Clint se da cuenta de que Tony se había quedado mirándote y, cuando te miró, se dio cuenta que tú intentabas ignorarlo, aunque te conocía lo suficiente como para saber que estabas incómoda.
Observó la diana que descansaba en la pared, justo al lado de la cabeza de Tony. Bajo la vista hasta donde un par de dardos se posaban sobre la repisa. Con una sonrisa, tomó uno y lo lanzó.
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-Eso no es jugar limpio, agente-, soltó Tony, al darse cuenta de que Clint lo había atrapado mirándote.
-Nunca dije que yo lo haría-, le sonrió de vuelta.
-Ganará el mejor hombre, Légolas-, guiñó un ojo el millonario y Clint soltó una risa.
-Dijo el hombre en el traje de hierro.
-¿De qué hablan ustedes dos?-, preguntaste, al acercarte a Clint con la ceja alzada. Y, al no recibir una respuesta, ella rodó los ojos -. Sólo venia por un vaso de agua, pueden seguir discutiendo-, te diste la vuelta y abriste la canilla para llenar un vaso y tomarlo. Mientras tomabas, te diste la vuelta y te percataste que ambos chicos te miraban fijamente -. ¿Qué?
-Nada-, contestó al instante Clint y desvió la mirada. Tony lo miró y soltó una carcajada para luego volver a verte.
-Te ves hermosa, aunque siempre lo haces.
Tus mejillas se empaparon de un rojo escarlata en cuanto escuchaste el cumplido de Tony. Mientras que ambos hombres se miraban fijamente.
-¿T/N?-, la voz de Natasha resonó desde lejos -. Necesito contarte algo, ven-, suplicó la voz y tú caminaste lejos de la situación, tu mirada pegada al suelo, intentando tapar tu sonrojo con tu cabello.
[...]
-Entonces, Barton, ¿Esto es lo que harás? ¿Esconderte en tu granja cuando envejezcas?-, habló Tony, iniciando una conversación. Clint rió, aunque sabía que sólo intentaba molestar a causa tuya.
-Supongo que sí-, se encogió de hombros -. ¿Tú vivirás con tus máquinas mientras estás te agasajan?-, sugirió Clint y Tony rió, apretando los dientes. Abrió la boca para responder pero tú lo interrumpiste.
-En realidad, yo creo que es un buen plan. Me refiero a vivir en una granja. Después de dar tanta pelea, ¿No nos merecemos algo de paz?
Clint le dedicó una sonrisa autosuficiente a Tony y, luego, te miró a ti.
-Así se habla, dame esos cinco-, alzó su mano y tú se la chocaste mientras reías.
-¡Compañeros de granja!-, reíste y Tony rodó los ojos.
