10. || Primera curva ||

17.1K 1.2K 363
                                    

—Será fácil—Apuntó una mujer posicionada entre los carros, a menos de un metro de nosotros—Un solo recorrido contra reloj, nada de circuitos. El primero en llegar será el ganador y por consecuente el segundo será quien pague las consecuencias ¿Entendido?

Ambos corredores prendieron el motor a manera de aprobación, provocando un gran rugido que alertó mis sentidos y ganas de sobrevivir.

Tragué saliva en seco abrochando mi cinturón como si mi vida dependiera de ello.

¡ah no, esperen!¡Si lo hace!

—¿Y ahora qué? —Le pregunté a Ryan mientras este salía de sus preciados pensamientos.

—Sobrevivir—Respondió con dramatismo. Pude sentir como el frío bajaba por mi cuerpo mientras Evans reía exageradamente.

—Ryan—Volvió su mirada a mi —No quiero morir.

Me dedicó una sonrisa ladeada en la que mi loca y retorcida mente alcanzó a ver algo de bondad.

—Tranquila, no quiero que mueras antes de que saldes todas tus deudas conmigo.

Regresó su atención a la mujer que levantaba las banderas dando las últimas instrucciones, para luego regresarla a mi sin decir ni una sola palabra.

—Ryan— Enfocó su mirada haciéndome una señal para que continuara —¡¡¡Arranca ya idiota, que ha movido la bandera!!! — Grité.

En ese preciso momento apretó el acelerador provocando que el auto diera una sacudida y avanzara a velocidad tras el deportivo negro.

Su mirada de inmediato cambio a aquella animal, fría y calculadora que tenía en ciertos momentos conmigo.

—¿Me acabas de llamar idiota? —Indagó sin quitar la vista de la vía.

—Es porque eres un idiota, lo que no sabía es que fueras un delicado, florecita.

Rodó los ojos reacomodando dedo por dedo las manos en el volante.
Tan sólo en ese momento noté que llevaba puestos unos guantes negros de un material parecido al cuero que sólo cubrían hasta la mitad de sus dedos.

¿Acaso iba preparado para algo así?

—Ryan, vamos a perder... ¡No quiero perder! ¿Te das cuenta que perderemos? — Insistí en un brillante e incómodo tono.

Me miró de reojo soltando una pequeña risa que de una extraña manera provocó que mi estómago se revolviera.

¡Por supuesto que son las drogas! Sí... solo eso.

—Eres adorable—. Mis ojos se abrieron mientras él levantaba una ceja ante mi expresión —Tu versión alterada es inocente y casi encantadora. Debo admitirlo, definitivamente te prefiero así, sin estar a la defensiva ni ser la "perfecta".

Esta vez fui yo quien levantó una ceja.

—Cosita—¿Cosita? ¿Qué te pasa?? Río de nuevo mirando hacia arriba unos segundos—¿Te das cuenta que vamos a perder?

—No conmigo, nena—Sentenció pisando a fondo el acelerador.

Y dicho y hecho, en un dos por tres ya estábamos a menos de un metro del otro auto. El hombre que conducía miró por encima de su hombro permitiendo que nuestras miradas se encontraran y dedicándome una sonrisa algo demente y perturbadora que pasó un escalofrío por mi espalda.

Acompañando su anterior expresión, e lo que definitivamente fue un impulso momentáneo giró el volante con brusquedad, provocando que el auto chocara ligeramente contra el nuestro y que Ryan pisara improvisadamente el acelerador, tras derrapar unos metros, con tal de no salirnos de la vía.

Sin reglas ni principiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora