Capitulo 30 "Maldito día"

61 2 0
                                    




Llevaba tres días en esta maldita casa, tres días sin mamá, tres días sin ver a William.
Cielos, como extrañaba a ese imbécil, si supieras hermanito cuanto te necesitó.
Necesito que estes aquí, aunque estes solo peleando conmigo por beberías.

¿Notaran mi ausencia o solo son unos días sin mi?

La angustia volvía a mi cada vez que recordaba la cara de mis amigas y William.

Cielos y ahí venían devuelta las lagrimas a mis ojos.

Jamás olvidaría estos dias aquí, todos en casa decían que jamás paraba de hablar, quería verlos ahora que dirían. Casi tres dias sin soltar palabra si quiera conmigo mismo.

William siempre decía:
Ve lado positivo siempre, aunque estés en el peor momento de tu vida, busca lo positivo. Y asi podrás juntar fuerzas.

Ay hermanito, cuánta falta me haces.
Pues.. Tres dias y ese maldito lado positivo no lo encontraba, tres dias aquí y mi vida empeoraría si jamás me encontraran.

Desearía ser una princesa de cuentos de hadas, asi ver a mi príncipe rescatando a esta bella chica.

Eso deseaba, un príncipe guerrero que me ayude a luchar por mi misma.


-Cinthia. Sal de ahi, tienes que comer algo.-Dijo la voz masculina del otro lado de la puerta.

El silencio rotundo en mi habitación, hizo que golpeara nuevamente  la puerta. No respondía ninguna de sus preguntas, a decir verdad no hablaba con nadie desde que llegue aquí.

-Debo irme niña, quédate aquí. Y tienes comida, solo abre la puerta.-Dijo casi resignado a que jamás complaseria sus ordenes.

Escuché sus pies caminar por el pasillo que conducía a la sala.
Observé por la ventana, hace dias no salía al exterior.
Al mirar la ventana inmediatamente cerré los ojos, el dolor aturdía mi cabeza y hacia arder mis párpados.

Con poca claridad en mi vista, pude observar un auto azul saliendo de la casa hacia la ruta que dirigía a donde supongo la ciudad.

Un bullicioso ruido se escucho de la habitación de al lado.
Salí por el fuerte ruido, parecido a  explosión.

-¿Oye te encuentras bien?.-Pregunto una señora bajita vestida de empleada doméstica.

-Si. Lo siento me asusté por el estruendo.-Dije aún asustada mirando hacia la habitación de donde provino el ruido.

-Ay, que lindo escucharla hablar señorita Grey.-Dijo la anciana.-Tiene una bella voz.-Creo que era la primera vez en mi vida que me alababan la voz.

-Gracias.-Dije seca.

-Bien, no se preocupe por el ruido. Solo fueron unos fusibles viejos.-Dijo la amable anciana.

Me quedé observándola de brazos cruzados cual soldado gobernante, una vez que divisé a la anciana bajando las escaleras, tomé la charola con mi almuerzayunomerendero, mi estomago no paraba de rugir hace dias y por mas orgullosa que sea, debía comer y mantenerme fuerte para enfrentar al imbécil de Jonathan.

Asi es, mi supuesto gran padre me rapto solo para pasar tiempo a su lado. ¿Por que mente sucia y desquiciada pasaban esos pensamientos? Solo en la de él, maldito idiota.

Desde que llegué aquí a sido una sorpresa atras de otra.

El mismo lunes, por la madrugada de martes desperté asustada, en este mismo cuarto sin luces encendidas.

*Flash Bak*

Luego de gritar y llorar desesperadamente por horas, ya al sol golpeando mis débiles ojos. Las grandes puertas de la habitación se abrieron dejando a la vista al idiota de Jonathan. Y asi pensaba recuperar sus hijos, raptado a uno de ellos.

Insistió para que baje a ver su nueva familia, o lo que había quedado de lo que hizo.

Bajé obligada, mientras que uno de sus empleados, forzaba a gritos que me apure. Tironeaba de mis brazos sujetando el vestido aprobado por Jonathan.

Solo lloré hasta que decidí bajar, sin soltar palabra alguna. Ni vestidos, ni ropa de fiesta, mi pijama seguía intacto.

-Bienvenida hija, sabes que puedes sentirte en tu casa.-Dijo con una suave voz. Mis mejillas ardientes de lagrimas solo causaban mas dolor.

-Él... Él es tu hermano, ella es mi esposa Susan y ellos son, Ingrid y Gerardo. Los empleados principales del hogar.-

-Y los únicos.- Siguió sonriente la cuerpo de zorra.

-Hija, no te sientas mal. Esto terminara mejor de lo que piensas. Lo hice por los dos y el amor que nos teníamos.-Dijo acercándose a mi.

Solo salí corriendo a mi habitación, sin poder soltar si quiera un infiltrado insulto.

*Fin del Flash Back*

Recordar ese momento volvió a llenar mis ojos de lagrimas.

Este maldito día solo se me había ido en llanto.

Pero ya no, mi rostro ya no derramará una lágrima mas. A partir de éste momento vuelve la fortaleza a mi. Tendría que estar en mi lecho de muerte para llorar.

Pasos se sintieron nuevamente en la habitación de al lado, ruidos de herramientas y cosas que se estaban clavando en la pared.

De pronto escuché la voz de mi hermano.

Si, decidí llamarlo de alguna forma así, el no tenia la culpa de nada. En su rostro vi bondad y tristeza. Se que él tampoco estaba feliz de lo que consiguió Jonathan.
No tenemos la culpa de los padres que nos tocan, y pese lo pese el era mi sangre y me agradaba.

-Cinthia. Por favor, sal un momento que debemos revisar la conexión de tu cuarto.- Dijo amablemente tocando la puerta.

Levante mis pies de la cama y abrí la puerta. No podía creer lo que veía.. Cielos, jamás estuve tan feliz de ver a alguien. Ni mucho menos a este imbécil.

El imbécil que mas quería.

Atrévete a soñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora