9. Maria

1.1K 158 12
                                    

Maria. 18 años.

Como habéis podido leer, sí, 18 años, cumplí la mayoría de edad y estoy cerca de cumplir los 19, pero aún así aquí estoy, después de haber recibido bullying desde bien pequeña y continuar recibiéndolo, sólo que en menor medida (supongo que pasar la mayor parte del día en la universidad ayuda).No puedo decir con exactitud cuando empieza mi historia, así que os pongo en situación. Mi pueblo ronda los seis mil habitantes, cosa que es sinónima de un único colegio de primaria, un único instituto. Sería bueno si las personas que te acompañan durante los años de estudio fuesen buenas, se comportasen contigo y con la gente que les rodea, pero no, al igual que la mayoría de niños y niñas de la actualidad, mis compañeros eran malos, despiadados, y en parte, lo siguen siendo.Todos sabemos que en el colegio siempre están los populares, bueno, pues yo nunca he sido demasiado extrovertida y vi una oportunidad de volverme más social si me acercaba a ellos. En la escuela primaria, ahora pasados los años lo veo, se aprovechaban de mi, Maria me ayudas con esto, Maria me puedes hacer este ejercicio y en los recreos, siempre, cuando jugábamos a "mamás y papás" la que era la madre era yo, ellos era mis hijos, se habían portado mal y yo me tenía que encargar de pillarlos para poder castigarlos. Una contra siete. Nunca pensé que eso sería lo mejor que me podría pasar, siete.En el último año antes de pasar al instituto, yo me había hecho muy amiga de otra chica, nuestros hermanos jugaban juntos al fútbol (fútbol... ahora os hablaré de ello también), a ella le gustaba este deporte y a mi también, -me gustaba, me gusta y me gustará-. Quedábamos juntas para ir a los partidos de nuestros hermanos, para ir un rato al campo de fútbol a divertirnos un rato... Pero llego ese año y ella cambió, empezaba a "crecer", quería salir por las tardes, pero no para divertirse con un balón, si no con los populares, hablar de chicos y salir de cenas, con alguna que otra copa incluida. Me empezó a dejar realmente de lado, me dolía ver como se alejaba, pero yo no podía hacer nada. Yo seguí con mi vida, seguí viviendo el fútbol, es algo que corre por mis venas y no voy a dejar de practicar solo porque haya gente que aún crea que es un deporte de hombres, pues este insignificante hecho, el practicar el deporte que me gusta, me hizo ganarme mi primer mote "marimacho". Siempre tenían algo que echarme en cara, mi padre era el director de la escuela de fútbol y ellos también jugaban con ello. Yo veía como niños que pasaban como nerds, pasaban desapercibidos, por apuntarse al fútbol y estar con el grupo de los chicos "guays" eran aceptados en su grupo; y yo, ingenua de mí, los envidiaba, quería entrar en el equipo y después ir con ellos.Pasó el tiempo, y tocaba ir al instituto, tocaba "crecer" o morir. Las chicas de mi edad, doce años, empezaron a salir con chicos de dieciocho y diecinueve, yo aún no tenía interés de chicos en mi vida, pero sentí la necesidad de crearme yo misma ese interés, aunque fuera a la fuerza. Ellas siempre hablaban de lo que hacían con sus novios, y yo me quedaba en una esquina, callada porque yo no tenía uno. Tenía que salir con alguien. No se sale con alguien de la noche a la mañana y yo quería que mi primer "novio" fuera especial. Nunca hubo un novio como tal, pero si que hubieron chicos, muchos, demasiados. Empecé a meterme en páginas por Internet y conociendo a chicos, bastante mayores que yo, pues solo tenía 12, y ellos la mayoría pasaban los 20. No solo quedaba con conocerlos por la red, quedaba con ellos, venían a mi pueblo y nos íbamos en su coche a las afueras o algún sitio donde nadie nos pudiese ver. Yo no sabía que hacer, ni tan siquiera estaba interesada en hacer nada, pero tenía que experimentar para poder hablar con el resto de chicas de mi edad, necesitaba hacerlo para dejar de estar en la esquina sola. Las quedadas con chicos han durado cuatro años, cuatro años en los que hay semanas que he quedado con tres chicos diferentes y les he dejado mi cuerpo a su antojo, cuatro años en los que me he vendido sin cobrar, cuatro años de los que me arrepiento completamente. Nadie vale la pena como para hacer esto, pero yo... necesitaba encajar.No me sirvió de nada, a los 16 seguía igual de marginada que a los 12 o más si cabe. Se supone que a esa edad lo que queremos es arreglarnos e irnos todos los fines de semana de fiesta a ver quien bebe más, pues yo no. Yo prefería acostarme un sábado a las once y levantarme el domingo a las siete de la mañana para ir a un partido de fútbol. Este hecho significó más marginación, yo no era una chica, yo era un chico en cuerpo de mujer.Hablé con mis padres, bueno con mi madre, ella ya se lo contó a mi padre, le pedí cambiarme de instituto, estaba cansada de llegar a casa de mi abuela cada día después del instituto para comer, y encerrarme en el baño a llorar, estaba cansada de pasarme los patios en la biblioteca para no cruzarme con nadie de clase, estaba cansada de estar sola mientras los otros reían con sus amigos. Mi madre se negó, dijo que no me iba a cambiar de instituto, que si estaba cansada de aquello que hablase, que me rebelase contra quien me hacía daño. Yo me callé.Me he pasado bachillerato yendo del instituto al trabajo -entrenadora de fútbol, por mucho que me diga la gente, ese es mi mundo y no voy a renunciar a él por cuatro gatos que no lo aceptan-, del trabajo a casa. Y así, en bucle. En casa me refugiaba en las palabras, escribía para desahogarme y después quemaba el papel por miedo a que mi madre supiera lo que pensaba. Quería acabar con mi vida, y lo intenté varias veces, pero algo siempre me frenaba, no todas las veces pero la mayoría. ¿Qué pasaría con mi hermano si yo moría? ¿Qué les dirían a los niños a los que entrenaba si yo había muerto y ya no podía entrenarlos más? Mi vida podía ir mal, podía empeorar si quería, pero yo no podía hacer lo mismo, prefería sufrir yo a que ellos pudieran hacerlo. Gracias a ello, aquí estoy.Ahora mismo, sigue habiendo bullying contra mí, pero dejó de ser por el fútbol, vieron que era lo que me gustaba, yo era feliz y los niños a los que entreno y entrenaba también, por ese lado ya no podían hacer daño. Me había forjado una coraza con ello. Pero encontraron un punto débil, la gente cuando se lo propone, lo consigue... Mi orientación sexual. Desde que dejé de quedar con los chicos, me pregunté acerca de mi orientación sexual, estuve con muchas dudas, hasta hace un año. Soy lesbiana. Lo soy y aunque mis amigas lo sepan, mi familia aún no, quiero decírselo, pero tengo miedo. Ahora menos, pues tengo pareja, y quiero que la conozcan, no quiero que sea solo mi amiga delante de mi familia. Bueno, como decía... Esto ha conseguido llamadas en mitad de la noche en número privado con la pregunta "¿Eres bollera?" y miles de risas después de eso, mensajes como "Me gustaría verte en acción con tu novia y ya si me dejas unirme...". Sí, duele, pero duele menos, supongo que llevar seis años en este juego te hace fuerte, aquí solo el fuerte sobrevive.Os he contado mi historia, pero aún queda algo. Sigo conociendo gente por Internet, de hecho mi novia y mi mejor amiga las conocí así. He conocido gente maravillosa en esta app que me ha ayudado mucho incluso cuando apenas me conocía. El mundo de la red es peligroso, sí, pero yo sin él no estaría rodeada de amigas como las que tengo, puede que no las conozca en persona a todas, puede que las conozca de poco tiempo, pero sin ellas, sin saber que no todo el mundo es cruel, yo no sé si ahora estaría de pie como lo estoy o seguiría acurrucada en un rincón de una habitación oscura.No fue hasta hace seis meses que nadie supo enteramente mi historia, nunca antes había hablado de ello. Ahora me arrepiento, sufro de ansiedad y tengo pesadillas por las quedadas con los chicos aquellos cuatro años. Sé que hablar no es fácil, menos con la familia. Si sufres bullying no puedes rendirte, superarlo sola o solo es díficil, yo lo hice, así que tan solo es díficil, no imposible, pero es mucho mejor si tienes a alguien que te apoya en tu lucha por frenarlo.Un abrazo y mucha fuerza por seguir en esta lucha. Muchas gracias a esta plataforma por facilitar el ayudar y se ayudados.Si necesitais hablar, consejo o solo alguien que os escuche, mi cuenta es BrujulaNS, estaré encantada de ayudar. _____________________________________________________________________Muchas gracias por esta plataforma de verdad, soy una escritora poco conocida, pero me encantaría ayudar en este proyecto. Ahora tenéis mi mail y mi cuenta, por favor, cualquier cosa que pueda hacer y servir de ayuda me gustaría saberlo.Quiero ayudar en esta lucha contra lo que he sufrido, he tomado decisiones erroneas durante mucho tiempo, y aunque de los errores se aprende, me gustaría poder evitar estas decisiones en personas que aún están a tiempo de salvarse.Un saludo.


BULLYING STOPS HEREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora