Di un paso dentro, y una vez estuve lo suficientemente lejos para que la puerta no atrapara la cola de mi vestido, cerró tras de mi.
—Ponte cómoda— Alegó quitándose la chaqueta y dejándola sobre la cama en su camino a lo que parecía ser un minibar.
Tragué en seco pasando las manos suavemente por una repisa de madera que descansaba a un lado de la habitación y apoyándome en ella pregunté con ánimo de retrasar algo las cosas —:¿Y a qué se debe tanto protocolo?
Rió arrogantemente, contradiciendose al dedicarme una sonrisa llena de amabilidad.
No sabía que eso se pudiera.
—¿Acaso la señorita ha venido a una cita a ciegas?
—Yo... Yo tan sólo vengo como acompañante— logré explicarme intentando buscar alguna excusa convincente.
—Inocente e ignorante. Curioso diría yo—agregó tomando de un vaso con hielo y licor que había servido momentos antes.
—De hecho jamás voy a un lugar sin saber nada— Me defendí sintiendo como de repente me observaba como una presa fácil. Entrecerró los ojos recorriendome de la cabeza a los pies.
—Bien, siendo así y si confía tanto en sus habilidades, ¿Qué le parece un juego?
—Escucho — Entoné provocando que dejara su vaso a un lado con una sonrisa de satisfacción.
—Mi camisa consta de seis botones, tendrá seis posibilidades para afirmar lo que ocurre aquí. Cada vez que se equivoque deberá bajar un poco de la cremallera de su vestido calculando que esta alcance para seis tramos, por otro lado, si acierta seré yo quien desabotone. Para cuando hayamos pasado las seis posibilidades, si ninguno ha perdido, tendrá dos oportunidades más.
Mandé mi mano hacia mi cuello incómodamente mientras mi mirada se desviaba hacia la puerta en espera de que esta se abriera.
—Hecho — Espeté en un suspiro, conocedora de que no tenía mayor opción.
—Bueno, la escucho.
Aclaré mi garganta calculando el número de aciertos y desiertos que debía tener para que ninguno de los dos terminara desnudo.
—Por los trajes y el pequeño escenario en la parte frontal del lugar diría que esperan por un discurso—Asintió con una amplia sonrisa desabrochado el primer botón de su camisa—. Relaciones, tal vez algún tratado— Rió por lo alto mostrando sus blanquísimos dientes.
Divagué—:Política—La comisura de sus labios se levantó con gusto mientras señalaba hacia mi vestido en espera de que pagara mi equivocación.
Rayos, debo confesar que esa creía que la teníamos bien...
—Tal vez no sea directamente de política, pero sí esperan por un interés común, quizá una persona o una inversión—Agregué notando como sentía mi corazón latir incluso en mi garganta.
—Superficial, pero correcto—Llevó sus manos al segundo botón.
Comencé a mover la mano de una manera casi imperceptible mientras buscaba algo entre mis recuerdos.
—Muchos de los que están aquí son posibles patrocinadores— Nuevamente afirmé provocando que entrecerrase los ojos sin quitar su mirada de la mía.
Apreté mis labios recordando una conversación sobre un hombre dueño de una multinacional, no me podía haber equivocado. Finalmente sonrió desabrochado su tercer botón, era momento de equivocarme.
— El candidato, quien sea que ponga en común los intereses, debe ser un hombre de edad, probablemente aquel que ha socializado más en la reunión —Negó con una pequeña carcajada.
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Sin reglas ni principios
Acción¿Qué harías si tu madre adoptara un pandillero de primera, arrogante hasta la médula, condenadamente sexy y con un pequeño secreto? Prepárate para vivir en un mundo sin reglas ni principios... * * * * -¿Que no me odias?- Pregunté con autosufici...