★Primer pecado★

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Especial en honor al #PoderSinner. Capitulo ganador, opción cinco.

Nuevos efectos-Condiciones, RYAN'S POV: 

Mis manos temblaban y  el terror que me invadía no se podía comparar a nada que alguna vez hubiese sentido, o por lo menos nada para entonces. Tragué en seco apretando los puños y sintiendo como las palmas de mis manos sudaban frío.

No esperaba eso, de hecho no era mi intención hacerlo, solo deseaba saber por qué Evan desaparecía tantas horas, por qué después de la muerte de mi padre nos había dejado, y aunque me hubiese gustado decir que era porque detestaba la manera en que mama y mi hermana sufrían, la verdad era que detestaba más aun la manera en que yo lo hacía. 

Lo había seguido hasta allí, debía admitirlo, así como el hecho de que había entrado y escuchado sin el consentimiento de nadie luego de que lo perdiera de vista. Sin embargo, jamás preví lo que estaba ocurriendo. Algo tan rápido tanto que incluso parecía irreal. Tan rápido que no me daba tiempo para gritar o llorar, menos para respirar. Simplemente estaba allí, dejando que el arma se alejara de mi nuca en una total injusticia.

Maldita sea, estaba dejando pasar todo frente a mis ojos, estaba dejándolo sacrificarse por mi. De repente todo se detuvo, y ni siquiera en ese lapso de tiempo me decidí a hacer algo, estaba congelado, pasmado, el miedo me carcomía. A ella sí la conocía, a la chica que en ese momento había comenzado a sostener el arma contra la cabeza de mi hermano la había visto varias veces con él, incluso creía saber su nombre.

Parpadeé. Tan solo dí un jodido parpadeó, ¿Que hice mal? ¡Maldición! ¿En que momento dejé que el miedo me carcomiera hasta tal punto?. Mi respiración estaba agitada, al igual que la de él y puedo apostar que mi color se acercaba bastante al pálido blanco que adornaba su mojado rostro. Joder, me miraba de una manera tan dolorosa, tan miserable, una macabra mirada llena de perdón, de un perdón que no me merecía y que en cambió él me rogaba. Tan solo parpadeé, un solo parpadeo, un solo disparo y enseguida sangre, mucha sangre y el sentimiento de que no podía respirar. Las luces se iban y todo comenzaba a dar vueltas, mi mirada se había vuelto borrosa y mis ojos ardían, cuando me dí cuenta ya estaba en el suelo, a su lado, llenándome las manos con el liquido carmesí en un estúpido intento de devolverlo a donde pertenecía.

Mis gritos salían ahogados pero no los escuchaba, tan solo sabía que gritaba y no lograba aceptar lo que había pasado. Por traidor, doble cara, o para salvarle del sufrimiento, fuera lo que fuera eso le había matado, sin embargo, la verdadera respuesta portaba su mismo apellido. 

Sentí una mano en mi hombro, alguien me llamaba de vuelta a la realidad pero ya no le escuchaba, me iba, me iba con él porque eso deseaba. Era ella la que intentaba evitarlo y fue quién logró que volviera a abrir los ojos luego de negarme rotundamente a seguir viviendo. Me miraba con una sonrisa y por fin comprendí que todo había pasado y que no podía cambiarlo, tan solo me dijo una cosa al dejar el arma a mi lado e irse junto al otro chico.

"No seas tan cobarde como para quitarle la vida y no apreciar la tuya"

Una sola cosa, pero no la única que aprendería ese día.


Abrí los ojos algo agitado, mi brazo dolía lo suficiente como para demostrarme que lo había golpeado, y es que efectivamente me encontraba en el suelo, probablemente había perdido la conciencia en algún momento luego de salir de la cabaña.

Me levanté con algo de incomodidad no sin antes recoger la madera que se había esparcido por la hierba y aún con el recuerdo de esa pesadilla comencé a caminar de vuelta a donde nos habíamos establecido luego de que casi muriéramos en aquel estruendo.

Sin reglas ni principiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora