11. ¿Y como yo lo quiero?

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Alex.

Muchas veces no viajamos para buscar el destino... Viajamos para huir de donde hemos partido. Y que mejor que sintiendo el temblor y el rugir del motor entre nuestras piernas, muchas personas piensan que las motos son peligrosas, que te pueden quitar la vida en menos de un parpadeo... Pero lo que no saben es que para muchas personas, incluyéndome, la moto supone una liberación, es un momento de plenitud donde olvidas todos tus problemas, solo estas en la moto y tu... Es un sentimiento inexplicable que solamente sientes cuando estas encima de ella haciéndola rugir.

El viento me golpeaba directamente en la cara, refrescándome la piel. Unos delgados brazos me rodeaban el estómago enviándome miles de escalofríos a esa zona, aunque ella no lo notaba por sobre mi chaqueta, pero yo lo sentía a la perfección.

Aceleré y los pequeños brazos de Kelsey que me rodeaban se hicieron más fuertes, sonreí ante esa reacción suya, amaba que hiciera eso, amaba que me abrazara de esa forma y si tenia que subirla a una moto para que lo hiciera, lo haría una y mil veces si es necesario.

Estábamos bastante cerca de mi objetivo y sentía mi corazón latir más fuerte, mis manos se pusieron tensas, el viento golpeaba mi rostro,  ella atrás abrazándome y seguramente con los ojos completamente cerrados por el miedo.

Jamás le mostré la casa en la que ocurrió todo, simplemente nos quedamos sentados mirando el hermoso paisaje y yo por supuesto contemplándola lo más que pudiera. 

Estacioné la moto en un lugar alejado de todo, el mismo lugar donde la traje por primera vez, Kelsey estaba como piedra con sus brazos aún enroscados en mi cintura, parecía no haberse percatado de que ya habíamos terminado el viaje.

-Kels, podrías soltarme, digo yo, si no te molesta -le dije mientras una sonrisa aparecía en mis labios.

Rápidamente me soltó y trato de sacarse el casco. Sonreí cuando se dio por vencida tratando de buscar el seguro, me bajé de la moto y me posicioné frente a ella. Podía ver sus mejillas totalmente rojas por el vidrio del casco, eso me hizo sonreír aún más.

Sabía que a pesar de todo ella me recordaba, solamente que los recuerdos no salían a flote, sabía que aún me quería a pesar de todo pero no encontraba la forma de como hacerlo para sacar todos esos recuerdos a flor de piel.

Le saqué el seguro al casco y lo deslice por su cabeza hasta ver sus mejillas completamente rojas, me mordí el labio para no decir nada que pudiera molestarla, era lo que menos tenía planeado hacer.

-Gracias. -Me dijo mirando sus manos.

Bajo de la moto y contempló el paisaje. 

La dejé por su cuenta, me apoyé en la moto mientras metía mis manos en los bolsillos de mis vaqueros. La contemplé entera, desde su hermoso cabello que caía en cascada por su espalda hasta sus botas negras que hacían lucir sus piernas mucho más esbeltas y bien formadas.

Subí la mirada un poco más para apreciar más su cuerpo, me deleitaba con la forma en que movía sus caderas al caminar, la forma en que sus apretados pantalones le hacían lucir el trasero, la forma en que esa camisa le hacía resaltar su delgada cintura y resaltar sus pechos, era tan hermosa y ella no se sentía de esa forma pero aquí estaba yo para recordarselo cuantas veces hiciera falta.

Se volteó a mirarme con cierto brillo en sus ojos. Lo siguiente que dijo me tomó por la guardia baja.

-¿Sabes cual es el problema?

-¿Qué quieres decir?

-El problema es que quizás nunca te recuerde como quieres que lo hagas.

Negué con la cabeza... ¿Como podía pensar algo así? -Lo que más quiero en el mundo es que recuerdes, pero si no lo haces no me importa, estaré contigo en todo momento, jamás te sentirás sola mientras esté yo a tu lado, jamás tendrás esa sensación de que algo te falta porque nada te faltara.

-Quizás no te recuerde del todo...

-Lo harás. Para eso estoy aquí.

-Ese es el problema, siempre estás ahí para mí y siento que no te puedo corresponder de la misma manera, porque no lo siento así, no siento esa magia que debería haber entre nosotros, no hay esa emoción al saber que voy a verte, o aquella ilusión al recordarte porque no lo hago, no puedo recordarte como tu quieres que lo haga...

-¿Y como yo lo quiero? -Le desafié posicionandome delante de ella a pocos centímetros de su cuerpo. -¿Crees saber todo? ¿Crees saber como quiero que recuerdes? Estas equivocada, no espero que recuerdes, quiero darte miles de recuerdos nuevos y borrar los antiguos, quiero estar a tu lado si eso sucede, quiero ser yo la persona de la cual te brillan los ojos cada vez que ves, quiero ser yo la persona con quien te despiertes cada mañana, quiero ser yo la primera persona en tu vida y la última, quiero ser yo el que te haga sonreír, quiero ser yo el que bese esos labios, quiero ser yo cuando recuerdes todo y si no lo haces no me importa, tendrás nuevos recuerdos, pero míos. Porque yo soy tuyo y tu eres mía como siempre lo ha sido... Eso es lo que quiero que recuerdes, quiero que me recuerdes a mí y si no me recuerdas no me importa porque seré yo el que esté ahí celebrando contigo cada recuerdo.

Y la besé sin esperar respuesta alguna porque toda la respuesta que quería estaban en sus labios.


No me olvides (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora