Capitulo 10 [HOT]

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Gabriela le abrió la puerta, encontrándose con él, que traía su brazo pegado al marco de la puerta. Levantó la mirada.

- ¿Se me hizo tarde? – le preguntó mirándola sin exagerar mucho. Se había puesto una falda tejana pegada al culo que le hacía unas muy buenas caderas, junto con esa bonita camiseta a cuadros.

- Estás a tiempo. – le dijo ella, sonriéndole. –
pasa. – lo invitó a pasar y este hizo lo que ella le había pedido. Gabriela cerró la puerta. Y que intranquila estaba... sus manos sudaban frío, de solo tenerlo en su casa... le dio un vistazo para ver que hacía. Federico observaba con detenimiento cada detalle de su departamento sin perderse de nada. Observó una columna de discos sobre la pequeña mesita que adornaba su sala.

- ¿Te gusta Ed Sheeran? – le preguntó al observar que era el primero en la lista. De pronto, se volteó a mirarla.

- Mucho... - le confesó ella. – todas sus canciones son únicas y... y perfectas... - paso a paso, Federico logró colocarse tras ella, mientras Gabriela no dejaba buscar las palabras para describir lo que sentía por Sheeran – cada vez que escucho una de ellas es como si...

- ¿Cómo si qué? – le susurró en el oído. Gabriela juntó sus labios con fuerza. No lo había sentido colocarse detrás de ella.

- Como si... estuviera narrando todo lo que siento... - susurró ahora. Su voz se había debilitado. El solo hecho de sentirlo hablar en su oído le estremecía completamente. Aún más...después de lo que haría. Le abrazó las caderas con sus fuertes brazos. Gabriela
sintió que moría internamente.

- ¿Y qué sentis? – Gabriela sintió como el tibio aliento de Federico chocaba contra su cuello.

- Que vos...

- ¿Qué yo qué nena? Decimelo... - le animó. Eran más fuertes aquellas emociones que estaba sintiendo, que lo que podía controlar. Mierda, era la primera vez que tardaba tanto en acostarse con una mujer. En otras ocasiones, ya estaría siendo testigo de una buenísima cabalgada. Apretó sus dedos entre las caderas de Gabriela,
haciendo que sus cuerpos se tocaran más intensamente.

- No sé...yo... solo... - un leve gemido salió de los labios de Gabriela. Aquello hizo que el miembro de Federico cobrara vida. Se mojó los labios, mientras observaba como su víctima se excitaba cada vez más con sus palabras.

- ¿Querías verme, verdad?

- Sí... te...te...


- ¿Me deseas? – apretó una vez más su cuerpo ante el suyo. Gabriela gimió una vez más. Hecho la cabeza para atrás, acomodándose en el hombro de Federico. Este se inclinó para besarle suavemente el cuello... poco a poco, su lengua mojó la piel de Gabriela. Un tacto sublime.

- Sí, te deseo...

- ¿Mucho?

- Muchísimo...


- Mnh... - murmuró él. – hueles tan bien... - dijo al terminar de besar su cuello. La observó. Sus ojos celestes se llenaron de lujuria de nuevo al verla completamente extasiada y con ganas de mucho más. Diosa. Le encantaba todo lo que expresaba con cada gemido. – eso me gusta... - le susurró. Bajó sus manos y recorrió con los dedos sus caderas...hasta llegar a tocar sus nalgas con intensidad. Poco a poco, centímetro a centímetro, logró llegar a las piernas desnudas de Gabriela. Y no perdió el tiempo. Metió una de sus manos por entre sus piernas, logrando así tocar su tanga escondida en esa falda tejana.

.La tumbó sobre ese bonito sofá rojo que adornaba la pequeña sala del departamento de Gabriela. Juntaron sus cuerpos. Pegados. Unidos. Tocándose intensamente. Sintiendo cada uno, la excitación del otro.

La lengua de Federico tocó la de Gabriela en medio de otro beso. Un beso que le excitó aún más. Su erección saldría de los pantalones. Sentía como palpitaba dentro de ellos sin darle oportunidad a controlarse. Necesitaba hacérselo con brutalidad, sin importarle nada. Meterse dentro suyo y bombearla con todas las fuerzas de sus caderas.

Gabriela le apretó la nuca... comiéndole la boca un poco más. Entre ese mismo instante, logró hacer que Federico se colocara bajo su cuerpo y que ella pudiera ponerse sobre él. Federico tragó saliva, al notar que el monte de venus de Gabriela
chocaba con su erección. Se correría.

- ¿Vos me deseas? - le preguntó ansiosa. Él asintió rapídamente, mientras bajaba la vista y observaba que era lo que Gabriela le haría.

- Te deseo... te deseo muchísimo... - admitió. Mierda, primer error. Jamás había admitido con ninguna mujer cuanto podía llegar a desearla. Con ella fue diferente.

Gabriela se inclinó un poco para dar pase a sus manos, que desabrocharon los pantalones de Federico y bajaron su cremallera. A continuación, un gran paquete adornaba el bóxer de Federico. Lo tocó. Esta vez sin miedo alguno. Un gemido... Federico levantó las caderas.

- Oh... - logró gemir él. Gabriela lo tocaba, y él era capaz de correrse ahí mismo. Y pensó eso aún más, cuando Gabriela le estiró el borde del bóxer y los bajó suavemente. Tomándose su tiempo. Haciéndolo irritar y fatigar. Haciéndolo perder el control de lo que podía ser capaz. Se los bajó completamente. El amigo erecto de Federico la recibió amablemente.


TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora