Capitulo 31

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  - ¿Y si grabamos películas porno y las vendemos?

- Estás loco.

Federico le besó un hombro desnudo.

- Eso dicen... - sonrió. Gabriela  traía los ojos cerrados. – te juro que te extrañe muchísimo estos dos días, gatita.

- Y yo también a vos... - se volteó y giró su cuerpo para quedar cara a cara con Federico.

- ¿Cómo te fue?

- Todavia estoy viendo si me aceptan en uno de los bancos en los que mi ex jefe no se quejó de mí...

- Yo... yo lo siento mucho...

- Ya pasó. – acarició una de sus mejillas sutilmente. – gracias por defenderme.

- Sos mi chica... tengo que defenderte. – se acercó a su boca y se le besó lentamente.

- Che...

- Decime.

- ¿Qué te pareció Adriana? – le preguntó de repente. – es que... le hablé mucho de vos y... bueno, te queria conocer desde hace mucho.

-  Es... linda... - le confesó.

- Hombres.

- ¿Qué queres que te diga?

- Nada. Al menos yo le habló a mis amigas de vos.

Federico tragó saliva.

- Yo también lo hice. – la miró a los ojos. ¿Por qué las cosas tenían que ser así? ¿Por qué no podía ser como en cualquier otra historia? ¿Por qué no podía ir y presentarle a sus amigos sin que estos intenten algo con ella?

- ¿En serio? – ella lo miró ilusionada.

- Sí... - una vez más la miró a los ojos. Adoraba su tierna inocencia. Adoraba lo tierna que era. Como ninguna otra mujer. Le gusta muchísimo. Le ponía y a la vez le daba un arranca de dulzura cada vez que la veía.

- Te preguntó lo de Adriana por qué...ella cumple años mañana y... me pidió que...

- ¿Mañana?

- Sí, sí mañana. – repitió Gabriela. – me pidió que te invitara. Ya sabes, si podías venir conmigo a la reunión que hará y... esas cosas... - le dijo ligeramente nerviosa.
¿Y cómo decirle? ¿Cómo decirle que mañana iba a robar otro banco? ¿Cómo decirle que tenía compromisos con la mafia que había abandonado solo con palabras pero no oficialmente?

- ¿Vendrías conmigo? – le preguntó Gabriela . Su voz tocó su corazón. Sus ojos tocaron su cuerpo. Era precisa la manera en la que lo dominaba. Una dominación literal. Pero podía hacerlo hacer las cosas que quisiera con aquella mirada. Su corazón se estremeció por dentro. Mierda ¿Qué iba a hacer?

- Sí, iré con vos. – y ella lo besó en la boca. Suave. Un beso pequeño.

Y aunque no lo supiera, esa era la última vez que además haría cosas a sus espaldas. La última vez que fingiría ser quien de alguna manera no era. La última vez que Gabriela tendría una imagen buena de él. La última. Después de ese día, las cosas cambiarían mucho, y probablemente para siempre.  


TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora