Capitulo 32 "Estás sorprendente"

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La noche de ayer fue algo extraña. Al parecer Wilson, habló con Jonathan sobre Elián
Y lo invitaron a cenar tacos ¿Hechos por Miss simpatia la doña bubis de la casa? Claro que no, Ingrid se encargó de absolutamente todo.

Susan no hacia nada por el hogar, parecía una joven más de unos cuarenta y tantos de edad. Pero aun así ella se creía aun mas adolescente que yo, no puedo creer que Jonathan se haya fijado en ella, al parecer con lo poco mucho que había conversado con Wilson, Susan tampoco era su madre.
Su verdadera madre lo abandono de bebe y Jonathan se hizo cargo de él, él si era su padre de todos modos.
Ese si era un acto totalmente bueno y sorprendente de Jonathan, jamás me hubiera esperado que se haga cargo de un hijo sin madre.

Luego de hablar, hablar y hablar con Jonathan decidí quedarme aquí hasta el viernes, hoy jueves vendrá mi lindo hermanito, William.
También hablé con mi madre así tranquilizar a todos allí y, avisar que estoy bien y segura.
Gracias a Dios pude conseguir cargador para mi bebe y comunicarme con mis amigas, sentí que podía llegar a morir sin hablar con ellas. Todo mejoraba de a poco y está decisión  fue gracias al estúpido Elián.

Hoy iría a cenar a su cabaña justo al frente de la casa de Jonathan. Muy subrealista para ser cierto.
Todo estaba mas que bien en mi vida y mi madre me habló feliz con la decisión de por fin acercarme a Jonathan. No podía creer como ella podía seguir apoyando sus decisiones a pesar de todo, creo que en realidad solo era por nuestro bien.

Cambie mi pijama luego de un baño relajante con mucha demasiada espuma como me gusta a mi. Estar aquí verdaderamente era de reyes, al parecer a Jonathan le iba mas que bien en su empresa.
En el tiempo que llevaba aquí pude escuchar que su nuevo socio era una bolsa de dinero y muy buen empresario casi tanto como él.
Se que tendría que olvidar todo, pero ahora entiendo donde mi madre ha sacado dinero dándonos la gran vida.
Creo que estaba prejuzgando demasiado al hombre.
Y hablando de hombres, mi hombre favorito en el mundo, William, llegaría en cualquier momento, cuanto extrañaba a ese chico.

Tomé mi desayuno y saboree cada medialuna casera hecha por la empleada de la casa, esa mujer era un Dios de la cocina.

-Buenos dias hermosa. Su amigo de enfrente está aquí.-Dijo Ingrid abriendo la puerta.

-Gracias, ya te dije, tutéame Ingrid.-Sonrei amable.

Debía vestirme para mi
Susan mas haya de ser una Barbie anciana tenia muy buen gusto para la ropa y compró un par de vestidos y "atuendos que probablemente a mi me gusten" o algo así dijo la teñida.

Saqué la toalla en mi cabello y seque rápidamente, uno de los vestidos mas bonitos que vi en mi vida estaba justo frente a mis ojos.

Era de un blanco tan delicadamente sedoso sin transparencia ni exageración, sus cortas mangas si eran de una tela transparente.

Okey, no se mucho de telas ni de moda, no describire un vestido perfecto, tan perfecto que solo es posible creer de su existencia teniéndolo en frente, era suelto con volado y lo suficientemente largo para saber que tendría que tener cuidado al sentarme.
Era el único que Susan coloco en mis estantes, no me lo pondría solo para ver a Elián ni nada de eso.

-Discúlpate por demorar dema...-Quedo en un completo silencio, creo que podía oír desde aquí su bello corazón latir.

-Hola.-Dije tímida, mis pomulos variaban entre un rojo tomate o rojo pasión, fuego y sangre.

-Lo siento. Parezco un baboso. Es que... Lo siento.-Repitió nervioso.

-Oye me cambiaré. ¿Si?.-Dije sonriéndole para tranquilizar su corazón o algo que latia ahí dentro.

-No, claro que no. Lo siento, te ves bien, bonita. Estas sorprendente.-

-Eres un imbécil.-Dije riendo.

-Oí que tu hermano viene de camino, espero no tener retos sin motivo alguno.-

-No lo creo. ¿No has hecho nada malo, o si?.-Prender mis zapatos nunca me había costado tanto.

-Pues... No.-

-Bien. Bajemos a la sala.-Dije parándome de la silla lo mas rápido que pude.

-Espera. ¿Esta noche vendrás, verdad?.-Agarró mi mano como su fuera una frágil copa de vidrio.

-Claro.-Respondí obvia.

-¿Pase lo que pase?.-No estaba entendiendo a este chico.

-Te lo prometo.-Dije dando un beso en su suave mejilla.

Una vez ya en la sala, estaban todos haciendo sus deberes, Susan en la cocina tratando de ayudar a Ingrid y solo esas personas. Elián y yo nos sentamos a esperar en el sofá que estaba prácticamente enfrente a la puerta.

Mi padre salió de su mundo para notar nuestra presencia un poco tarde, para ser precisos.

-Te ves hermosa cielo.-Dijo acariciando mi mano.

-Gracias, elección de Susan.-Dije regalando una sonrisa a la doña bubis, está vez si se había comportado bien.

No alcance a llegar a mi lugar junto a Elián que...
El motor y freno de su auto eran inigualables, los había adaptado con esa intención lograda. Jamás confundirse ese rugido de motor con cualquier otro. Ese sonido solo indicaba una cosa, William estaba aquí.

La puerta se abrió rápidamente y corrí a sus brazos como niña que extraña a sus padres. Pues de ese modo había extrañado al sin sesos de mi hermanito.

-Por Dios enana, cuanto me asuste. Por favor jamás te vayas de mi lado.-Acarició mi cabello como si fuera un perro, despeinandolo todo.

-Te extrañe demasiado hermanito.-Tomó mi brazo llevándolo a su cintura.

-Hola padre. Espero que hayas recapacitado de tu estúpida locura y me debes la vida, no tienes ninguna denuncia.-Dijo cortante y con voz gruesa.

-Lo se, hijo. Y lo siento, pero ahora ambos están aquí y a su propia voluntad. Déjame disfrutar el momento.-Dijo emocionado. ¿Acaso eso era una lágrima?

Cinthia, no rías.

-Elián carajos, creí que me libraría de ti. Aquí.-Dijo feliz mi hermano, vamos. Se nota que lo ama.

-A decir verdad, de no ser por Elián. Jamás te hubieras enterado que estaba aquí.-

-¿Historia larga verdad?.-Miró a Elián sonriendo.

-Así es...-Dijimos Elián y yo a la vez.

-Bien, pero te traje sin querer una sorpresa. De veras no quería que viniera.-Susurró esto último.

-¿A que te refieres?.-Pregunté dudosa.

-Pasa amigo.-Dijo abriendo la puerta para que pueda entrar la persona que era "mi sorpresa"

De veras en mis años de vida, jamas duré tan poco extrañando al imbécil de mi hermano.

Su sonrisa era inmensa con ese resplandor en sus claros ojos que lo caracterizaban, subió los cortos escalones con lentitud y alegría.

¿Que se suponía que haré ahora? ¿Suspender la cita con Elián? No podía quedar como una zorra.

Estaba casi segura que Elián sabia de esto. Por eso tantas preguntas con respecto a su invitación.

¿Acaso todos sabían menos yo?
Genial.

-Hola hermosa, te eché de menos.-Fue lo último que dijo antes de plantar sus labios en los míos.

¡Oh-por-dios-!

Tragame mamut, tierra. Alguien que me auxilie, estaba segura que esto era propicio a dar un ataque.












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