- Váyanse. – les dijo Federico. Bajó la mirada e intentó no desesperarse mucho por ella.
- No, yo me voy a de aca... - susurró Gabriela, entre lágrimas. Intentó irse, pero Federico le interrumpió el paso hacia la puerta tomandola de la muñeca. - ¡soltame! – le gritó y soltó su muñeca rápidamente al sentir el contacto de su piel contra la suya. Ya nada era lo mismo. Nunca volvería a verlo con los mismos ojos.Federico tragó saliva. Endureció los puños. El pulso le iba muy rápido. Atrás, Gonzalo, Sebastian y Martin observaron la escena. Al observar la mirada de Federico, los tres decidieron irse. Aunque ninguno conocía muy bien la historia de los dos, aquello había hecho que al menos Martin se diera cuenta de cuán importante era Gabriela para Federico. Y este caminó en dirección a Gabriela. Estaba desesperado por explicárselo todo de una vez y que ella pudiera perdonarlo. Lo único que no deseaba era...
- Te odio. – Federico soltó aire. Eso había dolido muchísimo. Trató de llenarse de valor para mirarla a los ojos. – te odio. – le repitió.
- Dame una oportunidad de explicártelo todo por favor...
- ¿Qué vas a explicarme? – le preguntó levantando los hombros y dejándolos caer de nuevo. – ya sé todo Federico. Te llamas así ¿verdad? – lo miró a los ojos. Llena de rabia. De ira. Le dio la espalda. No era lo suficientemente fuerte como para que este la viera llorar de esa manera.
- Gabriela yo... - susurró. Sus sollozos se escuchaban en todo el departamento. Y viéndola ahí... de espaldas, solo llenaba su corazón de ganas por consolarla. La quería muchísimo. Más de lo que él mismo se había limitado. – no quería engañarte... te lo juro... solo...solo quería...
- ¿Querías qué? – gritó ella, volviéndolo a mirar. - ¡te odio! – le dijo sin parar de llorar. Y él, al tenerla cerca, tiro sus brazos hacia su cuerpo e hizo que esta la abrazara a la fuerza. El cuerpo de Gabriela se resistió. Trató de despegarse de él con todas sus fuerzas. Golpeando levemente su pecho con sus pequeñas manos. Pero poco a poco... se hizo débil, más de lo era y estaba, y fue cayendo en sus brazos lentamente. Sin dejar el llanto. No podía con esto. Federocp besó suavemente su cabeza. Sintió como las manos de ella se debilitaban poco a poco haciendo que sus brazos bajaran la resistencia. Parecía una pluma. Tan débil. Y en los brazos de él. Una pluma en los brazos del fuego.
- Sh... - le susurró él. Cerró los ojos y la abrazó fuerte. Se hundió entre su cabello y su olor. – perdóname bonita... por favor...
- Soltame... - le rogó ella, entre sollozos. – soltame, te digo. – volvió a pedirle. Federico soltó lentamente su cuerpo. Había algo que le cubría ligeramente la vista y se la obstruía ligeramente.
La dejó libre.- ¿En serio ibas a fijarte en mí? – le preguntó con la voz en un hilo. Tenía los músculos tensos. Todo en él, dependía de ella. De cómo reaccionara. De si podría o no perdonarlo. Esa persona. Esa mujer, se había convertido en lo más importante.
Gabriela levantó la mirada. - ¿en serio te subirias al auto de un maldito ladrón como yo? – ambos se miraron. Sosteniendo cada uno la mirada del otro. – ¿en serio habrías aceptado ser la novia de un tipo como yo?
Ella mordió sus labios. Trató de desviar la mirada de sus ojos desesperadamente.- Sí, te engañé. Te engañé porque sabía perfectamente que si te decía la verdad... jamás te habrías fijado en mí. – le confesó.
- Vos no sos ninguna víctima Federico. – contestó Gabriela.
- Te quiero gatita...
- Vos no queres a nadie. - Gabriela tragó saliva. Dentro de ella, aquella frase también le había herido. – me das... me das tanto asco... - lo miró a los ojos. Federico se quedó sin aliento. – no quiero seguir así... yo... no puedo... - negó lentamente con la cabeza y sin darse cuenta, se encontraba llorando de nuevo. Su corazón se volvió pequeño. Ella se volvió pequeña. Tan débil. – no podemos... seguir...
- Puedo arreglar todo esto. – insistió él. Y no podía creerse que estuviera diciendo eso ahora mismo. No podía creerse que estuviera luchando por algo, por primera vez. – te juro que voy a cambiar, que voy a ser otro. – ella volvió a negar con la cabeza. Sus miradas volvieron a cruzarse. Aunque él no lo aceptara, todo estaba perdido. - Gaby... – le rogó susurrando. – por favor... te juro que voy a ser otro, voy a cambiar gatita... te lo juro... - Gabriela sintió que moría por dentro. Aquello superaba sus límites. Deseaba tanto besarlo. Aunque supiera que estaba mal. Deseaba tanto abrazarlo. Aunque supiera que no era lo correcto. – por favor no me dejes... - le susurró. Una lágrima había empezado a correr por su mejilla. Y otra lo venía acompañando. Y él... él no lloraba...
Ambos se quedaron en silencio por varios segundos. Segundos en los que ella no dejó de llorar. Y en los que él... lloró por primera vez...
- Perdoname. – susurró Gabriela. – tengo... - soltó aire. – tengo que irme... - levantó la mirada, encontrándose con un Federico destrozado. – y por favor... no quiero que me busques ¿dale? Se acabó Fede. – le dijo fría. Quería desaparecer por sí misma todo lo que un día había empezado a sentir por él. – si... si apareces por mi casa... te juro que voy a llamar a la policía. – le dijo desesperada. – no quiero verte, no quiero verte nunca más. – y aquello había sido lo último que le había dicho. Respiró una vez más e intentó esquivarlo para salir de ahí. Abrió la puerta. Y no quiso voltear a verlo por última vez. Al contrario. Salió de su departamento completamente decidida y sin dejar rastros. Mientras el mundo de Federico, terminaba de hundirse cada más y más.
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TENTATION | TOSCALIA
ActionJamas pensó que enamorarse, le costaría tan caro. ADAPTADA Derechos de autor a: @SKYNOTHELIMIT