20.¿Quieres que te conteste honestamente?

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Kelsey.

-¿Entonces, dónde van exactamente? -me preguntó Abby, mientras estaba tendida sobre mi cama mientras yo miraba dentro del closet.

-No tengo ni la menor idea, el no me lo dijo. -La miré por encima del hombro, lanzando una mirada desesperada. 

-Bueno, primera cita un desastre, segunda cita ¿helado? -ofreció ella riéndose.

-¡No me estás ayudando para nada! Abby, en serio, si vas a sentarte ahí haciéndome comentarios estúpidos entonces, ¿cuál es el punto de que hayas venido a ayudarme? -Me quejé, lanzándole mi brasier.

Ella los atrapó y los observo.

-Deberías ir con este conjunto ¿tienes las bragas? digo yo, por si la cosa se pone salvaje.

Me sonroje. -¡ABBY!

-Deja de estresarte, es sólo un chico. -replicó, rodando los ojos.

La miré y cerré los ojos. Respiré hondo y caí de espaldas sobre la cama.

-Tienes razón, voy a ponerme la falda tubo negra y alguna camiseta roja -decidí, harta de tanto pensar en ello. Todavía tenía aún una hora y media para esperar hasta que Luke me recogiera.

Abby asintió. —Buena idea. Ponte la camisa con el primer botón de abajo abierto para que pueda echar un vistazo a tus gemelas. -instruyó ella, guiñándome un ojo-. Ya sabes que un chico no puede resistirse a eso.

Rodee los ojos y me dirigí a la ducha. Cuando salí, Abby me ayudó con el pelo, alisándolo todo. Una vez vestida, la miré e hice un leve giro, esperando su aprobación.

-¿Qué opinas? -le pregunté, mordiéndome el labio.

-Yo me lo haría contigo -replicó, entrecerrando sus ojos hacia mi.- Espera, otro botón.

Se inclinó, desabrochó otro botón, por lo que me quedé solamente con tres botones abrochados, cubriendo mi estómago.

Alejé sus manos. -Abby , de verdad, no quiero darle una impresión equivocada. -protesté, abrochándome los botones.

Ella suspiró. —De acuerdo, pero no sé por qué no quieres hacerlo con el esta noche. Necesitas acostarte con alguien. Te relajaría de todo lo de Alex y pondría una sonrisa en tu cara.

El timbre sonó antes de que pudiera responder. La miré nerviosa, mi corazón latía con rapidez. Ella me dio la cartera y colocó mi chaqueta negra en mis manos.

-Anda, diviértete y no hagas nada que yo no haría -me aconsejó y me guiñó.

-¿Hay algo que tú no harías? -bromeé.

-No -replicó ella riéndose.

Sacudí la cabeza y sonreí.

-De acuerdo, cierra la puerta cuando te vayas, ¿vale? -le dije mientras me colocaba la chaqueta y llegaba la puerta.

Abrí la puerta y ahí estaba el parada, luciendo increíblemente caliente con sus jeans negros y su camisa blanca trasparente ajustada, de forma que se podía ver a través de la camisa abierta su cuerpo bronceado. Yo apenas podía respirar, no sabia qué decir.

-Estás hermosa. -me halagó, mirándome de arriba abajo muy despacio-. Traje esto para ti. -Me tendió un ramo de rosas rojas.

¿rosas? Esta ya estaba siendo un tanto cliché.

-Gracias, eso es increíblemente dulce, no deberías haberlo hecho.

Tomé el ramo que me tendía, las olí y le sonreí gratamente.

No me olvides (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora