Victoria
Mantengo los ojos cerrados a pesar de que ya he despertado hace un rato, todavía no tengo ganas de levantarme de la cama y mucho menos de soportar el sol que entra por el ventanal, he intentado levantarme a cerrarlos o al menos pedirle a alguien del personal que lo haga, pero simplemente no puedo.
La cabeza me palpita un poco y suelto un suspiro, un motivo para levantarme de la cama, debería tomar algo si no quiero que empeore. Que horroroso despertar el mío, no esperaba menos. La imagen de mi padre viene a mi mente y la obligó a esfumarse, no estoy dispuesta a lidiar con eso en este momento, el corazón me pesa en el pecho y ya no quiero soltar más lágrimas de las que ya he soltado ayer por la noche mientras tomaba una copa tras otra.
Magnus. No le preste mucha atencion despues de ver como mi padre se iba y a pesar de que estuvo sentado conmigo un rato en el sofá, en silencio. Pero poco despues se despidio y creo que cayo en cuenta que quería estar sola.
Abro los ojos cuando el irritante sonido de mi teléfono empieza a retumbar por toda la habitación, suelto un gruñido y con todas las fuerzas que tengo me levanto lo mas rapido que puedo, siguiendo el sonido para poder apagarlo de una vez. Poso mi vista en la mesa de noche y cuando tengo en mano el celular ya ha dejado de sonar, la pantalla de inicio me muestra cinco llamadas perdidas de mi madre, ruedo los ojos y me acuesto nuevamente con un suspiro. Tal vez ya se enteró de lo sucedido. Un golpe en la puerta me hace voltear hacia ella y esperar que sea alguien con comida.
-¡Adelante!-exclamó.
Mi estómago salta de alegría cuando veo entrar a Danisa con una bandeja en su mano, la que supongo sostiene mi desayuno, sus sonrisa cálida no puede faltar, solo con eso logra que me sienta un poco mejor. Me siento rápidamente en la cama cuando llega a los pies de esta y me deja la bandeja.
-Buen dia, mi niña-dice y saca un frasco de pastillas de su bolsillo-ten, se que lo necesitas.
-¿Cómo es que estas preparada para todo?-preguntó tomando la pastilla y llevándola a mi boca.
-Te conozco de pies a cabeza, eso es todo-responde y asiento.
-Eso tiene sus ventajas y desventajas.
-Por supuesto.
Rio por lo bajo sabiendo lo que eso significa y tomó la taza de café frío, nada como los cafés fríos de Danisa para arrancar mis mañanas, o en mi caso, mediodías o tardes, no se sabe muy bien mis horarios, ni siquiera yo. Levantó la vista observando a la mujer que tanto adoro y noto como intenta arreglar una arruga de su falda y abre la boca un par de veces, como si intentara decir algo.
-Se que quieres preguntar que paso anoche-digo y me mira-pero realmente no tengo ganas de hablar de eso, al menos por el momento.
-Entiendo, cariño no hay problema-dice rápidamente-debo seguir con mis deberes, niña te dejo seguir con esto.
-Claro, muchas gracias-digo y me tira un beso mientras camina hacia la puerta-¡te quiero!
Empiezo a tararear una canción que escuche anoche en el bar y no puedo parar de recordar, tomó una de las tostadas que tiene aguacate untada sobre ella y cuando le doy un mordisco escuchó unos golpecitos con cierto ritmo en la puerta. Ni siquiera me dan tiempo a tragar cuando la puerta se abrió de sopetón y veo a dos de mis personas favoritas.
-¡Hola!-exclaman al unísono Luisana y Mathias.
Sonrió al ver cómo están parados uno al lado del otro y mueven las manos en el aire como si estuvieran dando un tipo de presentación. Luisana cierra la puerta y ambos corren hasta mi, tirándose en la cama.
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Mi Niñero. (Sin Editar)
Teen FictionSiempre existirá la lógica de algunos de que la casualidad es real y que en algunas ocasiones puede mejorar tu vida o arruinarla, si soy completamente sincera conmigo misma yo no creía en esa estupidez de la casualidad. Lo único que recuerdo de esa...