Capítulo 27 "Horribles sentimientos"

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-Will, debí irme hace una hora, Quim me necesitaba para algo. Creí que lo solucionaría pero no. ¿Me llevas a casa?.- Mentí, Quim seguramente estaba mas que feliz en su trabajo.

-¿Justamente ahora Cinthia? ¿No puedes sola?.- Lo miré triste de reojo, no tenia ganas de discutir.

Al menos no con él.

-Si. Quieres te llevo hasta tu casa Cinthia.-No Elián, tu no. Solo tengo ganas de golpearte.

-No, gracias.-Dije cortante.-Vámonos Will o me iré sola.

-Maldita caprichosa.-Dijo resoplando.

-Mueve tu trasero.-Lo agarré de sus manos y levante con fuerza.

Nos dirigimos a la puerta, Elián abrió y me miró por última vez.

En sus ojos había angustia, la mirada perdida que vi el primer día en él al momento en que bajó del auto de Agustina.

Esa mirada que no había visto en él hace días, volvió a sus hermosos ojos.

No se que me ocasionó mas angustia si lo que escuché o ver ese brillo en sus ojos apagarse.

¿Que me estaba pasando? En otro momento de mi vida hubiera ido de inmediato a contarle a Emily que un chico guapo suspiraba por ella. Y me olvidaría de todo, hasta quizás aligaría al chico por esa manera de conquistarla.

Pero esta vez todo había cambiado y no tenia idea de porque. Era una mezcla de sentimientos encontrados, horribles sentimientos.

¿Elian Whitte que me has hecho?

-Enana en la nevera hay algunas cosas para que te prepares si quieres.-Dijo William observando como me sentaba en una de las sillas.

Fundida en mis pensamientos ni sentí el lejano camino a casa.

-Esta bien. No tengo apetito.-Suspire agotada.

-¿Puedo saber el apuro de irte de allí? Y no me vengas con lo de Quim porque no te creí.- Maldito William, nunca podía mentirle. A él, no.

-De veras Quimey me llamó, pero de camino aquí me mando que ya no me necesitaba, lo siento.- Esta vez creo que si le iba a mentir.

-Fingiré que te creo. Cuídate enana, te quiero.-

-Okey, adiós. Yo igual.-Grité esto último antes que saliera de la casa.

Maldito lunes, maldito Elián. No había servido de mucho faltar a la escuela.
Y ahora tendría que preparar mi propio almuerzo.

Genial.

-Seremos solo tu y yo, Cinthia.-Un momento. Ya estaba hablando sola.

Calenté las pizzas que había comido anoche, pizzas que trajo el estúpido Elián.
Tenia mucho apetito para fingir que seguía siendo orgullosa sin él presente.

Tome cuatro rebanadas las serví al plato mas un buen jugo de frutas. Ojalá sirva para satisfacer mi estomago.
Encendí la televisión y no encontré nada que me entretenga, solo puse unas películas mientras terminaba mi plato.

Cuando menos lo imagine ya había acabado las pizzas y mi jugo.
Esto de estar sola cuando no lo deseabas era aburrido.
No podía sacar de mi mente aquellas estúpidas palabras.

Y para no perder la costumbre mis pensamientos se escabullen hasta ahogarme en un suspiro.

Recoste mi cabeza en la punta del sofá, deseaba caer en un profundo sueño para evitar pensar en estas tonterías.
Pero nada hacia efecto.

La puerta sonó y mis ánimos de abrirla eran nulos.
Volvió a golpear la persona que estaba del otro lado y al tercer llamado decidí pararme, al parecer no se daría por vencido o vencida.

Abrí la puerta y se encontraba mi rubio favorito ahí afuera, peinado de una manera perfectamente despeinada, vestía esa chaqueta de cuero que tanto le gustaba y unos ajustados yens azules.

-Hola, hermosa.-Dijo acercándose para besar mi mejilla.

-Hola Stephan, que bella sorpresa.-

-También estoy yo amiga, de hecho yo insistí. De nada.-Interrumpió Emily. Oh Dios, justamente hoy no tenia ganas de platicar con ella.

-Woow, doble sorpresa.-Dije con un tono de ironía.-Bien... Adelante.-Abrí un poco mas la puerta para que lograran pasar.

No quería estar incomoda con mi mejor amiga. Vamos Cinthia superalo es solo un chico.

El sofá grande estaba completamente vacío, al parecer los tres definimos sentarnos en diferentes lugares.
Emily me observó extraña susurrando un pequeño.
¿Que te sucede?
Oh, tu no tienes idea, amiga.
El momento se hacia cada vez mas tenso, sin nada que decir y con mi cabeza andando mil km/h.

-Creí que estabas enferma. Aún por lo del sábado y eso.-Dijo Stephan rompiendo el incomodo silencio.

-No, es que desperté tarde, seguro fueron los medicamentos por lo que me he desvelado.-

-Oh... De todos modos no tuvimos muchas clases.-

-Genial.-Dije casi desganada.

-Sabes... Escribí a William, tu hermano, hoy temprano me dijo que estarías en casa de un amigo, probablemente todo el dia. O algo así decía el texto.- ¿Más personas qué me lo recordaran?

-Ah, no... Es que si, pero no.-Dije nerviosa.

Si decía que fui debía contarle a Emily todo lo sucedido, y si mentía. Estoy segura que de todos modos se iban a enterar.

-Cinthia. No tienes que darme explicaciones, lo entiendo.-Dijo con una risita corta.

-No, es lo que te imaginas.-Dios tíreme respuestas.

-Cinthia vino a casa, seguramente William quiso poner amiga en su texto o te jugo una broma. Todos sabemos como la miras.-Rió Stephan.

-Gracias.-Susurre y sonreía a mi amiga.

-Hoy era día juegos en muchas escuelas. ¿Ustedes entrenan?.-Preguntó Emily mirándome.

-Sabes que yo ni en sueños.-Dije riendo.-Pero Stephan tiene un equipo de voleibol.-

-¿De veras? eso explica tu lindo trasero.-Eso me hacia recordar porque amaba a este ser. Los tres reímos fuertemente.

-Gracias, eso creo.-Dijo avergonzado, estaba hecho un tomate el chico.

-Step y su equipo son de lo mejor en el juego.-

-No lo se, aun tenemos que superar muchos inconvenientes.- Peinó su suave cabello mientras decía esas palabras.

-Oh, no te hagas el modesto. ¿Y cuando es el próximo juego?.-Pregunté fingiendo interés en el deporte. Bueno si tenia algo de interés, pero no en el deporte, si no en el jugador.

-Es mañana, si no tienes nada que hacer ven. Ambas pueden venir.-Sonrió amable.

-Claro.-Dijimos mi amiga y yo a la vez.

-Genial. No me fallen.-Miró directo hacia mi, okey. Indirectamente directo, amigo.

Hablamos casi sin parar sobre los juegos y deportes que hacia cada uno. Bueno, yo solo escuchaba y daba mi opinion de lo poco que sabia.
Mas de una vez cuando miraba a Emily no podía dejar de pensar por más que me lo proponía, Elián la prefería a ella.

La tarde se hizo corta, luego darme un baño y tome medicina para mi dolor de cabeza





*

-¡Vamos niña! Despiértate inmediatamente.-Que demonios donde carajos estaba.

-¿Quien eres tu?.-Pregunté sorprendida.

El cuarto estaba oscuro, mi cabeza dolía como la gran madre y pareciera que me dieron un golpe.
Santo cielos. Quería a mi hermano, deseaba sus abrazos.
Pero lo que mas quería era saber donde me encontraba.





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