-Bonita, esto de levantarnos del piso se nos está haciendo una costumbre.-Pude escuchar al instante de abrir mis ojos y una sonrisa brotó en mi inmediatamente.-¡¡Despertaste!!.-La felicidad de este muchacho era transmitida por sus poros y contagiada desde el brillo de sus hermosos ojos.
-Perfecta manera de despertar.-Dije sin pensar. Y es que sus ojos eran mi éxtasis.-Tienes cara de cansado. ¿Que pasó? ¿Acaso no dormiste nada? ¿Que hora es?.
-De a una pregunta señorina.-Sonrió el tonto, provocando mi segunda sonrisa del día, podía vivir despertando así o morir por su sonrisa.
-Lo siento, todo es tan confuso, lo último que recuerdo es estar escuchando la conversación de esas locas.-Dije rápido.
-Sh, creo que sospecharon que escuchamos algo, están muy extrañas, más. ¿Sabes? Bueno, te diré que te desmayaste luego nos descubrieron y pasamos la noche aquí.
-¿Tu dormiste?.
-¿Acaso eso es lo único que te importa?
-Sólo me preocupaba por ti.-Dije apenada.
-Y yo por ti.-Dijo regalando una de sus sonrisas.-No, no dormí nada. Quería cuidarte, no pongas esa cara.-Mis ganas de besarlo aumentaban en cada gesto que tenía este muchacho.
-Gracias, en este tiempo y justamente ahora, eres lo único que tengo. Gracias.-Una lágrima cayó de mi ojo y el de inmediato la limpió justo antes de que llegara a mi boca, sus suaves dedos rozaron mi labio superior, de inmediato miré sus ojos y sólo quería acercarme a besar sus carnosos labios.
Me acerqué un poco más y estaba decidida que si no sería hoy, probablemente jamás tendría esta oportunidad.
Pero el acercamiento fue tomado por sus brazos y lo convirtió en un tierno y cálido abrazo.-¿Te digo algo extraño? Tú también eres lo único que tengo, y me importas más de lo que crees.-Guiño su ojo.
GENIAL. SI TE IMPORTO. ¿PODRIAS BESARME DE INMEDIATO NIÑITO TONTO?
Suspire, debía tomar esto con calma, él no era de esos chicos. Él es un idiota con clase, ternura y diré todas las escusas que sean necesarias para evitar no desepcionarme de su lentitud para besar o como quieran llamarlo. Suspire nuevamente al separar nuestros cuerpos.Probablemente no era de las que a el le gustaban o quizás sólo me veía como una amiga, no lo sé. Esta situación me dolía demasiado y enfadaba a la vez.
Y es que probablemente ni se imagine cuanto duele, desear tanto a alguien que probablemente ni se imagine que es de lo más importante en tu vida, que podría saber él. Seguro tendría a cuanta chica deseara a sus pies, si es lo más perfecto que camina sobre este puto universo, su sentido del humor y hasta su estúpida forma de pensar atraen hasta el más diminuto mosquito.
Un simple beso, eso que hoy en día es casi tan fácil como regalar un caramelo y quitarlo de tus manos en un abrir y cerrar de ojos.
Y hoy, con este chico es tan complicado, quizás por eso sentía que era él el indicado, porque todo era aún más complicado de lo que parece.¿Como lograba pensar tan profundo? Malditos sentimientos que gritaban a los cuatro vientos su nombre.
-Escucha Cinthia. Jamás pensé que esto podía llegar a suceder pero he escuchado que al parecer nací en esta ciudad y pues... precisamente en este hospital.-Interrumpió mis pensamientos amorosos con sus lógicas, como siempre.
-¿De veras? Pero creí que esta era tu primera vez aquí. Es decir, en la ciudad.
-Si, pero escuche a esas enfermeras hablar nuevamente de nosotros y oí eso.
-Escucha tengo hambre, de pizzas o quizás un buen pan lactal con mayonesa y mucho queso.-De veras tenía demasiada hambre hasta para escuchar de su pasado.
-Esta bien iré a pedir comida. ¿Si? Espérate aquí.
De inmediato entró con una bandeja y cuatro hamburguesas en ella, junto a dos latas de Fanta y un pote de papas fritas. Por Dios que más podía pedir... así es, helado.
-Eres, por Dios. Elián, es imposible que trajeran todo eso tan rápido.
-Soy Elián Whitte.
-Claro, lo había olvidado. Quien podría resistirse a ti. ¿Verdad?
-Exacto. Ahora come que tienes que ayudarme.
-¿A comer?.
-Deja de pensar en comer por un segundo.-Sonrió el chico.-Necesito averiguar de mi, y porque nunca me comentaron que este fue el lugar donde nací.
-Aah si, pues. Ayer vi que al fondo del pasillo es la habitación de los archivos o como sea, quizás si están ordenados podríamos buscar.
-Okey, tomo tu palabra ahora comamos en paz.-Dijo metiéndose dos papás en su boca.
**
Eran aproximadamebte las cuatro menos cuarto de la tarde y el sol azotaba por las ventanas del hospital, lentamente me coloque mis zapatillas y nos dirigimos al cuarto donde pude ver que estaban los archivos. A Elián le preocupaba mucho la idea de que sus padres jamás le hayan comentado sobre su nacimiento aquí.
Si era todo muy raro, vamos Elián Whitte el hijo de uno de los empresarios más importantes del mundo. ¿Nacer en un pequeño hospital de pueblo?
Si, eso sonó presumido, no debo pensar así de él. Es que vamos, a cualquiera le sorprenderia.Llegamos al lugar y seis armarios en cada esquina ocupaban gran espacio del cuartito, luego escritorios y algunos archivos tirados en el suelo del mismo.
Elián comenzó a juguetear con los papeles buscando alguna señal de como encontrar mejor lo que verdaderamente buscábamos. Su ficha de recién nacido.En los armarios podíamos ver que algunos de ellos tenían números y eran exactamente años.
-Quizás ahí podría estar el tuyo.-Señale uno que decía 1.990-2.000
-Probablemente.-Dijo sin quitar la mirada del estante. Estaba nervioso, algo malo ocurriría si no nos dábamos prisa, lo presentía y vamos. ¿Quien podría hacerle caso a dos jóvenes buscando papeles?
-Si quieres busco yo.-Dije viendo que el no daba ni un paso más.
Sin esperar palabra comencé a buscar y miles, cientos de papeles había ahí. Sólo deseaba llegar al último y que ninguno dijera el nombre de Elián. No se como reaccionaria.
Pero mis pensamientos fueron tardios.Un especie de cartucho azul decía Elián, Whitte, Parker-Jons.
-Quizás sea este.-Su mirada se levantó del piso y clavo sus ojos en el papel ya desenvuelto.
-¿Estas segura? ¿Mi nombre?.-Su voz se oía frágil y sin ganas de seguir enterandose de más cosas de su pasado.
-Elián, Whitte.. ¿Parker-Jons?.-Dije volviendo a leer el papel, casi incrédula de que fuera él. Solo asintió y extendió su mano negándose a que leyera tal papel.
Comenzó a leer todo y sus ojos se cristalizaron casi inmediatamente. No cabía duda que lo que estaba leyendo le molestaba o dolía en lo más profundo de su corazón.
-Elián, debemos irnos, si nos ven aquí podríamos meternos en problemas.-Sin pedir explicaciones lo ayude a recoger algunos papeles tirados.
Abrió la puerta sin mencionar palabra y llevándose el cartucho en sus manos.
Al abrir la puerta el policía que hace unos días a mi casa me tomó en sus manos y sentí un pinchazo en mi garganta justo antes de que perdiera nuevamente la conciencia de la situación.
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Atrévete a soñar
RomanceCinthia una joven decidida, fuerte y compañera. Tratando de vivir su vida lo mejor que puede. Elián acaudalado, timido e indiferente. Si el quisiera con el mundo a sus pies. Sus vidas se cruzaran casi por accidente, trayendo cambios y... Su futuro s...