Se secó el pelo con la toalla de manos. Liberó su pelo y lo alborotó en su cabeza. Solo traía una tanga negra que la hacían realmente sexy. Buscó esa blusa transparente que tanto le gustaba para ponerse esa noche. Revolvió su ropa, en busca de ella...
- ¿Vas a salir? – la voz de Federico la hizo saltar en su sitio. Se volteó de inmediato y se cubrió los senos con sus brazos. Tragó saliva. Federico la miraba sin abstenerse de nada. Sin remordimiento. Sin vergüenza. Sin miedo.- ¿Qué...qué haces aca? – le dijo estupefacta. Observó las puertas de cristal, que daban a su balcón, abiertas.
- Perdón por no entrar por la puerta, supuse que no me ibas a abrir.
Ella asintió sin saber que decirle. Cuando pudo reaccionar, se percató de que estaba semidesnuda antes sus ojos. Federico le dedicó una bonita sonrisa.
- Tenía miedo... - le susurró, acercándosele peligrosamente. Gabriela mordió ligeramente su labio inferior, sin dejar de cubrirse los senos. Mientras él se acercaba, empezaba a ponerse aún más nerviosa... y a inquietarse mucho más. – no sabía si este balcón daba a tu departamento...
- No quiero que vuelvas a entrar por ahí...
- Lo que vos me pidas. – a centímetros de ella, mojó sus labios y miró los de ella como el punto que deseaba besar ahora mismo. Se estaba excitando muchísimo con solo verla así. Moría por quitar esas manos de ella misma. Por quitárselas a base de besos. De mordidas. - ¿seguis enojada?
- Lo estoy ahora. No me gusta que entres así... sin avisar...- Perdoname – le dijo él. Bajó la mirada, estar tan cerca a ella le inducía a mirar sus bonitos senos aún escondidos. – quería verte...
- ¿Justo ahora? - Gabriela le miró los labios. Que poderoso podía llegar a ser.
- Sí, justo ahora. – se miraron. Ambos comiéndose los labios con la mirada. – no deje de pensar en vos todo el día. – colocó sus dos manos sobre las de ella. Gabriela soltó un leve gemido, casi inaudible, que hizo que Federico se tensara aún más. - ¿puedo... - bajó lentamente las manos de Gabriela y al mismo ritmo, se inclinó para besar suavemente uno de sus senos. Hizo lo mismo con sus pezones erectos.
- Federico, para...por favor...
Pero él hizo lo contario. Casi como siempre, rompiendo las reglas. Terminó de pasar su lengua por el cuello de ella. Haciéndola gemir esta vez más fuerte. Al concluir, le miró la boca una vez más. Y más y más... sin probarla todavía... quería que ella fuera quién lo hiciera, que ella se abalanzara ante sus labios y se los comiera. Y así lo hizo. Sus ganas fueron más fuertes que su propio autocontrol. Se abalanzó ante Federico y unió sus labios con los de él. Este los abrió ligeramente, invitándole a que metiera su lengua en su dulce boca. Pero él lo hizo primero, sin aguantarse, mientras abajo sus manos apretaban el cuerpo de Gabriela contra el suyo. Piel con piel. Moría por desnudarla completamente. Aunque de esa manera, ya era más que suficiente. Le apretó la espalda, bajando sus manos por sus nalgas... se las tocó, Gabriela se le separó un poco al sentirlas, pero no logró conseguir la fuerza suficiente como irse, al contrario... sus pequeñas manos se metieron bajo la camiseta de Federico, tocándole los bíceps. El tibio tacto de su piel la hizo estremecer. Era muchísimo. ¿Qué les estaba pasando? De un momento a otro...el hecho de verse... se había convertido en una necesidad.
De pronto, la puerta principal del departamento de Gabriela los interrumpió.
Gabriela abrió los ojos.
- Max... - susurró ella, apretándose los labios. Se separó de Federico y buscó algo de ropa entre sus cajones.
- ¿Quién es Max? – logró preguntarle Federico. Mientras la miraba cambiarse. ¿Cómo haría para que la erección se le bajara?... si cada vez subía más y más...
- Es un amigo. – le contestó ella, colocándose una camisa a cuadros. Lo primero que había encontrado.
- ¿Y por qué...
- Voy a salir con él.
Federico endureció los pómulos, sin darse mucho a notar. Gabriela intentó arreglarse un poco frente al espejo. ¿Por qué se arreglaba tanto para ese tipo? Pensó él.
- ¿Es tu novio?
- Te dije que era un amigo.
- Perfecto. – salió de la habitación de ella y caminó por el pequeño pasillo hasta llegar a la puerta principal. Gabriela entreabrió los labios y no tuvo otra opción que salir como estaba hacia el exterior.
- ¡Federico! – gritó, enojada. Pero este ya había abierto la puerta.
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TENTATION | TOSCALIA
ActionJamas pensó que enamorarse, le costaría tan caro. ADAPTADA Derechos de autor a: @SKYNOTHELIMIT