40. Muerte a Taylor

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Tragué en seco recorriendo con agilidad la habitación y notando que no eran más que unos tres metros delante nuestro que enseguida eran reflejados por un vidrio de un calibre exagerado tras el cual seguramente había alguien viéndonos.

— ¿Y ahora que? — Solté notando que me jalaba cerca a la oscura puerta que se encontraba justo en el medio — No soy tan estúpida como para entrar allí.

— Es un detector de metales, no habrá ningún problema si no carga ningún metal consigo. Pero de una vez le advierto que una sola arma de cualquier tipo causará su captura inmediata.

Solté una pequeña y arrogante risa y enseguida resoplé casi para mi misma —: Claro, como si hubiese detenido la emboscada con mis propias manos.

— ¿Perdón?— soltó el agente colocándose frente a mi  luego de echarle un vistazo a nuestro reflejo. 

— Demasiada educación para quien fue un delincuente— espeté y justo cuando este dio un paso amenazante hacia mi coloqué mi mano en su pecho negando — No hay por que exaltarse antes de tiempo,  agente. La verdad es que me es inevitable que esa maquina no arme un escándalo con mi presencia.

— Lo sabía— musitó intentando alejarse pero siendo detenido por mi mano al cerrarse.

— Es una muy mala costumbre sacar conclusiones apresuradas. La cuestión es que sí tengo en mi cuerpo metal, pero es algo que se sale de mis dominios.

El hombre bajó su mirada por mi cuerpo tratando de analizar los posibles lugares donde ocultaría algo, así que rápidamente tomé su barbilla subiendo su mirada hasta mi rostro.

— Verá Walter, ¿Conoce las Bolas Ben Wa*?

Su expresión cambió inmediatamente provocando que una carcajada saliera de mi garganta sin previo aviso y enseguida mi mano dio contra su mejilla eliminando la asquerosa expresión.

Koch inmediatamente tentó con tomar su arma pero el sonido de una voz a través de un micrófono lo interrumpió.

— ¡Detente!— la voz fue fuerte y puedo jurar no les dí tiempo para hacerle alguna modificación. 

Conocía esa voz.

— Tan solo bromeo— Alegué abriendo mis brazos en señal de paz — Hace unos años tuve un accidente y entre muchas contusiones y huesos rotos terminé con el fémur hecho añicos.  La operación requirió clavos y laminas metálicas.

— Entonces puede revisarte de manera táctil sin ningún problema— alegó la voz.

— Estaría demente si lo dejara, ¿Ha visto su expresión con mi pequeña broma? Claro que la ha visto, si no ha quitado su mirada de nosotros ni un segundo.

Rodeé al hombre llegando hasta la parte exacta donde según mis cálculos se encontraba y me acerqué al vidrio apoyando mis manos en él.

— No logrará ningún avance con esto, mientras ustedes juegan a descubrir la espía que no soy, Cinthia Taylor cruza la maldita frontera junto a su única oportunidad de lograr su cometido— comenté con total tranquilidad aceptando el silencio como su mejor respuesta — Si me tocan volarán cabezas, pero si me dejan entrar de una vez por todas tendrán la de ella en bandeja de plata.

Di unos cuantos pasos atrás tratando de mantener el perfil que Ryan me había dado a ultima hora y finalmente vi salir una figura seguida de otra por la puerta del detector.

— ¿Y quien nos asegura que no eres más que alguien que desea realizar un ataque desde dentro?— preguntó un hombre que en otras circunstancias hubiese sido objeto de mis burlas gracias a que su apariencia era perfecta para protagonizar una película.

Sin reglas ni principiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora