Capitulo 19

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Locked Out of Heaven de Bruno Mars sonaba en los amplificadores. Y Federico apretó una vez más el acelerador. Iba a más de ciento cincuenta kilómetros por hora en una carretera de cien.

Gabriela saco la mitad de su cuerpo hacia afuera en el Sunroof {Techo corredizo}. Tiene el cabello desordenado. El corazón latiendo a mil. El pulso ido. Los ojos cerrados. Los brazos levantados. La adrenalina en la garganta. Se rio. Y Federico sonrió al escucharla reírse. Este levantó la mirada, encontrándose con un poco de las caderas y piernas de Gabriela. Le besó una. Ella de inmediato bajó la mirada. Había sentido ese beso en todo el cuerpo. Poco a poco bajó y se acomodó en su lugar de nuevo, justo en el asiento copiloto del Mustang de Federico.

- Te dije que no te ibas a arrepentir. – le dijo él al mirarla y encontrarse con una bonita sonrisa en los labios de ella.

- No me arrepiento. – le contestó ella. El brazo de Federico reposaba en la palanca de cambios del auto. Gabriela se inclinó un poco para enredar sus brazos en este. Abrazándoselo. Federico tragó saliva. La miró de reojo. Su corazón latía muy rápido. Una adrenalina más intensa. Más de lo que había vivido. Diferente. ¿Pero qué sentía? ¿o cómo se llamaba lo que sentía?
Gabriela levantó la mirada lentamente. Posó sus ojos en el semblante de Federico. Siempre tan duro. Tan frío.

- ¿A dónde me vas a llevar?

- Creo que no llegaremos... - contestó él.

- ¿Por qué no?

- No sé. – dijo pensando bien su respuesta, y sintió una vez más los ojos de Gabriela en todo él. Estremeciéndolo. – si no dejas de mirarme así, voy a tener que parar aquí mismo y hacer que cumplas nuestro trato. – bajó la mirada y juntó la suya con la de Gabriela. Se miraron. Un largo tiempo. Ambos deseando saber el pensamiento del otro.

Y Gabriela  no hizo más que solo elevar la temperatura. Bajó una de sus manos y acarició lentamente los bíceps de Federico por encima de su camiseta. Y más... y mucho más...hasta llegar a una de sus piernas. Poco a poco recorrió esta con la delicadeza de sus dedos. Subiendo y bajando inocentemente y encendiendo aún más ese fuego que Federico tenía guardado para ella. Quería hacerlo. Quería excitarlo. Tensarlo. Que se desesperara por tenerla entre sus brazos de nuevo. Que se lo pidiera.

Federico cerró los ojos unos segundos. Los volvió a abrir y trató de concentrarse en la carretera. Pero no pudo. Y aunque hubiera luchado con todas las fuerzas de su ser, no lo habría logrado. Gabriela se había inclinado para besarle el cuello. Y su lengua tocaba su piel lentamente. Y él estaba duro. Durísimo.

- Basta nena... no voy a llegar... - le susurró y movió ligeramente todo su cuerpo. Gabriela le respondió en susurros inaudibles. - ¿tenes una idea de cómo estoy?
- ¿Me deseas? – preguntó ella. Ya convertida en esa Gabriela irreconocible que solo deseaba que Federico se metiera entre sus piernas.

- Te deseo muchísimo. – volvió la mirada hacia ella. – te deseo gatita...te deseo... - repitió. Y al tenerla cerca procedió a comerle la boca rápidamente. Gabriela soltó un gemido. Aquello había sido suficiente para Federico. Había llegado al tope de su cordura. Necesitaba abrirle las piernas. Comérsela ya. Comérsela ahora. Dobló en un camino descampado de la carretera y condujo hasta perderse en ese enorme desierto. La misma Gabriela volteó a observar a donde es que Federico se la estaba llevando. Habían perdido el camino. El camino y la cordura...

- ¿A dónde vas a llevarme? – le preguntó ella, al notar que había detenido el auto en medio de la nada. Federico volteó. A pesar de la oscuridad, podía notar lo jodidamente sexy que se veía con lo que traía puesto. Esa bonita chompa de los Beatles y esos shorts...mierda...deseó tanto quitárselos con los dientes... - ¿Federico?

- Voy a llevarte al cielo.  


TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora