122. Wilson

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Siempre que Wade se iba en sus misiones, tú permanecías nerviosa hasta que volvía. El trabajo te mantenía ocupada. Ser la secretaria de un millonario, playboy, filántropo, no era sencillo. Todos los días sucedía algo distinto pero, por lo menos, mantenía tu mente ocupada. Pero, aunque tu mente estuviera concentrada en tu trabajo, en el fondo, siempre estaba Wade. Había sido un largo día de trabajo y estabas manejando hasta tu hogar y, aunque estabas exhausta, no podías sacarte a Wade de la cabeza. Cuando paraste el auto a causa de la luz roja del semáforo, tu celular sonó. Automáticamente respondiste, sin inmutarte porque era un número desconocido.

-Hola-, respondiste mientras acelerabas ya que la luz había cambiado a verde.

-Hey, bebé. ¿Estás con alguien?-, la voz de Wade resonó en el parlante. En cuanto lo escuchaste, una sonrisa aliviada se formo en tu rostro, dejando escapar un pequeño suspiro. Por alguna razón, todo el día tuviste este mal presentimiento, y no entendías el por qué.

-No, Wade .Estoy en el auto, camino a casa. ¿Estás bien?-, tus manos apretaban fuertemente el volante. Aunque estabas hablando con Wade, el sentimiento aún permanecía allí.

-¿Recuerdas el bosque al que te lleve en nuestra primera cita? ¿Crees que podrías ir allí?-, preguntó Wade, haciendo que te preocuparas. Él nunca te había pedido que lo pases a buscar después de una misión.

-Wade, ¿Está todo bien?-, preguntaste mientras acelerabas el auto en la dirección del bosque.

-Un estúpido hijo de puta me uso como su objetivo de practica. No te preocupes, ya esta muerto-, dijo pero eso no te hiso sentir mejor. Saber que él estaba lo suficiente herido como para que tuvieras que ir a buscarlo te hacía preocuparte aún más.

-¿Por qué no lo escuchaste venir?-, preguntaste. Sabías lo bueno que él era, lo que lo hacía un real peligro para sus enemigos. Te aliviaste un poco al ser capas de ver el bosque en tu parabrisas. Recordaste lo linda que había sido su primera cita, ustedes dos se encontraban en tu casa, tranquilos, cuando Wade sugirió ir a caminar y terminó llevándote en medio del bosque, para mostrarte la sorpresa que había preparado para ti.

-¿Recuerdas el vestido que usaste en la fiesta de Stark del mes pasado?-, preguntó y recordaste el vestido. Era de color rojo y llegaba hasta el suelo pero, tenía un gran corte que dejaba al descubierto tus piernas y, además, acentuaba todas tus curvas.

-Si-, contestaste y estacionaste el auto. Tomaste la linterna que siempre conservabas por emergencias y te bajaste.

-Bueno, te estaba imaginando en ese vestido. Te veías tan sexy-, dijo mientras tú caminabas con la linterna prendida. Seguías el camino, esperando encontrar a Wade en el. Solo podías escuchar las ramas quebrarse bajo tus pies porque, sorprendentemente, Wade se había callado.

-Sabes, podría ponérmelo para ti alguna vez. Un show privado-, respondiste con un tono sexy, haciendo que Wade gimiera.

Te acercaste al lugar al que Wade te había traído en su primera cita y allí estaba él. Corriste hasta él y te agachaste a su lado. Su traje estaba lleno de agujeros de bala y su piel estaba aún en proceso de curación.

-Por favor, dime que realmente eres tú y no estoy alucinando-, dijo él y tú lo besaste por sobre su máscara.

-No. Aquí estoy. Vamos a sacarte de aquí-, murmurasté mientras ayudabas a Wade a levantarse. No tardaron en llegar a tu auto y, después de subirlo, lo cubriste con una manta que tenías ya que, aunque él insistiera que estaba bien, tú notabas que no lo estaba.

-Ya no tienes ninguna bala en tu cuerpo, ¿No?-, preguntaste mientras manejas en dirección a tu casa.

-No lo creo. Pero aún así, necesito que me revises enfermera-, dijo él y te guiñó un ojo. Y, aunque no estabas de humor, aún así te reíste. Esas eran una de las tantas cosas que amabas de Wade Wilson. No importaba que tan mala sea la situación, él siempre lograría sacarte una sonrisa.

Cuando llegaron, ayudaste a Wade a bajar del auto y lo guiaste hasta el sofá antes de cerrar la puerta con llave. Notaste que Wade se había quitado la máscara y te agachaste para sacarte las zapatillas y dejarlas en un rincón. Cuando volviste a pararte, Wade estaba frente a ti y comenzó a besarte, necesitado.

-Si sigues así, no llegaremos a la cama-, dijiste entre besos y, cuando Wade te escuchó, separó sus labios y te miró coqueto, con una sonrisa.

-No había planeado eso-, dijo y volvió a devorarte la boca. Él te levantó y te sentó sobre la mesa, sin separarse de ti. Aunque Wade estaba herido y ambos estaban cansados, el deseo de el uno por el otro ganaba, causando que fuera imposible separarlos.

MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora