Capitulo 20 [HOT]

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  Su lengua chocó con la de Gabriela. Sorprendiéndola. Tocó sus caderas lentamente a la misma vez que se acomodaba sobre ella en los asientos traseros de su Mustang.

- Quiero hacerlo aquí... - le susurró él. Enredó sus piernas con las de Gabriela para que el espacio no se hiciera tan reducido. Su aliento tocó la piel de ella. Lento. Suave. Delicioso. Gabriela le apretó la espalda. – me da tanto morbo saber que voy a hacértelo aquí, en mi auto. – le sonrió. Ella enarcó una ceja.

- Seguro lo hiciste aca con todas – bufó.

- Con vos. Vos sos todas.

- Mentiroso.

- Te lo juro. Mi auto es sagrado. Si voy a hacerlo, tiene que ser una mujer como vos.
Gabriela tragó saliva. Las palabras de Federico no hacían más que calentarla más y más. Sintió los dedos de él pasearse por su abdomen. Cerró los ojos sigilosamente. Y soltó un gemido. La erección de Federico creció más, chocando así con el vientre de ella. No podía evitarlo. Estaban tan juntos que apenas había espacio para poder hablarse. Desabrochó y bajó la cremallera de los shorts de ella.

- Ento... entonces... - Gabriela soltó un gemido. – s...soy...¿la primera? – logró decirle.

- Y vas a tener que recompensarme por eso. – la besó de nuevo. Esta vez apretando su cuerpo contra el suyo. Su erección chocó contra el sexo húmedo de Gabriela. Al mismo tiempo que su lengua se abría paso en la boca de ella. – vas a sentir mi lengua... en otro lado...
Ella se dejó hacer por él. Cerró los ojos. Estaba en sus manos lo que pasara luego. Y sintió sus dedos una vez más tocándole la tanga y bajandosela.

- Quiero que te sentes, gatita. – le pidió él. Gabriela asintió de inmediato, completamente hipnotizada por él. Tomó asiento normalmente en los asientos traseros... - abre las piernas... - le susurró él. Y ella las separó lentamente. A Federico se le nubló la vista esta vez. No había nada que superara ese sentimiento. Esas ganas inmensas por tocar sus partes humedas. Esas ganas por escucharla gemir. Retorcerse del placer. Por esas ganas de escucharla pedir más... y oírla gritar su nombre desesperada. De verla transpirar por la agonía. De verla despeinada y jadeante... y saber... que todo eso ha sido gracias a él. – lo bueno de estar aca... - comentó él. Tomo los muslos de Gabriela con las dos manos y se incorporó poco a poco. – es que estamos solos, y nadie... - levantó la mirada. Gabriela tragó saliva. – nadie escucha lo que hacemos.

Gabriela cerró los ojos fuertemente. La respiración de Federico chocaba con su clítoris. La estaba inspeccionando. Y aunque ella había creído que eso había sido todo... se había equivocado. La lengua de Federico se introdujo en su dulce vagina con desesperación. Ella hizo la cabeza para atrás y levantó las caderas con ganas de que Fede aumentara su ritmo. Este le cargó los muslos y los colocó sobre sus hombros.

Una vez más. Su lengua tocaba ese pequeño y generoso punto débil.

- ¡Ah...! – gritó sin miedo a ser escuchada. - ¡más, MÁS! – le ordenó. Apretó la nuca de Federico, despeinándole el cabello. Él mordió suavemente uno de sus labios vaginales. – Dios mío... - jadeó ella.

- Esto es exquisito. – le dijo él. Probando sus deliciosos jugos. Gabriela había llegado a correrse antes de que él lo haya previsto. Se entretuvo besándole el monte de Venus completamente depilado. Era deliciosa... relamió sus labios probando una vez el elixir de ella. Despacio, fue soltando sus muslos.

- No te vayas...

- No me voy...

- ¿Entonces por qué dejaste de...

- Me gusta ver la cara que pones cuando queres más. – sonrió en medio de muchísima lujuria. Gabriela  puso los ojos en blanco.

- Ven... - le llamó ella. – hacemelo. Soy tuya Fede. Solo tuya.

Y esas palabras hicieron que su erección subiera de nivel.

- Me tenes tan duro, nena...

- Lo puedo ver. - Gabriela bajó la mirada, observando ese enorme bulto que yacía en los pantalones de Federico.

- Todo esto es tuyo. – le aseguró él.

- Mío y de much...

- No, no. – se acostó sobre ella de nuevo. – solo tuyo. – hablaba demasiado enserio para ser Federico D'Elia. Sentía demasiado enserio para ser Federico D'Elia. Ni siquiera él mismo podía tragarse o creerse lo que acababa de decir. Se le hacía difícil hacer conciencia de sus propias palabras.
Buscó una pequeña cajita dentro de los bolsillos de su pantalón. Encontró el preservativo y se bajó los pantalones y al mismo tiempo el bóxer. Gabriela observó todo desde su sitio. Sus labios eran mordidos por sus propios dientes. Sus ojos se habían nublado. Y solo podía verlo a él. Sentirlo a él. Quererlo a él. Necesitarlo a él. Entreabrió los labios... el tamaño de aquello le sorprendía cada vez más. Deseó muchísimo ser ella misma quién le pusiera ese preservativo...
Y poco a poco...volvieron a estar juntos de nuevo...volvieron a tocarse... a enloquecerse con el tacto de la piel del otro.

- Me gusta tanto esto...

- ¿El qué? – logró preguntar Gabriela.

- Cuando nuestros cuerpos... - bajó la mirada. Tenía el pene a la misma altura que Gabriela tenía el vientre. – se juntan.

Y la besó una vez más. Mordiéndole un labio. Juntando el sabor de lo que su lengua había probado hace unos minutos, con el caliente aliento de Gabriela. Esta levantó las caderas y a Federico solo le faltó moverlas un poco para volver a penetrarla de nuevo. Ella se apartó... soltó un leve gemido casi inaudible... aquello había sido suave. El pene de Fede salió de ella y entró con brutalidad una vez más. Esta vez Gaby no aguantó las ganas de gritar. Y lo hizo. Y apretó la espalda de Federico. Y le pidió más. Y el ritmo aumentaba. Un poco más. Y más. La caderas de Federico se movían en círculos, de un lado para otro, de arriba hacia abajo. Y Gabriela que apretaba sus nalgas y hacía que la bombeara aún más intensamente. Y Federico... que había dejado de moverse... se estaba corriendo... y le hubiera encantado correrse en ella. Mojarla. Mojarla de él y de todo lo que sentía cada vez que se metía en su precioso cuerpo. Cada vez que lo apretaba tanto entre sus entrañas. Nunca se había corrido de esa forma...y tan rápido.

Era maravilloso. Cada sentimiento. Cada cosa. Todo... se estaba volviendo estúpidamente especial.  



TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora