Anónimo, 14 años.
Desde quinto básico (11 años) mi mejor amiga, al notar que yo la dejaba un poco de lado por otra chica que actualmente es mi mejor amiga, quiso llamar mi atención de la peor manera posible: dejándome en ridículo frente a todo el curso, luego le siguieron los insultos, para terminar con los defectos físicos. A veces, algunos compañeros le seguían el juego y bueno, yo callaba.
Nunca lo he considerado traición. Si ocurrió, quizá fue por mi culpa o de ambas. No fue la mejor manera de recuperar mi atención, y tampoco fue la mejor manera de perder siete años de amistad.
El tema se cerró en cuanto la directora se interpuso en el problema. Ella se marchó del colegio el año siguiente y yo seguí con mi vida normal, sintiendo culpabilidad. El año transcurrió normal, en mi curso era 'popular' solo por tener buenas notas. De apoco se formó un grupo de amigas: éramos cuatro buenas estudiantes.
Al año siguiente, en séptimo básico [13 años], la actitud de mis compañeros hacia nosotras cambió. Se aprovechaban de nuestra buena onda, hasta que mis otras tres amigas les dejaron de dar las respuestas de los exámenes y de mala manera les pedían que pararan de insistir (de buena manera no entendían). Cuando ellas hacían eso, ellos creían tener el poder de molestarlas. Se reían, las insultaban e incluso, uno de ellos, golpeó a una amiga y luego le pidió perdón como si nada. Yo no me negaba a darles las respuestas, no quería recibir ese trato. Con lo de mi ex mejor amiga, había comprendido que si les daba lo que ellos querían, no me molestarían y estaríamos en paz. Pero mis otras tres amigas no entendían eso. Y ahora entiendo por qué.
A veces era inevitable, no podía darles las respuestas. El mismo que golpeó a una amiga, creía que yo era su sirvienta. Me pedía que le llevase la mochila a la otra sala, y como yo sabía que si me negaba él me molestaría, aceptaba a regañadientes. Hubo veces en las que le negué y él, enojado, se burló de mí. Una de aquellas veces me dolió tanto lo que dijo, que aún el recuerdo permanece grabado en mi cabeza. Era ilógico que él se desquitase conmigo porque en su casa lo golpeaban.
Parecía no tener fin. Tenía miedo de ir al colegio, el despertar me decepcionaba. Comencé a odiarme. Y ahí fue cuando le confié mis secretos a un objeto que sólo conseguía dañarme más.
Mi profesora me descubrió, mis padres no comprendieron muy bien hasta que en Febrero del 2015 vieron mis brazos. Ese año entraba a un colegio nuevo, donde todo comenzó bien y terminó mal: me hice amiga de un chico que me humillaba mucho más que mi ex mejor amiga. Incluso me trató de llorona más de una vez. Gracias a Dios en vacaciones me libré de él.
Con el tiempo desarrollé inseguridad, miedo a las burlas, a la gente. El pasado parecía recién tener efecto en mí. Este año me he negado completamente a ingresar al colegio. Aún discuto ese tema con la psicóloga. Y todo ha sido consecuencia de haberme callado; de haber permitido que otros se encargaran de mis problemas y no yo.
Si sufres bullying, no te refugies en alguien más. No pienses que alguien vendrá y te sacará totalmente de la oscuridad. Suena insensible, aunque es verdad. El cambio comienza por un@ mism@, y sí, la ayuda de otra persona no está demás, pero no puedes depender de ella. Permítete ayudarte y nunca te calles, grítalo si es necesario. La ayuda más sincera es la tuya.
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BULLYING STOPS HERE
CasualeChicas y chicos, ya es hora de cambiar el infierno por el cielo. BIENVENIDAS/OS.