Capitulo 16

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  La luz en su ventana le avisaba que había amanecido. Aunque no le hacía falta, su despertador ya le había avisado hace más de quince minutos que debía despertarse. Se sentó sobre el borde su cama y estiró los brazos. Cuando de pronto, un mensaje en su celular.
Lo agarro de inmediato y abrió el mensaje.

De: Fede 
"Text: Buenos días gatita. Tenes una deuda conmigo, no lo olvides"

Y sonrió. Mientras sentía ese alboroto en su estómago que solamente le permitía sonreír y sonreír más. Se tiró sobre la cama de nuevo, con el celular en la mano y colocándoselo sobre el pecho... casi sobre su corazón...que era el que sonaba justo en ese momento con fuerza. ¿Pero quién era ese tipo? ¿Por qué apareció justo ahora? ¿y por qué... por qué le empezaba a gustar tanto? Se mordió los labios mientras pensaba ella misma una respuesta. Sin encontrarla...pensó mejor en responderle el mensaje.

"¿Hoy a las ocho, te parece? No olvido la deuda, tonto."

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Mientras manejo, mi celular suena en mi bolsillo. Dejo una mano tras el volante y con la otra saco el celular.  Un mensaje. Lo leo. Es ella. Veo su nombre en la pantalla, así que detengo el auto en el aparcamiento para evitar problemas. Sebastian me vio desde la esquina, donde quedé en ir a buscarlo para llevarlo a la casa de su padre, por lo que corre para alcanzarme.

De : Gaby.
Text: "¿Hoy a las ocho, te parece? No olvido la deuda, tonto."

¿Me llamo tonto? Me rio y frunzo el ceño mientras le escribo otro mensaje.

"A las ocho entonces gatita. Te veo"

Y me rio de nuevo. La llame de esa forma de nuevo. Suena bien. Le cae como anillo al dedo. "Gatita". Me gusta. Le envió el mensaje mientras me quedo pensativo observando su nombre en la pantalla del celular. Cada letra me gusta. Cada letra combina con el olor de su cuerpo. Cada letra combina con el dulce sabor de su boca.

- Llegas tarde. – Sebastian entra al auto, mientras yo guardo de inmediato el celular en mi bolsillo.

- Da lo mismo. – le respondo. Enciendo el motor de nuevo.

- Perdona. Es que habrás estado muy ocupado con Katrina. – Sebastian se ríe. Y no se equivoca. Saco el embrague y pongo en marcha el auto antes de responderle.

- Sí ¿y?

- Y nada, que bien que por fin te diviertas. Te hacía falta ¿sabes?

- Sí... eso dicen.

El celular vuelve a sonar. Probablemente sea Gabriela respondiéndome el mensaje. Lo saco rápidamente del bolsillo de mis pantalones y lo leo en voz baja.

- ¿Es ella? – me sonríe Sebastian. Endurezco los pómulos y niego con la cabeza. – ... no me digas...¿hay alguien más?

- ¿Te interesa saber? – le respondo con frialdad, escondiendo el celular una vez más.

- No sé. Ya sabes... si está buena, al menos me gustaría conocerla.

Volteo a mirarlo despectivo. El comentario no le ayuda en lo absoluto. Al menos a mí solo me ha enojado más.

- Es la cajera ¿eh? No pongas cara de culo Fede, que todos aca sabemos de ella.

Trago saliva sin darme a notar y sigo conduciendo con normalidad. Detengo el auto, el semáforo está en rojo. Abro un poco más la ventanilla de mi asiento y saco el brazo dejando reposar el codo en el borde. A continuación saco un cigarro de la caja que conservo en mi cazadora. Lo enciendo. El semáforo está verde ahora y avanzo, fumándome el sermón de mierda.

- ¿Por qué carajo tienen que estar metidos siempre en mi vida? – le pregunto sin siquiera mirarlo. Inhalo y exhalo el humo con facilidad.

- No es con vos, sabes perfectamente cómo funciona esto.

- Sí, sí, sí. Lo sé, lo sé. Sé que tenes que estar enterado de con quién me acuesto y con quién no por la putísima Tentation. Pero estoy harto. Harto de que sepan cada paso que doy, ¿me escuchaste? No se sorprendan si algún día de estos termino yéndome.

Sebastian me mira y se ríe solo.

- ¿Quién es la chica?

- No te importa ¿ok?

- ¿Es por ella que vas a dejar esto?

Dejo salir el humo al exterior.

- Que no. Ella no es nada. Puedes acostarte con ella si queres, no me molesta.

Me lo pienso dos veces...

- Dale. – responde Sebastian, completamente convencido. – pero preséntamela.

- Trabaja en el banco central.

- Vaya... se te fue todo de las manos...¿no crees? – volteo a mirarlo y me rio en su cara. – estás jugando con fuego. – me mira serio.

- Y esa es la mejor parte. – le respondo.

- Sabes que puede reconocerte...¿verdad?

- Lo sé... - pienso en ella. En todo lo que hemos pasado desde que nos conocemos. Y en la deuda. En sus besos. En sus manos. - Y no sabes cuánto me estoy divirtiendo.  



TENTATION | TOSCALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora