123. Maximoff P.

7K 626 16
                                    

-Esta resfriada, Pietro. No va a morir-, insistió Bruce después de chequear tus pupilas. Se encontraban en medio de una misión cuando tú comenzaste a sentirte mal. Y, aunque al principio todos estaban muy preocupados, pronto se confirmó que solo se trataba de un resfrío común. Aunque Pietro parecía no creerlo.

-¿Estás seguro que ella esta bien?-, volvió a preguntar Pietro y posó su mano sobre tu frente -. Tiene temperatura.

-Ya lo sé-, asintió Bruce, cansado ya del chico. Una pequeña sonrisa apareció en tu rostro al darte cuenta de que tan preocupado estaba Pietro. Ustedes sólo habían estado saliendo por un mes y, Pietro aún intentaba impresionarte de vez en cuando.

-Pietro, estoy bien. Es un simple resfriado. En unos días estaré como nueva-, le dijiste, intentando calmarlo -. Sólo, no me toques hasta que esta bien, no quiero contagiarte.

-Okay-, él asintió. Te bajaste de la camilla que se encontraba en medio del laboratorio y te diriguíste a tu habitación, con Pietro siguiéndote de cerca. Cuando llegaste a tu habitación, cerraste la puerta, dejando a Pietro fuera -. Déjame entrar.

-No. No quiero contagiarte. Además, mañana tienes una misión y quiero que estés bien para que vuelvas sano y salvo, como siempre.

-Pero...

-No-, lo interrumpiste -. Estaré bien. De vez en cuando nos resfriamos y no pasa de unos días.

-Pero, si estas encerrada, ¿Cómo comerás? ¿De dónde sacaras agua?

-Le pediré a Visión que me traiga. Además, estoy segura que él ni siquiera puede enfermarse.

-Printsessa, por favor.

-Pietro, no.

-Entonces me quedaré sentado aquí hasta que mejores.

-¡Diviértete!-, reíste, sabías que él no aguantaría ni una hora sentado allí. Te metiste en la cama y no tardaste en dormirte. Después de todo, lo mejor era dormir cuando te sentías mal.

[...]

Cuando despertaste, te encontraste con Pietro sentado al borde de tu cama, con un barbijo.

-Pietro, ¿Qué te dije...?

-Bruce dijo que si usaba esto, no me contagiarías-, te interrumpió y podías apostar que, bajo el barbijo, tenía una arrogante sonrisa -. Igualmente, no aguantaba estar tanto tiempo lejos de ti.

-Sigo sin entender por qué estas tan preocupado-, dijiste, cansada.

-Porque-, hiso una pausa, pensando -. Porque te amo.

-Yo también te amo-, le sonreíste.

MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora