Alex.
Había conseguido llevarla al hospital entre mis brazos. Los auxiliares y enfermeras que se encontraban hablando y tirando bromas entre ellas apenas vieron a Kelsey inmóvil entre mis brazos , trajeron una camilla y la deposité con mucho cuidado en ella. Me disponía a seguir a la enfermera que dirigía la camilla cuando una mano se posó en mi hombro y voltee a ver de quien se trataba.
David apareció en mi campo de visón totalmente confundido por todo esto.
-¿Qué ha pasado? –Me preguntó sin mirarme.
-No lo sé, se desmayó, estaba pálida. Muy pálida.
Desvió sus ojos hasta posarlos en los míos. –Algo no anda bien y eso lo sabes ¿Verdad?
Asentí sin responder. No había necesidad de hablar.
-Veré que puedo hacer. No aseguro que se encuentre en perfecto estado, sino, todo lo contrario. Espero que sepas eso.
No respondí, sabía que algo andaba mal con ella desde la vez que Abby se apareció por casa. Simplemente estaba disfrutando del momento, sin siquiera preocuparme por lo que Kelsey estaba pasando, quería que lo olvidara completamente como lo estaba haciendo yo y hacerla disfrutar lo mayor que pudiera, así pasó.
Lo último que vi de David fue su espalda, se había marchado, había ido a ver a Kelsey. Mientras le veía alejarse cada vez más saqué mi celular y marqué el número del padre de Kelsey. Me había implorado que si esto volvía a suceder le llamara.
Un par de timbres su voz se hizo escuchar por el aparato tecnológico. -¿Diga?
-Volvió a pasar.
Y bastaron esas palabras para que aquel hombre que estaba en la otra línea entendiera. -¿Mismo hospital?
Asentí aunque no podía verme. –Si.
-Estaré allá en quince minutos. –Dijo a la vez que cortaba la llamada.
Caminé por el pasillo hasta el baño, apoyé mis manos en el lavamanos y me miré al espejo. Estaba con pequeñas y casi invisibles bolsas que rodeaban mis ojos. No me había rasurado desde hace un par de días y ya me estaba tomando factura. Encendí la llave y me lavé las manos.
Salí y me ubique en la sala de estar a la espera de que saliera David o alguna enfermera para que me diera noticias o algo, pero así pasaron unas cuantas horas, ninguna noticia y yo estaba quedándome sin uñas como toda una nena.
Una puerta se abrió y me levanté de un salto, David salía por esa puerta con una cara de perros, bastante inusual en él, detrás de este salía el padre de Kelsey con un brillo en los ojos que se notaba a kilómetros que había estado llorando.
Mi pecho se apretó en cuanto vi aquella escena y recé porque todo estuviera bien, no estaba preparado para lo peor, no me había preparado mentalmente para recibir la noticia, prefería no saberla, me senté de nuevo apoyando mis codos en mis rodillas y junté mis manos nervioso.
Cuando ya estaban a una distancia prudente de mí levanté la vista y los observe a ambos, preocupado.
El primero en hablar fue David.
-Deberías colocarte una camiseta, estás alborotando a mis pacientes.
Lo miré con el ceño fruncido sin entender de que hablaba, en cuanto sentí una corriente por mi estómago descubrí que no traía conmigo ninguna camiseta. Maldecí por no tener tiempo para haberme colocado una.
-No me dio tiempo. –Fue lo único que salió de mí.
-Hijo creo que deberíamos hablar. –Dijo el padre de Kelsey.
Mi corazón bombeaba a mil por segundo, sabía que algo estaba mal, lo presentía y sin decir nada lo seguí hasta salir del hospital. El frío golpeó fuertemente mi torso haciendo que la piel se erizara. Él pareció notarlo porque entró hasta la cafetería y me tendió un café.
-¿Ella está bien? –Pregunté.
Sus ojos brillaron con más intensidad y negó. –Me temo que está peor de lo que esperábamos todos. Está enferma y poco a poco la está consumiendo.
Me pasé las manos por el pelo, frustrado. –Sabía que algo andaba mal, hubiese preferido no preguntar.
Me sonrió de una manera reconfortante. -¿La amas?
-Más que a nada en el mundo. –Respondí sincero.
-Te voy a pedir un favor. Necesito que me des tu palabra de hombre a hombre.
Asentí sin responder.
-Si no actúan rápido el problema en su cabeza poco a poco le va a invadir la espina dorsal haciendo que la imposibilite de las caderas para abajo dejándola prácticamente en el mismo estado que yo. El oxígeno ya no es suficiente para viajar por las vías hasta el cerebro y eso afecta a todo su cuerpo.
-¡Mierda! ¿Porqué a ella? Nunca debí haber s...
-No he terminado. Sé lo que tengo que hacer y espero a que aceptes mi petición. Todo está en nuestras manos y mientras tenga el poder para hacerla dejar de sufrir lo haré a toda costa. Es mi hija y no voy a hacerla esperar a que sufra por todo esto.
-¿La va a matar?
Negó. –Jamás.
-¿Entonces? No lo comprendo.
-Aquí entra lo que te quiero pedir. Necesito que cuando despierte le hagas llegar unos papeles sin importancia alguna, pero necesarios que los lea. ¿Harías eso por mí?
Asentí. –Sí, pero no logro entender su propósito.
-Es simple, pronto lo entenderás.
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No me olvides (#2)
Random"Olvida el día que nos conocimos; olvida el primer momento en que me hablaste. Olvida todas esas cosas que me hacían reír, olvida aquel día que estaba triste y tú me consolaste. Olvida mis celos y mi orgullo. Olvida la primera vez que me dijiste que...