Capitulo 24 [HOT]

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  - Ayer soñé que te lo decía de la misma forma que hoy... - apretó sus manos contorneando las caderas de Gabriela. Las empujó ante él incluyendo su cuerpo entero. Al tenerla cerca, pasó su lengua por uno de sus senos. Ella se hizo para atrás.

- ¿Y yo te respondía lo mismo?

- No...

La lengua de Federico halló uno de los pezones de Gabriela, tocándoselo y moviéndolo con su lengua y labios.

- ¿Por...por qué... no? – logró preguntar ella.

- Una historia larga. – resumió el. – sentate... - la miró pícara haciendo que se sonroje.

- ¿Ahí?

- Justo aca... entre mis piernas...

Gabriela tragó saliva. Suavemente fue olvidándose de la tensión e intento sentarse poco a poco.

- Oh... - gimoteó cuando su clítoris tocó el monumental glande de Federico.

- ¿Qué? ¿crece?

- Siempre crece más... - sonrió ella. Federico no pudo evitar sonreír con ella. Observó su rostro. ¿Por qué era tan hermosa?. Eso de alguna manera le llegaba muchísimo. Solamente de pensar que la podía haber conocido antes y haber tenido la oportunidad de ser otro... y no el hombre que era ahora.

- Parece que le gustas cada día más...

Al notar que Gabriela había sonreído, se dio cuenta de lo que le había dicho. Y así es como la cagas con una mujer. Diciéndole más de lo que tenías planeado decirle.
Gabriela apretó con las rodillas la cintura de Federico, sentándose finalmente en su abdomen.

- Sos muy mala. – se quejó. – tenía muchísimas ganas de tener sex...

- Si me contas tu sueño antes. – lo miró, dedicándole una bonita sonrisa.

- Te vas a correrte con solo escucharlo...

- Vaya...

- Solo digo la verdad. – le acomodó el cabello tras la oreja. – acércate. – le pidió el. Gabriela acercó su oreja a los labios de Federico. Cerró los ojos y se dejó llevar. – pervertida...

- Tonto...

- ¿De verdad queres escuchar?

- Sí...

- ¿Por qué? – sus dedos bajaron por la espalda de Gabriela hasta llegar a una de sus nalgas. - ¿te gusta que te hable sucio?

Ella gimió un poco, asintiendo con la cabeza.

- Eso es... - movió un poco más sus dedos, llegando con dificultad al vientre de Gabriela, que chocaba con su abdomen. Bajó un poco... y tocó exteriormente la feminidad de ella. – soñé que te corrías en mi boca... - Gabriela cerró los ojos. Aquellas palabras se hicieron una imagen en su cabeza, y no pudo evitar gemir suavemente. – soñé que te sacabas la ropa en mis propios ojos... y hacías que me mojara con solo mirarte... - y ella volvió a gemir. La imagen seguía avanzando. Se lo estaba imaginando todo. Y lo podía sentir el doble al tener los dedos de Federico tocándole el monte de Venus. Decidió hacer algo mejor... y metió uno de sus dedos. Federico entreabrió los labios y bajó la mirada. Trató de apartar la espuma y pudo fijarse en lo que Gabriela se hacía a sí misma. – soñé que pasaba mi lengua por todo tu cuerpo, sin límites... y que me comía tu deliciosa vagina suavemente... mientras vos... - ella hizo la cabeza para atrás, dándose placer a ella misma con los dedos. – vos me mordías fuertemente, llenándote de semen...

- ¡Ah! – gritó ella.

- Y eso se puede hacer realidad gatita. – le besó el cuello. – háblame sucio, hacelo... sé que queres hacerlo...

- Hacemelo Fede... necesito que estés entre mis piernas ahora mismo...

Y las palabras se hicieron órdenes. Federico alzó el cuerpo de Gabriela de las caderas y al hacerlo bajar, hizo que su dulce vagina se comiera su pene totalmente.

- ¡Sí! – volvió a gritar ella. Apretó fuertemente el cuello de Federico. – rápido, quiero más... más...

Federico alzó las caderas un poco más, metiéndose en ella. Mientras Gabriela completaba la faena, sentándose aún más entre las piernas de este. Empezó a saltar ligeramente sobre su vientre.

- ¡Ah, sí, Dios! – hizo la cabeza para atrás, provocando que Federico le besara el cuello. Estaba tan tenso... y todo esto se lo estaba demostrando.

Empezó a mover su pene en círculos entre las entrañas de Gabriela. Y ella estrujó su cuello una vez más. Apretándoselo. Gimiendo en su propio oído y haciendo que él quisiera darle más y más cada vez. Algo le mojaba el pene en ese momento, y no era solamente el agua... Gabriela se estaba corriendo sobre su pene. De pronto sus cuerpos se juntaron. Tocándose entre ellos. Unidos. Siendo uno solo. Cada uno sintió el latido del otro. Cada uno reposó el rostro en el hombro del otro. Y no dejaban de estar unidos. Y no dejaban de hacer el amor desde que se habían conocido. ¿Pero en qué momento uno le diría al otro lo que en verdad sentía? Estaba más que demostrado, pero no era suficiente como para un par de tercos como los dos.

Federico le acarició la espalda lentamente... el ritmo de sus embestidas había disminuido lentamente... y los gemidos de Gabriela habían desaparecido también. Pero algo en ellos, apenas estaba comenzando.  


TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora