21. ¿Estas preocupada por mi?

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Kelsey.

Cuando el auto se detuvo, levanté la vista hacia el edificio asombrada.

-¿Una pista de esquí cubierta? -medité mientras lo miraba nerviosa, estaba más que intimidada al ver la altura del edificio y era solo el exterior.

El sonrió y salió del auto, caminó hacia el otro lado abriéndome la puerta antes de dirigirse hacia el maletero. Sacó un grueso suéter de lana y me lo dio.

-Hace un poco de frío ahí dentro. -dijo, mirando el edificio. Lo tomé y me lo puse, tragando saliva con fuerza. Me voy a romper una pierna, lo estoy viendo venir. En silencio agradecí a Abby por sugerirme que llevara zapatos planos esta noche en caso de que tuviéramos que caminar por algún lugar.

Lo miré mientras se colocaba el suéter encima y me tendía la mano. Lo miré y le sonreí. Colocó sus manos en mis hombros, empujándome hacia el edificio. Mis nervios se hacían más pronunciados a cada paso.

Una vez dentro, me guió más allá del mostrador.

-Ey, Sam, vamos a entrar un rato, ¿vale? -dijo mientras me conducía hacia la puerta de "sólo personal autorizado".

Lo miré confusa. -¿Trabajas aquí? -pregunté, mirando alrededor nerviosa. Nadie parecía estar gritándonos que saliéramos del área del lugar, así que debía ser así.

El asintió. -Sí, doy lecciones.

¿Lecciones?

-¿De verdad? ¿De qué clase? -le pregunté mientras caminábamos hacia un enorme armario de tablas de snowboard.

Se encogió de hombros. -Ski, snowboard, y también superviso las clases de tubing, que es lo que vamos a hacer esta noche. -dijo, moviendo sus cejas hacia mí. Vale, ¿qué diablos es tubing? Suena a algo doloroso. El me sonrió ante mi obvia cara de preocupación.

-No te preocupes, yo cuidaré de ti. -prometió, sonriendo mientras me daba un golpecito en la nariz. Se dio la vuelta y caminó hacia una enorme pila de flotadores de goma.

-Oh, ¿de verdad? -musité, volviéndome hacia la pila. El se rió y tomo dos flotadores, señalando con la cabeza hacia otra puerta. Abrí la puerta y caminé a través de ella, el frío inmediatamente atacó mi sistema haciéndome inhalar una inspiración brusca y haciendo que mis codos se colocaran al costado de mi cuerpo, hundiendo mis hombros. Le agradecí con los ojos en silencio por haberme dado el suéter.

Señaló con la cabeza una esquina así que caminé hacia esa dirección. Cuando doblé hacia la esquina, me detuve otra vez, abriendo mi boca por el asombro. Había una enorme montaña de nieve, gente esquiando y haciendo snowboarding. Había un ventilador de nieve en lo alto haciendo que pareciera que estaba nevando dentro. Era precioso.

-¡Mierda, no sabía siquiera que existía este lugar! -grité excitadísima.- ¿Es nieve de verdad? -Inmediatamente me agaché, tome un puñado de nieve, esperando que fuera esa nieve falsa de plástico que utilizan en las películas. Aunque no lo era, era nieve en polvo de verdad, que instantáneamente hizo que mis dedos se enfriaran.

Reí y la aplasté haciendo una bola y lanzándosela a la espalda mientras caminaba delante de mí.

-Eh, no tires bolas de nieve, o tendré que pedirte que te vayas. -dijo, regañándome y señalándome un cartel que estaba en la pared. Tenía imágenes de las cosas que estaban prohibidas hacer. Arriba en lo alto estaba lanzar bolas de nieve, a continuación hacer ángeles en la nieve.

-Oh, no, ¿no me digas que ni siquiera se puede hacer un ángel?

Negó con la cabeza. -Reglas de la casa, vamos. -Sonrió y subimos por una escalera mecánica que lentamente se movía hacia la cima de la montaña.

No me olvides (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora