Son las doce de la noche del mismo día.
Ese día, a David se le había hecho tardísimo. Había mucha faena en el banco después de aquel robo de más de cincuenta mil dólares. Lo habían dejado completamente liquidado y sin economía. Por eso y más, había despedido y embargado a varios de sus trabajadores. Entre ellos... Gabriela.
Bajo de su precioso Audi. Negro y polarizado. Lo cuidaba más que su propia vida. Cerró delicadamente las puertas de este y se aseguró de colocarle la seguridad por dentro. Caminó lentamente hasta las puertas de su moderno edificio. A pesar de la zona, Nueva York no era seguro en ninguna parte después de las doce. Entonces camina, camina más... y siente que alguien camina detrás de él. Se voltea, no hay nada. Vuelve a caminar con más seguridad, y voltea tratando de hallar lo que había atrás de él, pero no hay nada de nuevo. Está a punto de llegar a las puertas de su edificio, cuando escucha el fuerte golpe de un bate de beisbol golpear una de las puertas de su Audi. Hay alguien ahí.
- ¡Mierda! – se quejó David. Se puso las manos en la cabeza. - ¡¿pero que mierda te pasa idiota?! – gritó. Federico detuvo el bate y lo hizo chocar contra el piso. Miró a David, es un cabrón. Y le tiene miedo. Eso le gusta.
Otro golpe más. Esta vez en el parabrisas. David abrió los ojos, están golpeando su querido auto. Un tipo vestido de negro y con pasamontañas.
- ¡Basta! – corre hasta su auto desesperado.
- ¿Sabes que mierda me pasa? – le preguntó Federico, levantó el bate y golpeó una vez más el parabrisas del auto. Este reventó en pedazos sobre los asientos. – ¿queres saberlo? – le preguntó gritando. Golpeó una vez más. David cerró los ojos con fuerza.
- ¿Queres dinero? – le preguntó el rubio, sacó su billetera completamente desesperado.
- Devolvele el trabajo a Gabriela Toscano. – le dijo Federico, apretando con fuerza el bate. – devolveselo o serás vos quién termine como tu auto.
Golpeó una vez más. Las puertas del Audi quedaron abolladas por completo. Y de pronto, un golpe por detrás directo a las piernas de David. Este cayó al suelo de inmediato forzado por la inercia. Se quejó en el suelo... y cuando pudo abrir los ojos... él ya no estaba.
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TENTATION | TOSCALIA
ActionJamas pensó que enamorarse, le costaría tan caro. ADAPTADA Derechos de autor a: @SKYNOTHELIMIT