Extra: Atada y Condenada.

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Se recomienda leer escuchando la canción. Cortesía de  a_Maria_p_Caro . Gracias por todo bella. Te amo, al igual que a mis Sinners.

— No puedo creer que ya estás tan grande pequeña bola de pelos — comenté en una voz melosa hacia la bebe que me miraba con grandes ojos oscuros desde un paseador en el jardin trasero de la casa.

— Es una bebe, no un perro

— Detalles — repliqué provocando que Melanie soltase una carcajada.

Sonreí con desgano irguiendome y dejandome caer sobre la silla conjunta a la de Mell.

— Thia, ¿estás bien?— Su voz me hizo salir del trance en el que había caído haciéndome notar que había soltado una frustrada carcajada producto de la horrorosa coincidencia en la que pensaba.

— No hay nada de que preocuparse, es solo que hoy no es una fecha buena para mi memoria — alegué resoplando y negando en un intento de eliminar los recuerdos de ese ultimo día que cumplía junto con la pequeña —  Pero eso no es problema para ti, ¿Verdad Rose? Tu eres feliz siendo la reina de esta casa — continué dedicandole una mirada a la replica de la rubia que jugueteaba con el pulgar de su pie.

— Ya veo— murmuró Mells resoplando y tomando de la limonada de su vaso para enseguida reacomodar las gafas de sol sobre sus ojos — Aun creo que por estás fechas estás más extraña.

— Tonterias — Gruñí colocandome en pie y estirandome en el acto — ¿Sabes qué? iré a traerle algo a tu monstruito en celebración de su octavo mes en este mundo.

— Y yo iré a prepararle un buen biberón ante la ausencia del licor— replicó ella tomando el paseador y caminando frente a mi con la chiquilla camino a la cocina.

Negué con simpatía frente a la manera en que nada entre nosotras había cambiado del todo. Ni siquiera en aquel momento en que llegué totalmente herida a su casa, llorando y pidiéndole que nos fuésemos lo mas lejos posible lo pensó dos veces. De esa manera terminamos en aquel pequeño pueblo de bellas y grandes casas rodeadas de naturaleza, sin conocimiento de nadie y desaparecidas del mundo que creíamos conocer.

Subí las escaleras con lentitud y los pensamientos nublados. Por más que lo había intentado no había logrado bloquear nada de mi memoria y el dolor seguía latente y punzante en mi pecho, mucho más en el día en que se cumplía un año desde lo sucedido. Cerré mis ojos realizando un descanso en medio de la escalera y las imágenes comenzaron a azotarme con descaro.

Aquella vez había descubierto una maleta bajo la silla a la que Ryan me había mandado a buscar y dentro de ella mi boleto de salida. Lo logré, logré liberarme de aquella pequeña prisión con manos sangrantes y aun temblando, dispuesta a hacer lo posible por salvarlo sin importar todo el contenido de la carta mas que aquella promesa.

Sacudí mi cabeza pasando mis manos por mi rostro con frustración y finalmente alcanzando el piso superior para continuar mi camino hacia mi habitación. Me senté sobre la cama abriendo el cajón de la mesa de noche junto a esta y buscando entre mis cosas un pequeño sonajero que había comprado con anticipación.

Resoplé sin encontrarlo mientras mi mirada se desviaba al espejo del baño que me devolvía un reflejo desgastado. Lucia igual que un año atrás, cualquiera lo diría, sin embargo, solo yo sabía que una parte de mi se había perdido aquel día y las cosas jamás volverían a ser iguales.

Recosté mi espalda lentamente en la cama sin poder eliminar completamente todo de mi cabeza, ni las sensaciones que recorrieran mi piel con cada recuerdo.

Sin reglas ni principiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora