Sin reglas ni principios

46. Lugares incorrectos~ Maratón.

—¡Sin!—Abrí los ojos de golpe notando que me había quedado dormida en algún momento. Ryan se encontraba parado frente a mi con los brazos cruzados y una mirada burlona —Se supone que era yo quién necesitaba descanso.

Apreté mis labios notando que el dolor en mi pierna había menguado y podía moverla con la menor complicación. Me erguí en la silla aún adormilada parpadeando constantemente para activar mis sentidos.

—¿Como es que me dormí? —Indagué notando que la habitación era iluminada por una luz amarillenta producto de una bombilla.

—Bueno, me fui por unas horas y al llegar te encontré así — Alegó él separando la mesa y colocando un par de armas sobre ella.

— ¡¿Saliste en este estado!? —Chillé despertándome por completo para mirar el reloj de pared a un lado de la habitación —¡Son las dos de la mañana!

—Es la hora perfecta para ir de compras, además no podía esperar la delatante luz del sol —Gruñí ante su explicación y alargué una mano para agarrar una de las automáticas, sin embargo, la rechazó de inmediato.

—Las chicas no deben estar cerca de objetos tan peligrosos —Bromeó para enseguida sacar de una maleta negra una bolsa de papel llena de balas.

—Estúpido — murmuré recibiendo una sonrisa en respuesta para enseguida colocarme en pie y dirigirme hasta el baño.

—Entonces somos un par de estúpidos- alegó para dejar un silencio entre nosotros.

Me detuve frente al espejo escuchando la manera en que cargaba las armas y las dejaba a un lado para finalmente disponerme a quitarme los lentes de color. Acto seguido posicioné mis dedos bajo el material de dudosa procedencia que mantenía el cabello falso pegado a mi cabeza y ocultaba el verdadero y comencé a retirarlo.

Hice una mueca ante el extraño sentimiento que se asemejaba a estar quitando mi propia piel y no pude evitar escuchar un sonoro suspiro por parte de Evans.

—¿Que ocurre?— pregunté por lo alto abriendo la llave y dejando que el agua corriera por mi rostro para retirar el resto del camuflaje.

—Es solo que acabo de caer en cuenta de que en unas horas nos estaremos dirigiendo a dos posibles finales y no estoy seguro de estar conforme con ninguno de los dos. Es decir, en primera instancia está la opción de descubrirlo todo y conocer a través de tus expedientes el verdadero propósito de tu existencia. En segunda está el terminar reducidos a cuerpos sin vida y que las cosas terminen allí.

Subí el rostro de inmediato golpeandome con la llave del agua y quejándome en el acto.

— No digas cosas tan absurdas—  gruñí mientras secaba mi rostro con mi camisa y salía del pequeño cubículo arreglando mi desastroso cabello—Ryan—exclamé haciendo una pausa — asegúrate que la segunda deje de ser una opción—agregué entre dientes llamando su atención que antes estaba centrada en lo que realizaba.

Iba a responder, pero su mirada quedó fija en mi rostro provocando que soltase una sonrisa bastante dulce.

—No puedo creer lo mucho que extrañé ver esta pretenciosa versión tuya.

Rodé los ojos para enseguida morder mi labio inferior con algo de gracia.

—Los moteles causan extraños efectos en nosotros.

—¿A que te refieres?

— Bueno, la ultima vez que nos dirigimos a uno fui yo la que terminó siendo extremadamente sincera según recuerdo. Ahora eres tu quien suelta este tipo de cosas con normalidad.