- Disculpa... ¿mejor lo dejamos para otro día? Creo que estás ocupada... - le dijo Max, al verla solamente con esa camiseta a cuadros puesta y sin nada abajo nada mas que una tanga negra.
- No. – se negó ella. – no es lo que vos pensas. – le dijo, Federico se volteó a mirarla, frunciendo el ceño. – él es... él es solo un amigo.- Igual pienso que deberíamos dejarlo para otro día. No te preocupes, todo está bien. – le sonrió él. Federico soltó una risa tonta, burlándose de él.
- Todo está mejor que bien... - susurró Federico, alejándose y burlándose de nuevo. Pero esta vez dejando salir sus pensamientos hacia el exterior.
- ¿Perdon? – le contestó Max. A Gabriela le entró un escalofrío. Cerró los ojos con fuerza al notar que Max había entrado a su departamento al escuchar las últimas palabras de Federico.
- Que todo estaba más que bien antes de que vos llegaras. – le sonrió al observar que se había acercado a él. Quería discutir, pero se había metido con la persona equivocada.
- Fede... por favor... - logró decir ella.
- Es la verdad, hermosa. - contestó Federico.
- ¿Es tu novio? - inquirió Max.
- No... - se excusó Gabriela. Pero no encontró más que decir.
- Antes que tú llegaras, ella y yo...
- Basta. –Gabriela se interpuso entre ambos. Se volteó para mirarlo a él. A ese idiota que no había dejado de armar problemas nunca. A Federico. – andate
Federico la miró desafiante. A la misma vez, moría por comerse esa boquita. Le ponía tanto cuando se enfadaba.
- Me voy yo. – inquirió Max. Salió de aquel departamento sin decir nada más, cerrando la puerta con fuerza. Sin siquiera despedirse de Gabriela, que moría de la vergüenza en ese entonces.
Se hizo un silencio entre los dos. Federico la observó cubrirse el rostro, apunto de insultarlo de la peor manera. Enojada y sexy. ¿Qué mejor combinación?
- Dijiste que no era tu...
- Andate. andate ahora mismo Federico, lo digo enserio.
- ¿Vas a enfadarte conmigo por esto?
- No importa ¿sabes? Quiero acabar con...con esto... ni siquiera sé que es pero... no lo sé... solo déjame. – se volteó. No tenía ganas de mirarlo. ¿Cómo podía ser tan impulsivo? ¿Por qué no podía controlarse al menos un poco?
Federico apretó los ojos sin poder evitar arrepentirse por cómo se había comportado. Es que... no podía controlarlo. Era así. Era su maldita personalidad. No podía manejar algo que estaba impregnado a él.
- Yo sí sé que es. – le contestó él, acercándosele por detrás. Al tenerla tan cerca, por dentro...empezaba a desesperarse por tocarla de nuevo. Gabriela se volteó. Los ojos de ambos se encontraron. Ella los cerró lentamente...negando con la cabeza.
- ¿Quién sos? – le preguntó de nuevo. No supo por qué, pero pasó suavemente sus dedos por las mejillas de Federico. Acariciándoselas. Este tragó saliva. Nunca nadie había hecho esto antes. Moría de ganas por cerrar los ojos y dejar que lo tocara.
- Tengo una mejor manera de explicártelo. – sus manos apretaron las caderas de Gabriela. A la misma vez, sus bocas volvieron a juntarse.
Gabriela se separó. Federico aceptó que lo hiciera... no se interpuso... pero necesitaba seguir besándola. Esto era tan fuerte que apenas y podía asimilarlo. De pronto, Gabriela lo besó esta vez. En esta ocasión siendo ella quién lo dominaba. Lo estampó contra la pared más cercana. El mismo Federico se sorprendió de que lo hiciera. Al tenerlo encerrado entre su cuerpo y la fría pared, lo besó de nuevo. Un beso más intenso. Lleno de sentimientos y una lujuria inmensa, avanzando a un nivel extraordinario.
- Max es un amigo. – tuvo que separársele un poco para poder hablarle. Federico asintió. De alguna manera, eso le aliviaba muchísimo. No era que le importase... o tal vez sí... lo que sea que fuera... sentía un alivio en su interior. Se dedicó a quitarle el primer botón de su camiseta a cuadros. Primero uno, luego otro... y el último, y uno más... hasta dejar su camiseta completamente abierta. Gabriela bajó la mirada.
- Que travieso...
- Traviesa vos. – alcanzó sus labios y se los besó. Se fijó en sus ojos al besarla. Cerrados se asemejaba a un ángel. Un ángel que le ponía muchísimo. Era la primera vez que se fijaba en los ojos de una mujer cuando la besaba. Gabriela separó sus labios, y esta vez lo estampó contra el cuello de Federico. Eso... había sido demasiado. Estaba tocando su punto débil.
-No hagas esto...
Gabriela besó una vez más su cuello. Su respiración chocó contra la piel de Federico. Este sintió que moriría.
- Basta gatita...- gimió Federico. Sabía que si seguía haciéndolo, se descontrolaría. Era capaz de acabar con todo esto. De tumbarla. .De abrirle las piernas y hacerla gritar.
- ¿Me dijiste gatita? – enarcó una ceja, y pasó sus dedos por los labios de Federico. Este no hizo más que besárselos.
- Sí, gatita. – un beso más. La erección de Federico ya no podía esconderse ni un segundo más. Tuvo que hacer algo para demostrárselo. Para enseñarle como lo tenía. Apretó su cuerpo un poco, tanto... que Gabriela soltó un gemido. – cuando cierras los ojos para besarme, te pareces a una.
Gabriela soltó una pequeña sonrisa.
- Quiero verte mañana... - le dijo ella.
- Yo también.
- Entonces...¿sí?
- Sí. Sí. Sí. – le afirmó él, besándola tres veces. – pero ahora quiero terminar con algo... - se inclinó para morderle el cuello. Gabriela se estremeció por completo. Si tan solo tuviera una idea de lo mojada que estaba...
- Mañana... - le susurró ella. Algo parecido a un gemido.
- ¿Por qué? – le preguntó Federico
- Te prometo que mañana. – mordió su labio ligeramente.
Y él... él se contuvo. Guardó todas las ganas que tenía por comérsela. Se tragó todas las palabras que tenía para decirle. Aún no sabía si podría hacer que esa erección se le bajara, pero debía lograrlo. ¿Ella tenía acaso una idea de cómo se encontraba? ¿o es que era todo un plan para matarlo? Necesitaba saciarse cuanto antes.
- Vas a pagarme por esto mañana.
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TENTATION | TOSCALIA
ActionJamas pensó que enamorarse, le costaría tan caro. ADAPTADA Derechos de autor a: @SKYNOTHELIMIT