24. ¿Va todo bien?

2.3K 130 4
                                    

Kelsey.

No quiero maletas pesadas. He emprendido viajes y conocido gente, siempre con equipaje extra sobre los hombros; sí, han sido tantos viajes... pero ninguno como éste, que podría cambiar mi microscópico mundo.

Para este viaje, desecharé lo innecesario: miedos, debilidades, resentimientos y sentimientos absurdos. Voy sólo yo, desnuda y libre de promesas incumplidas, pero sobretodo, libre de terror al fracaso.

Caminé por mucho tiempo con el cuerpo cargado de falsas sensaciones, con las máscaras sonrientes de quienes decían quererme. Caminé también con obligaciones en la espalda, con deberes y sueños que no me pertenecían.  

Cada paso se volvía más pesado, más doloroso, más cansado. ¿Por qué nos acostumbraron a ignorar los miedos y no a luchar contra ellos? ¿Por qué dejamos que los demás nos trazaran un destino y nos hicieron creer que lo que los demás consideran 'bien' es lo que nos hará felices? ¿Por qué aceptamos agregar más piedras a nuestras maletas y llevarlas a donde vayamos?  

Siempre existen tantas preguntas, y es deber de cada quién buscar una respuesta.

Hoy me despido de todo aquello que alguna vez me causó daño, incluso aquellos pensamientos detestables que nacían en mi mente después de cada error. Las inseguridades que nacían al mirarme al espejo, han sido sacudidas de mi cuerpo. Las ideas de derrota y complejos absurdos se deslizaron de mi cabello para caer con fuerza sobre el piso. 

Y después de darle las gracias a todo lo negativo que me impedía caminar libre, después de bañarme de nuevas ilusiones... puedo sentirme ligera.

Nadie más habría hecho esto por mí, nadie que no fuese yo misma. Se siente tan bien pensar en comenzar de cero, y aunque algunos recuerdos amenacen mis ideales, sólo pasan a convertirse en melancolía.

Dejó aquí las maletas que por tanto tiempo me impedían arriesgarme, y tan solo me llevo las lecciones que me servirán para ser mejor cada día.

Llegó el presente que era futuro, para volverse pasado. Voy sólo yo sin equipaje extra, a construir nuevas maletas en mi nuevo destino, pero ya no maletas pesadas que entuman mis piernas y me hagan caer muchas veces, sino maletas que al ser abiertas me llenen de energía para continuar mi viaje.

Dejo todo aquello que me hizo llorar amargamente alguna vez, dejo mi rostro suicida en el espejo de la alcoba para que jamás salga de ahí... y sí, también le dejo a él.

Internamente maldecía el hecho de que el departamento quedase tan lejos del aeropuerto. Ahora debería retomar una vida que no estaba segura de si quería volver a retomar. Habían pasado demasiadas cosas. Mi rostro se encontraba escondido entre mis manos, esperando al autobús que me dejase al lado de el aeropuerto cuando escucho una voz. Levanté la mirada para observar a aquella chica y asentí con la cabeza. 

 -Te queda unos quince o veinte minutos de espera. A estas horas a esa parte de la ciudad tardan en llegar. -Explicó tranquilamente, mirando el reloj de su muñeca. -Así que espero que no vayas con mucha prisa. - La sonreí de lado y volví la vista al frente. Encime tenía que estar lloviendo.  

Solté un suspiro con pesadumbre y me senté en el frío banco de metal que brindaba la parada de buses para esperar. Sin importarme más si la lluvia caía sobre mí, miré a la pelirroja y asentí. - Gracias. Y sí, estoy algo apurada.

Saqué la billetera para comprobar que llevara suficiente dinero para pagar el viaje, sin darme cuenta de que un chico había llegado también a la parada poco después que yo.  Me levanté para observar el cartel que indicaba los horarios de los autobuses.

-Según pone aquí, tardara unos quince minutos... -Le contesté posando la mirada en donde la pelirroja había estado segundos antes.

-¿Va todo bien? -Me preguntó el chico que estaba sentado a mi lado.

-Estoy-estoy un poco apurada, es eso. -Me encogí de hombros, evadiendo la importancia del tema.

El chico asintió y desenterró una caja de cigarrillos de su bolso, la cual aprovechó para darle una calada notándose el humo gracias al frío ambiente causado por la lluvia. 

9:30 am. reviso mi celular en caso de tener algún mensaje de respuesta de Abby, le hice prometer que no diría nada a nadie, confío plenamente en ella. El autobús tarda un unos 20 minutos. 

9:51 am. hay personas junto a mi, esperando el autobús una niña probablemente un año o dos menor que yo, una mujer embarazada, un hombre de traje negro que podía notarse bastante mayor y el chico que se encontraba fumando otro de sus cigarros mentolados a estas horas normalmente el autobús viene congestionado de personas. 

9:55 am. el maldito autobús no llega tal vez este retraso sea suficiente para no poder optar para ningún vuelo hacía mi padre. 

10:00 am. por fin, un autobús completamente solo lo que me extraño un poco, subí y tome asiento en el autobús habían 3 personas, las mismas tres personas que estaban junto a mi en la parada.

No me olvides (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora