Magnus
Mi despertador sonó hace ya media hora aproximadamente y por más que empiezo a sentir el sol que entra por el ventanal en mi cara de a poco, no quiero levantarme, esta es la parte que siempre me cuesta, comenzar el día, dejar la cama. A pesar de que no es mía, es muy cómoda, ni siquiera recuerdo haberme quedado dormido. Me resulta algo incómodo estar aquí aún, pero por lo cálidas que son las personas que conocí me no tardare en acostumbrarme, de vez en cuando me gusta socializar, así que seguramente me haga amigo de alguien del personal, solo para no enloquecer.
<<Que triste>>
Tristeza me da todo el trabajo que tengo por hacer. Por fin junto la energía suficiente como para levantarme de la cama algo dormido todavía, froto mis ojos unos segundos y tomó el celular de la mesita de luz, según este son las 06:30 de la mañana. Dejó el aparato a un lado y me dirijo al baño, cuando estoy dentro me quito la ropa y entro en la ducha, el agua tibia se desliza por mi cuerpo y me ayuda despertarme un poco. Mi mente empieza a repasar todas las actividades que tengo que realizar durante el día para memorizarlo y no olvidarme de nada, a pesar de que lo tengo anotado, idea que le robe a mi padre cuando era niño para controlar mis horarios.
Al terminar de ducharme, envuelvo la toalla en mi cintura y me cepillo los dientes. Cuando salgo del baño empieza a sonar la alarma que siempre pongo por si me quedo dormido, cosa que nunca pasa, pero prefiero estar prevenido.
A medida que voy secando mi cuerpo, camino al vestidor, donde mi ropa ya está perfectamente acomodada. Generalmente me pondría una ropa más formal, pero como no saldre de aqui me decido por una camiseta de algodón negra, unos jeans del mismo color y zapatillas.
La casa es muy silenciosa y el personal casi no se escucha desde aquí por la distancia, por eso me es muy fácil oír a alguien maldecir fuera de la habitación, no distingo todo lo que dice, pero suena como si estuviera muy molesto. Me coloco uno de los relojes sobre el estante mientras no paro de oir un refunfuño tras otro, no puedo evitar sonreir, no se porque. Pero cuando acabo de colocar perfume sobre mi cuello ya no se escucha mas nada que el silencio habitual.
Usualmente a esta hora llamo a mi padre para saludarlo, simplemente para desearle que tenga un buen dia, pero como esta en China la diferencia de horario es obvia, así que solo le envió un mensaje, hace algunos días no lo veo y la realidad es que lo extraño. Le digo eso en otro mensaje y no pasó por alto las llamadas perdidas de Vanessa, pero decido ignorarlo, debo enfocarme en lo que debo realizar y en el tiempo que tenga la llamaré, supongo.
Alguien llama a la puerta y guardó el celular en mi bolsillo delantero, al abrir la puerta me encuentro con una de las chicas del personal que me sonríe ampliamente, le devuelvo la sonrisa y se coloca un mechón moreno detrás de la oreja, algo nerviosa. Ah, entonces sus comentarios de ayer en la tarde iban de ese modo.
-Buen dia.
-Buen dia-digo.
-Venia a preguntar si le subo el desayuno o donde es que desea consumirlo-dice.
Voy a responder cuando mi vista viaja hacia una chica rubia que viene bajando las escaleras del tercer piso y camina de prisa por el pasillo murmurando cosas, mientras revisa el bolso de cuero marrón que le cuelga del hombro. Admito que me toma algo por sorpresa cuando clava su mirada en mí y sus ojos verdes brillantes me escanean por un segundo, pero baja la vista nuevamente a su bolso y pasa rápidamente por detrás de la morena para bajar las escaleras.
-¿Entonces?-insiste.
-En la cocina está bien.
Ella asiente y se retira, sin poder quitar esos impactantes ojos de mi mente, cierro la puerta detrás de mí y voy escaleras abajo, giro hacia la derecha y entró en la cocina, donde hay dos personas al otro lado de la amplia isla. Tomó asiento y enseguida el olor que abunda el lugar me hace recordar a los waffles de Lorena, la mujer que cocina en casa de mi padre, jamas crei que otra persona los haga igual, pero al menos el olor el exacto.
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Mi Niñero. (Sin Editar)
Novela JuvenilSiempre existirá la lógica de algunos de que la casualidad es real y que en algunas ocasiones puede mejorar tu vida o arruinarla, si soy completamente sincera conmigo misma yo no creía en esa estupidez de la casualidad. Lo único que recuerdo de esa...