Capitulo 30 [HOT]

627 25 0
                                    

  Y después de varias copas. Risas. Besos. Caricias y más... ambos entraron al departamento de Gabriela. Ella rio alto al notar que Federico venía mordiéndole el hombro.

- ¡Soltame! – le dijo sin para de reír. - ¡Federico! – volvió a decir.

- Te dije que cuando volviéramos te comería... - le dijo él. Cerró la puerta del departamento por detrás. – y ahora no hay nadie que me impide hacerlo... - la tomo de las manos y la tiró sobre el sofa. Su cuerpo se colocó sobre el de ella. Besándole la boca desesperadamente. Comiéndosela como un delicioso bocado. Su aliento a champagne tocaba el de Gabriela.

- Oh... - gimió ella. Las manos de Federico habían accedido a tocarle los muslos de arriba hacia abajo. Y aunque los Jeans cubrían sus piernas, la sensación era única. – Fede... - le interrumpió. Él levantó la mirada. – espérame... - le susurró. Este tragó saliva y observó cómo Gabriela se escabullía debajo de él y lograba irse. Se sentó sobre el sofa y esperó a que regresara.
El tiempo se hizo lento. Se quitó la camiseta y la dejó a un costado. Estaba pensando seriamente en empezar a...

- ¿Qué vas a hacer? – lo preguntó ella. Regresando de su habitación. La diferencia, era que ahora solo traía puesto un bonito conjunto de lencería. La vista de Federico se nubló por completo. Su cerebro dejó de pensar por varios segundos y se dedicó a imaginarse todo lo que le haría cuando ella estuviera cerca. De que manera la haría gritar. De qué manera la tocaría. Se tensó. Se tensó muchísimo. – no se permiten autosatisfacciones en mi casa. – le sonrió. Federico endureció los pómulos y se enrojeció ligeramente.

- Si no venis aca, voy a hacerlo.

- ¿Tenes muchas ganas?

- Voy a correrme por solo verte caminar así... por todo el departamento...

Volvió a tragar saliva y la divisó caminando semidesnuda muy cerca de él. Quería agarrarla. Hacérselo. Sus ganas infinitas...

- ¿Por qué no venis? – le preguntó él. – no estaba bromeando... te necesito Gabriela.

- ¿Y qué pasa si no voy? – le retó justo en frente de él. Pero a varios centímetros prudentes que no permitían que Federico la alcance.

- Me voy a parar y te voy a hacer gritar, en el lugar que estés...

- ¿Te vas a parar? – enarcó una ceja y caminó lentamente hasta donde Federico estaba sentado. Se acomodó el cabello tras la espalda. Sus grandes y redondos senos quedaron en bandeja pero aún cubiertos por aquel sujetador.

- Gaby veni para aca, por favor preciosa... voy a hacerlo... si no venis...

- Hacelo. – ambos se miraron. Y Federico, tal vez comprendió lo que su querida novia quería verlo hacer. – quiero verte... - se mordió un labio.

- ¿Me queres ver...

- Sí. Quiero verte. – una mirada caliente tocó a Federico. Estaba a punto de perder el control. Pasó sus ojos por toda la anatomía de Gabriela. Sus senos. Sus caderas. Su cintura. Su sexo. Sus piernas. Su culo. Todo... todo era tremendamente exquisito y deseaba comérselo. Comérsela toda.

- No va a ser lo mismo... - le advirtió.

- Ya lo sé... - se mojó los labios. – decime que tengo que hacer para verte...

- Sacate la ropa.

Gabriela entreabrió los labios.

- No... no... - se retractó Federico. – quiero ser yo quien te la saque. – ella lo pensó un poco. Muchos segundos interminables. Terminó por asentir y se acercó lentamente a donde Federico estaba sentado. Se puso de espaldas. Federico no pudo evitar besar una de sus nalgas haciendo que Gabriela se estremeciera completamente. Para luego tocar su cuerpo. Cada centímetro de su piel. Poco a poco hasta llegar al broche del sujetador. Lo desató. Los senos de ella quedaron libres y el sujetador cayó al suelo lentamente. – eso es... - susurró Federico. Bajó la mirada y miró su erección en los pantalones. Podía notarse el gran tamaño que tenía ahora. Tan potente... que sentía lo tenso que tenía el pene ahora. Subió la mirada. Un sensacional culo lo esperaba. Envuelto en una tanga. Se inclinó y abrió la boca. Sus dientes quedaron enganchados en uno de los extremos de aquella tanga.

- Ah... Dios mío... - gimió ella. Aquella era muchísimo. No sabría si podría aguantar el hecho de ver como Federico se masturbaba y sin ella poder hacer nada por ello. Pero se lo había pedido, y no había vuelta atrás.

Poco a poco los dientes de él bajaron la tanga de Gabriela.

- ¿Terminaste? – le preguntó ella. Federico asintió, pero ella no pudo notarlo. Y no quería que lo hiciera. Quería que estuviera otro buen rato ahí parada frente a él y completamente desnuda. Podía oler su húmedo sexo desde esa distancia. Maldita tortura la que lo haría vivir.

- No puedo Gaby, te necesito a vos... - le susurró. Con la mirada en su erección. Tragó saliva. Las pequeñas manos de Gabriela le tomaron el mentón e hicieron que su mirada subiera hacia ella. Se besaron. Federico se quedó sin aliento.

- Hacelo... - le rogó ella. – sé que lo necesitas mucho Fede... - abrió la boca y sacó su húmeda lengua para pasearla sobre los labios de Federico. Y este detuvo el beso. Era demasiado para una persona normal. Era demasiado para él. Miró una vez más a  Gabriela desnuda frente a él y se desabrochó el pantalón bajándose la cremallera rápidamente. Sus pantalones quedaron en la rodilla, al igual que el bóxer. Fijó la mirada en Gabriela. En su delicioso culo. Subió por sus senos. Fijándose en sus pezones erectos. Y por último... en su exquisito sexo. Su mano se abrió y se apretó el pene fuertemente, soltando un leve gemido. Apretó y soltó su miembro rápidamente. Elevó las caderas. No podía dejar de gemir. Se estaba imaginando a Gabriela dentro de su cabeza. Imaginando que era ella quién lo apretaba de esa manera. Abrió un poco los ojos y se encontró con ella... mirándolo todo desde la misma distancia. Mordía sus labios tan inocentemente. Era preciosa y sensual. Aunque ahora... después de lo que le había pedido a Federico, ya no era tan inocente como en otras ocasiones.

- Mierda... - se sobó el pene más y más rápido. No pararía. No podía parar. Y estaba seguro de que estaba a punto de correrse. Lo sentía venir. Y como siempre, no se equivocaba. – voy a co...
Gabriela lo tumbó sobre el sofa y se posicionó sobre sus caderas. Federico soltó su miembro. Soltó un gemido aliviador al sentir que ahora era ella con su dulce vagina,  quien le abrazaba el pene. Elevó un poco las caderas para meterse un poco más en ella.

- ¡AH! ¡Dios, Fede! – gritó fuertemente. Hizo la cabeza para atrás y posó sus manos sobre los músculos de Federico. Moviéndose encima de él. Moviéndose fuerte y con brutalidad. Con desesperación.

- Me encanta... esto...esto es increíble... - dijo él entre gemidos. Apretó más las caderas de Gabriela, con la necesidad de meter todo su duro pene hasta el último centímetro. Gabriela gritó una vez más. Fuerte. – eso es... sigue, sigue... - la animó. Aunque la misma Gabriela no sabía si podía seguir. Sus fuerzas se habían debilitado. Era mucho. Pero no podía parar. Pero no podía detenerse. Y siguió... y Federico se corrió dentro de ella causándola el mejor de los placeres. Haciéndola gemir levemente. La besó en la boca al tenerla cerca.  


TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora