Capitulo 9

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Mnh...¿hola? ¿Federico?

- ¿Cómo conseguiste mi número?

- No sé... de repente lo tenía guardado en mi agenda... - sonrió ella. Él también se rió en el teléfono. A sido él mismo quién ha apuntado su número en la agenda de Gabriela mientras dormía y él hizo lo mismo con el número de ella. – y...¿Qué haces? – le preguntó ella, mientras enrollaba el cable telefónico con su dedo índice.

- Nada...¿vos?

- Termino de ducharme.

- Eso suena bien... - le dijo. Una vez sensual. Gabriela se estremeció por completo.

- Bobo...

- ¿Te fue bien hoy?

- ¡Sí! – le dijo ella, contenta. – recupere mi trabajo...¿podes creerlo? Me llamo la secretaria de David y me dijo que estoy de vuelta mañana. Y...¿adivina? También me dieron el departamento...

Ambos se quedan callados. Por la cabeza de Federico, pasaron millones de escenas calientes que podía estar haciendo ahora mismo con ella. Escenas que quería practicar con ella y nada más que con ella. Se excitó de solo pensarlo. Lo que no sabía, era que Gabriela no estaba pensando en algo diferente tampoco.

- Eso es genial. – le dijo. Esbozó una sonrisa al otro lado de la línea.

- ¿No queres venir?

Federico se alejó el teléfono unos segundos. Solo quería sonreír, sin que ella lo escuchara.

- Me encantaría.

- Entonces venite...

La voz de Gabriela hizo que se caliente aún más. De solo imaginársela... se le hizo agua la boca. Los músculos se le tensaron y ni siquiera la tenía ahí para demostrárselo.

- Iba a ducharme...

- Oh... entonces tómate tú tiem...

- No, no... no lo dije por eso. Es solo que... no dejaré de pensar en ti mientras lo hago.

Gabriela se mordió un labio. Sintió como todo su cuerpo se estremecía completamente.

Una fuerte oleada de deseo se paseó por su vientre.

- Ven ahora mismo... - le susurró ella. Había sido un pensamiento, que se había transportado desde su cabeza hasta sus labios.

- Quiero... te juro que quiero... pero tengo que hacer unas cosas antes. – ella cerró los ojos instintivamente. Se moría de ganas por hacerlo con él una vez más. No tenía una pequeña idea de cuanto lo deseaba. – espérame...¿sí? no demoraré... – le dijo, mientras por otro lado... trazaba una línea más en el plano del banco de Washington, estudiándoselo totalmente. Tenía tarea, robarían ahí la próxima semana. Se colocó el celular entre el hombro y el oído. – me tendrás ahí en una hora nena... te lo prometo.


TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora