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-¿Estás bromeando?-, reíste ante lo que te dijo tu prometido, sin creerle. Se borro tu sonrisa cuando viste como él bajaba la vista hacía la mesa y negaba con la cabeza -. Estás... ¿Estás hablando en serio?
-Wanda y yo queremos ayudar-, dijo a la defensiva, aún sin mirarte a los ojos.
-Entonces, ¿Quieres que te maten para probar tu punto?
Él no respondió y tú bufaste. Apoyaste tus codos en la mesa y descansaste tu cabeza en tus manos.
-Tengo que hacerlo-, murmuró Pietro, se levanto y se paró a tu lado -. No moriré. Lo prometo, y nunca rompo mis promesas. Menos contigo-, él abrazó tu cintura, haciendo que te pararas derecha y lo miraras.
-Si prometes que volverás... Pero no te vas hasta después de nuestra boda-, dijiste y apuntaste su pecho con tu dedo, en un intento de sonar más estricta. Él te miró con una sonrisa y te beso tiernamente antes de tomar tu mano izquierda y besar su anillo de compromiso.
-Trato hecho.
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