Capítulo 50 "Tienes un moco"

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Ya llevamos 5 días en la cabaña de Elián, los cinco primeros días de mis vacaciones permanentes, así es.
Había finalizado la secundaria y no concurri a ninguno de esos estúpidos protocolos, el boletín y diploma los recibí por correo. No creo que mis padres estuvieran de acuerdo pero vamos, estoy prácticamente sola en este puto mundo, momentáneamente. Sin mis padres que sentido tendría ir a actos y costumbres tontas. Ir de aquí para allá con Elián, que ni si quiera es mi amigo, o algo así.
Tengo esa mala maña de etiquetar todo por su nombre, y en este preciso momento, él era sólo un chico que me gustaba demasiado y su sonrisa acompañaba perfectamente a los latidos de mi corazón.

Otras de las cosas que extrañaba en este último tiempo era a las huecas de mis mejores amigas, y obvio mi hermanito, mi bebé, mi cachorrito, mi Will. Pero de él ya me había acostumbrado a que volvería en poco tiempo. En fin, cinco días paseando de la estancia de mi padre hacia la de Elián como si ambos fuéramos dueños de todo. Esta hermosa sensación de no tener problemas ni preocupaciones.

Elián me comentó todo el problema que tuvimos en aquel laboratorio y también los papeles del hospital con las tontas enfermeras.

Elián eran adoptado, es decir el niño de papi sólo era niño de papi.
La madre de él es oriunda de esta ciudad por eso su nacimiento fue aqui, luego de un tiempo de recién nacido su madre lo abandonó, le costó mucho trabajo contarme su historia al maldito duro e incluso algunas lágrimas que partieron mi corazón.
Su madre biológica por así decirlo, aún no sabía exactamente de quien se trataba, pero de algo estaba muy seguro su madre era esa que estuvo siempre acompañando su niñez y adolescencia, sus caprichos y talentos, la que estuvo toda su vida para él y no esa que sólo se encargó se traer al mundo a este bello niño.
No quiso contarme más sobre su madre, se que había algo extraño o malo en ella, no le costaría hablar si no fuera así, sea lo que sea que pase con esa señora. El la amaba de todos modos, eso me daba muchísima emoción y ternura, respetar su silencio era lo mejor que podía ser.

-Cinthia, si tu quieres hoy podemos ir a la ciudad.-Dijo mientras sacaba las naranjas más bajas del árbol en casa de mi padre.-No llegas ahí mi enanita.

-¿Que dijiste?.-Pregunté mirandolo lo más enojada que podía ante esa hermosa sonrisa.

-Que si quieres podemos ir a la ciudad.-Dijo con una sonrisa gigantesca.

-Ummm, pues si, extraño a las tontas de mís amigas. Y si hoy no estas con tus tontos asuntos.-Dije un poco irónica.

A decir verdad Elián y yo no estábamos de vacaciones su vida si que era un poco aburrida, llenar y llenar papeles de la empresa se su padre era lo que más le consumía el tiempo y vaya que a él le gustaba eso.
En estos días hasta ha pasado un día entero sin ver la luz del sol mientras estaba con su computador o firmando cosas y leyendo papeleo.
Esos malditos papeles le quitaban tiempo que podría estar conmigo haciendo absolutamente nada o divirtiéndose conmigo. Esos malditos papeles le quitaban tiempo junto a mi.

-¿Esos son reclamos? Si tienes algo para decir dímelo de una vez pequeña. De todos modos, no se diga más. Nos vamos al a ciudad.

-¿Pero después volvemos, si?.-Dije un poco triste.

-¿Para? ¿Quieres violarme, verdad?

-Si, claro, para eso.-Dije cortante.

-Cinthia...-Dijo asiendo una pausa.-No te ofendas. Pero...-Esas malditas pausas hacían del momento aún más tenso.-Tienes un moco.-Y entonces estalló a carcajadas haciendo que mis mejillas ardieran fuertemente aunque sabía que eso era mentira.

-¡¡Eres un idiota!!.-Reí lanzándole una revista que encontramos en la mesa de mi padre.

-Lo siento, lo siento.-Dijo entre sonrisa.-La verdad es que no quiero que le cuentes a tus amigas... Ya sabes... Lo de mis madres y eso.-Su mirada al piso lo decía todo.

-Si, lo sé. Obviamente no voy a decirle ni a mis niñas ni a nadie.-Dije tomando su puño cerrado.

Cada acercamiento lo sentía tan cuidadoso, tan a su tiempo, cálido y bonito, cada paso a paso es cómo el primero, cada momento a su lado es el más importante.

Basta Cinthia, no empieces con tus tontas cursilerias asquerosas.

-Cinthia si quieres aprontate ya que nos vamos de inmediato.

-Si, yo ya estoy, la casa de mi padre ya estaba totalmente cerrada.

-Esta bien. ¿Moto o auto?.-Dijo guiniando su ojo izquierdo.

La verdad es que ambos habíamos aprendido a manejar muy bien la moto, todo era mucho mejor en esta zona que casi no había tráfico y podíamos caer sin que nadie más que nosotros nos rieramos de cada uno.
En uno de los intentos fue cuando me di cuenta que lo quería de verdad, así como se quiere a alguien para estar toda la vida, o algo de eso.
Su actitud tan compradora ojala pudiera saber y decir si el solo era así conmigo o era su hermosa, sexi y tierna forma de ser.

*Flash Back*

-Si me caigo yo, caemos los dos.-Dije justo antes de subir a la moto.

-Tranquila, no es nada. Si estuviste conmigo la primera vez que me subí a esta cosa y no pasó nada.

-Si tienes razón, de todos modos no confio.-Me subí antes que el por las dudas.

-Tanto miedo me tienes niña.

-¿A ti? JaaJA. No, a esta cosa de dos ruedas.

-No debiste decir eso.-Aceleró rápidamente la moto, y casi sin pisar ningún freno.
Mis ojos estaban cerrados desde que subí a la moto, pero luego esa velocidad se volvió hermosa y su espalda mi mejor guardián.

-Abre los ojos, no pasará nada malo te lo juro. ¿Acaso no confías en mi?.-Frenó la maldita porquería, volvió el chico tierno, frágil y divertido. Aunque esta situación no tenía nada de diversión.

-Jurame que si sientes mi pellizco al menos bajaras la velocidad.-Esa mirada que tanto armoniza mi vida me dio la seguridad que necesito para existir. Suspire sin quitar la vista de sus ojos.

-Te lo prometo. Pero respondeme la maldita pregunta. ¿No confías en mi, verdad?-Dijo sonriendo con su vista clavada en mi.

-Elián, estoy aquí contigo. ¿No es motivo suficiente?.

-Nada es suficiente si estoy contigo.

Entonces volvió a darse la vuelta y colocamos nuestro cascos en sus respectivos lugares.
Aún quedaba mucho camino que recorrer. No sólo en moto, si no en nuestras vidas. No permitiría que él salga de ella, al menos no por tonterías mías.

*Fin del Flash Back*

-Como tú quieras.-Respondí segura que en cualquier medio de transporte estaríamos bien.

-Okey, auto. Ya te he hecho sufrir demasiado.-Sonrió de lado.

Entonces fue en busca de su auto y salimos por la misma ruta en que llegamos.

Un camino largo nos esperaba y quizás los típicos problemas...
Sólo deseaba que ya no hubiera más.

Atrévete a soñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora