41. Tiene razón.

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Abby.

El ser humano se cree con cierto dominio sobre las cosas, todo lo puede el ser humano, siempre dimos batalla por el poder. Desde que se peleó Adán y Eva con Dios en todas las narrativas está esa pelea por el poder.

Nos construimos a nosotros mismos desde la omnipotencia, la gran pelea del ser humano siempre fue con lo divino. Con ese gran invento creación nuestra, que es lo divino, donde depositamos el poder absoluto.

En algún punto todo lo podemos menos una cosa, morir nos vamos a morir y esa imposibilidad es irremediable.

En los segundos previos a la muerte puedes tomar conciencia que te realizaste, la otra opción es que a pocos segundos de morirte tomas conciencia que todo lo hiciste mal y no te sientes realizado, te mueres igual en ambos casos.

Esta no era la Kelsey que yo conocía, la que luchaba por lo que quería sin importar terceros, la que simplemente enviaba todo a la mierda cuando debería hacerlo y la que avanzaba con uñas y garras hasta alcanzar sus metas. Esta persona que estaba frente a mi era débil y no hacía nada por cambiarlo, se sumía en su debilidad y ahí se quedaba, en ese lugar oscuro y sin salida que era su mente. 

No estaba dejando entrar a nadie, eso suponía un problema para los que estábamos aquí intentando ayudarle y hacerle olvidar todo esto. -Yo sólo te quiero decir que hagas lo que hagas yo te apoyaré y creeré en ti como lo hago ahora. Quiero que te sientas querida y quiero que seas feliz.

Intentaba no verme débil pero esta situación nos superaba a todos. Un par de lágrimas se deslizaron sin barreras empapando mi camiseta. Intenté quitarlas pero fue imposible, caían más y ya no podía detenerlas aunque quisiera, era involuntario.

Alex estaba de espaldas a mí y toda su atención se centraba en Kelsey, mientras que ella me miraba directamente y de la misma forma que yo lo estaba haciendo, con lágrimas y un dolor terrible en el pecho. 

Estábamos llorando como dos niñas pequeñas las que le fue arrebatado su juguete favorito.

-Te necesito. -Fue lo único que pude articular por estas lágrimas y este dolor imparable en mi pecho. Corrí a sus brazos y estos inmediatamente me rodearon el cuello apegandome más al calor de su cuerpo, llorábamos desconsoladamente -Quédate conmigo. Te necesito.

Y lloró más fuerte, jamás la había escuchado llorar de esta forma y es que la muerte era un tema que nos sobrepasaba en todas y cada una de sus letras. 

Y es que la muerte está tan segura de ganar que te da toda una vida de ventaja.

-No quiero que mueras. -Me ahogué entre mis propias lágrimas. 

Sentí una de sus manos acariciar mi cabello y susurrarme en el oído. -La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo.

-Tu no vas a morir, no voy a permitirlo. -Soltó Alex a mis espaldas.

Ninguna volteó a mirarlo porque no teníamos el coraje de hacerlo, no quería soltarla y no poder volver a abrazarla jamás, no podía y no quería hacerlo. Podía sentir su corazón acelerado cuando la grave voz de Alex se hizo presente entre nosotras, sabía de antemano que Kelsey estaba siendo terca y no quería admitir el hecho de que aún le amaba. Sabía muy bien que le dolía toda eta situación tanto como a mí o a Alex pero al menos estamos tratando de lidiar con esto y hacer lo mejor que creemos, íbamos a intentar hacerla feliz a toda costa, no importaba el que.

-No está en nuestras manos. -Soltó Kelsey separándome del calor de su cuerpo. -Nadie puede hacer algo, no quiero que lo hagan. Estoy bien.

El nudo en mi pecho creció aún más con sus palabras y es que de verdad estaba siendo terca, no íbamos a permitir que muera, si eso nos costaba quedar en la calle sin dinero lo íbamos a hacer, yo lo haría, es la única familia que tengo y no voy a dejar de luchar por una maldita secuela en su cabeza, no iba a permitirlo. 

Negué con la cabeza. -No sabes lo que estás diciendo. Nosotros somos tu ayuda.

Kelsey se separó aún más de mi lado para poder mirarnos a los ojos a ambos. -No necesito la ayuda de nadie, pasará lo que tiene que pasar. -Se limpió las lágrimas que salían sin permiso de sus ojos. -Al fin y al cabo tendré que morir de alguna manera. 

-Eres una egoísta. -Habló Alex. -¿Ni siquiera puedes pensar en las personas que te quieren a su lado? ¿En serio eres tan egoísta como para pensar solo en ti? ¿Y los demás que? ¿Te los pasas por el culo? 

-Alex tranquilo. -Intenté calmarle. No me gustaba verlo enojado, al menos no con Kelsey.

-¿Cómo pretendes que esté tranquilo cuando la persona que más amo en el mundo entero decide que morir es una buena opción? ¡Y sin luchar maldita sea!

-¿Al menos podríamos conversar esto afuera? 

-No Abby, está bien. Tiene razón. 

-¿Qué? -Pregunté. -¿Que quieres decir?

-Si por preocuparme por las personas que amo, por no terminar endeudando a mi padre y dejarlo en la calle sin una vida que seguir, sin un hogar donde cobijarse, ni mucho menos sin comida, entonces sí, lo soy, soy una maldita egoísta. 

-¿Y piensas que la muerte hará sentir bien a tu padre?

-Lo superará. Al igual que todos ustedes.

-Yo no podré hacerlo. 

No me olvides (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora