13. || Gray ||~ Maratón

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—¿y qué se siente ser una cualquiera, Sue? —Pregunté de vuelta con autosuficiencia.

Mis dientes estaban apretados a tal punto que creía se iban a romper en cualquier momento.

Ryan soltó una sonrisa bastante divertida justo antes de abrir sus brazos en son de paz y mirarnos alternadamente —Tranquilas. Sue, Sin... — Se detuvo ante su discurso mediador y soltó una carcajada —Vaya, pero si ambas tienen nombres que empiezan por S. ¡Calmadas dúo dinámico!

—¡No somos un dúo dinámico! —chillamos al mismo tiempo a lo que Ryan soltó una nueva e incrédula carcajada.

—¿Para que la trajiste si así no estábamos divirtiendo, Ryan? —Solté entre dientes con una sonrisa casi igual de hipócrita que mi paciencia.

— Pues si divertirse equivale a pelear cada diez minutos, ser mordido sin razón justificada y ver cómo la camisa que gentilmente prestaste termina en el suelo... ¡Sí! Teníamos una diversión inimaginable.

Rodé los ojos mientras Sue soltaba una insoportable risita con un mechón de cabello entre sus dedos.

—Bueno, tan sólo vine porque Ryan me llamó.

Se encogió de hombros, sonriendo y haciendo que sus ojos se vieran más rasgados. Miré a Ryan a la expectativa de su respuesta.

—Bueno, ciertamente necesitábamos alguien que nos ayude a salir de aquí. Si no lo has notado, debemos deshacernos del auto que tenemos e igual necesitamos uno para escapar.

—¿Y la llamaste a ella?

Sí, Juro que me imaginé a cualquiera menos a "su amiguita" como una buena ayuda.

—¿Y qué hay del chico de los tatuajes? —Hice una pausa para hacer más convincente mi pregunta — Damian, si no estoy mal. ¿No se enfadará si ayudas a quien no hace mucho le llevó la contraria?

—Últimamente ha estado saliendo demasiado, no creo que note mi ausencia. De cualquier manera, Evans ha hecho cosas peores como para que le dé importancia a su acto de rebeldía.

Apreté los labios viendo como Ryan pasaba su brazo sobre los hombros de la chica y esta tomaba su mano. Acto seguido, sus cuerpos se giraban en dirección a la puerta, no sin que antes Evans me hubiese lanzado mi celular en un rápido movimiento.

Resoplé mientras revisaba si algo había quedado atrás y finalmente, ya resignada, llevé mi mirada a la luz parpadeante de la pantalla del aparato. Eran tres nuevos mensajes.

"No quiero que te preocupes por mí. Es más, estamos bien, pero recuerda que te lo había advertido. Él no es de confiar." Mike

"¿Dónde estás? Perdón por no llamarte antes, recién salgo del hospital... Larga historia. Llama cuando puedas" Mells

"A propósito, he hablado con el director. Tu sanción fue exagerada, puedes volver mañana a clases" Mike.

Guardé el aparato en mi bolsillo trasero mientras mis emociones oscilaban en alivio y preocupación, para finalmente apurarme a alcanzar a la pareja que ya iba bajando las escaleras.

Una vez llegamos a la salida, Sue nos guió hacia un auto que extrañamente tenía demasiadas similitudes con el que le había visto a Ryan.

—Yo conduzco —Gritó Evans mientras Sue caminaba a la puerta del copiloto, aventándole las llaves en el camino.

—Lo sé.

Apreté mis labios sintiéndome ajena a la confianza presente en su conversación y me limité a abrir la puerta trasera y entrar, cruzando los brazos sobre mi pecho y mirando algo indignada hacia una de las ventanas.

Sin reglas ni principiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora