Capitulo 28

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Federico soltó humo.

- ¿Tenes uno? – le preguntó Martin, sentando frente a él. Federico negó con la cabeza mirando hacia el horizonte. Su cabeza y sus pensamientos estaban en otra dimensión.

Una camarera se acercó a ellos. Una grande. Rubia y linda.

- ¿Les sirvo algo? – preguntó. Martin tiro del pañuelo que esta tenia enredado a la cintura, y la giro para él.

- La otra noche no terminamos. – le sonrió. Federico bajó la cabeza y negó con esta mientras reía.

- Será para otra noche Martin, ahora no puedo. – le dijo la rubia solo para sus oídos. Lo miró despectiva. - ¿van a tomar algo o...

- Una cerveza para mí. Haceme el descuento, que me lo debes. – le dijo Martin. - ¿vos? – le preguntó a Federico.

- Nada gracias.

La rubia no pudo evitar mirar a Federico totalmente sorprendida. Estaba diferente... ¿o la diferente era ella? Rápidamente apuntó lo pedido en una libreta y caminó de regreso al bar.

- ¿Por qué no pediste nada? Yo te iba a invitar.

- Siempre termino pagando yo.

- Como quieras. – la rubia regresó con la cerveza de Martin y la colocó sobre la mesa.

- ¿Qué queres? – le preguntó Federico. Exhaló el humo a un costado.

- Gonzalo me dijo lo que pasó hoy. – Martin tomó de la botella, relamió sus labios y limpió la comisura de estos. Parecía tranquilo. – estuvo bien...¿no?

- Tenía que arreglar algunas cuentas. Vos ya me conoces.

- Sí, sí... está bien. – tomó de nuevo. Federico esperó a que terminara de hablar. - ¿Qué te pasa Fede? – le preguntó acercándosele. Sus ojos verdes intercedieron los celestes de Federico. – olvida Tentation ¿dale? No es por eso... pero...¿Qué te pasa a vos?- negó con la cabeza y juntó su espalda a la butaca. - ¿Dónde está mi mejor amigo?

- ¿Crees que estoy haciendo las cosas mal?

- Te alejaste, es todo.

- No toda la vida íbamos a ser los cuatro niños que jugaban juntos, Martin. – el cigarro se consumió por completo y aprovechó a tirarlo. – enténdelo.

- Entonces es verdad... - lo miró a los ojos de nuevo. – te enamoraste de la cajera.
Federico tragó saliva. Su cabeza volvió a llenarse de imágenes de Gabriela. Su corazón latía cada vez que la recordaba. Latía fuerte y temía que los demás escucharan aquello.

- Capaz. – susurró.

- ¿Y tan mal gusto tiene ella?

- Parece que sí.

- ¿Crees que tenga una amiga?

Federico sonrió y bajó la mirada. Puso ambas manos sobre la mesa y jugó con sus dedos. Varios segundos de silencio se abrieron entre los dos.

- El único problema es que ella no sabe nada... nada de mí. – le confesó.

- ¿Y qué tendría que saber? – preguntó Martin. – ella no tiene por qué enterarse sobre nosotros.
Varios segundos se volvieron a abrir entre los dos. La música de ambiente se escuchaba en aquel bar en el que los dos acostumbraban visitar casi siempre. La gente pasaba. Un hombre entraba, y otro salía.

- Pense en irme. – Federico levantó la mirada. Martin tragó saliva y trató de asimilar y sobre todo entender lo que este le acababa de decir.
- ¿Irte...

- No quiero seguir en Tentation.

Martin soltó aire por la boca y se desvió la mirada. Posó sus manos sobre la cabeza y no quiso mirarlo más. No quiso ni siquiera hablarle. Tentation era más que una simple mafia. Era más que una simple unión. Federico sabía por qué. Martin sabía por qué. Gonzalo sabía por qué. Sebastian sabía por qué.
Y se puso de pie, dejando a su mejor amigo... o ahora... un simple conocido, sentado en aquella mesa de bar. Esa frase, había terminado la noche.  



TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora