallaban ateniéndome a las consecuencias.

— Ya ves, hazle caso a tu noviecita— comentó de manera burlona el chico del suelo.

— ¿Como supiste?— le interrumpí evitando alguna repentina acción de Evans — ¿Como te diste cuenta de que era yo?

— Bueno, no fue de inmediato, eso debo aplaudirtelo pues lograste cambiarte por fuera y por dentro en menos de lo que esperé. Sin embargo, conforme el tiempo pasaba sabía que había algo en tu expresión que había visto en algún lugar.

— ¿Entonces me descubriste por mis movimientos?

— No— sentenció — ¿En realidad la arriesgaste de esta manera?— Esa vez se dirigió a Ryan provocando una inmediata reacción. Mi brazo fue a dar contra su abdomen en una especie de barrera para que no avanzara antes de que yo consiguiera mis respuestas.

— ¿Qué me delató?— Una sonrisa se extendió por sus labios mientras entrecerraba sus ojos para observarme.

— Tu mirada.

— ¿A qué te refieres?— esa vez fue Evans quién soltó la pregunta y fue correspondido por una carcajada.

— ¿Ahora notas el peligro en el que la pusiste, querido Knight?

— Debí haberlo esperado.

— ¿A que se refiere?— Indagué mirando a Ryan mientras este tallaba su rostro con algo de frustración.

— Puedes cambiar el color, la expresión, pero jamás la mirada. Es una especie de huella dactilar adicional para quien la sabe leer.

— Así es — replicó Harvie ante la explicación de Evans — Y la tuya desde el primer momento en que te vi, en aquel maldito lugar en el que casi muero , siempre fue la misma. Una estúpida bondad que causa nauseas mezclada con irreverencia y rebeldía. ¿Quien diría que esa contradicción te delataría?

Mordí mi labio inferior notando que la situación en la que nos hallábamos era simplemente mi culpa.

— ¿Qué harás?— espeté mirándole con severidad.

— Nada que yo no le permita— Rugió Ryan apretando sus puños y llamando mi atención a sus nudillos aun sangrantes.

— No hay de que preocuparse, ya lo dije, no diré nada— Afirmó Allen colocándose en pie no sin antes colocar una mano entre nosotros a manera de protección.

— ¿Que te propones?— murmuré inconscientemente.

— Esa es una muy buena pregunta, pero es algo que solo te responderé a ti Kate, ¿O como prefieres que te llame?