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Tomaste tu cartera, estabas esperando a que Natasha llegará, cuando tu celular sonó y rodaste los ojos. Era Natasha, otra vez.
-Aquí estoy.
Escuchaste su inconfundible risa.
-¿No podrías haber tardado más?
La ignoraste y miraste la calle, buscando un deportivo negro, que era lo que ella solía usar.
-¿Dónde estacionaste?
-El Buick negro, justo fuera de tu edificio.
Frunciste el ceño.
-¿Buick? No es tu estilo, Nat-, dijiste mientras observabas el nombrado auto. Volviste a fruncir el ceño cuando no pudiste ver a Natasha a través de la ventana -. ¿Por qué están pintadas las ventanas?
-Prácticamente, soy una celebridad. ¿Quieres que los fans comiencen a gritar y perseguirnos en nuestra noche de chicas?
-Esta bien-, dijiste rodando los ojos -. Te veré en un segundo-, dijiste antes de colgar y saliste de tu edificio.
Cuando llegaste al lado del auto, abriste la puerta sin dudar y te sentaste.
-En serio, Natasha, ¿Qué...?-, te callaste cuando viste a un chico rubio sentado a tu lado. Un lindo chico rubio -. ¿Qué diablos? ¿Quién eres? ¿Dónde esta Natasha?
El hombre cerró sus ojos mientras que el conductor aceleró.
-Mierda. Ella lo hiso otra vez.
-¿Hacer qué?-, preguntaste, antes de darte cuenta que estaba ocurriendo -. ¿Es en serio? Voy a matarla. Es la tercera vez en el mes.
El hombre rió.
-Supongo que es mejor a cuando me hiso salir con una fan-, dijo y estiró su mano hacía ti, para poder estrecharlas -. Soy Steve Rogers.
-Ah, el capitán-, dijiste y con una sonrisa aceptaste su mano -. Soy T/N T/A. Conozco a Natasha desde hace cuatro años.
Steve asienté y vuelve a su posición anterior.
-Yo también. Hemos pasado por mucho y, es por eso que siente la necesidad de hacerme salir con todas las chicas lindas que conoce. Pero, nunca había sido una de sus amigas.
-A mi igual. Cada vez que conoce a alguien, ella decide que es perfecto para mi.
Steve abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar cuando tu celular comenzó a sonar muy fuerte. Te sonrojaste y pediste disculpas antes de mirar la pantalla y ver que era tu mejor amiga.
-Es Nat.
-Claro que es ella. Ponla en altavoz.
Hiciste lo que te pidió y respondiste.
-Nat, voy a matarte.
-No, no lo haras. Sabes que me amas-, respondió ella atrevida -. ¿Cómo te esta tratando el viejo?
-95, no muerto-, murmuró Steve y tú reíste un poco -. ¿A dónde nos esta llevando tu conductor?
-Es una sorpresa.
Steve bufó y te miró.
-Creo que voy a unirme a ti y matarla.
-¡Genial! Esa puede ser su segunda cita-, dijo Nat y tú rodaste los ojos. Sin decir nada más, le cortaste.
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