Capítulo 37 "Extraños rasgos"

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Sus ojos se veían extraños, no era su mirada típica, que brindaba calidez a la mia.
Miré hacia ambos costados o a todos los lados que podía para evitar su mirada.
Se veía con sus pupilas dilatadas y no se sostenía en pie, juraría que en un estado de ebriedad o quizas algo peor.
Miro sus bellos ojos azules con una sonrisa que no me devuelve y frunce su ceño de una manera que asusta.
De pronto lo veo siguiendo los pasos de mi madre dirigiéndose a la cocina.

-¿Stephan a que te refieres?.-Pregunté sin dar vueltas al asunto.-¿De que jueguitos hablas?-Dije con una pequeña sonrisa.

-Sabes a que me refiero, tu eres una maldita.-Dijo escupiendo el vaso vacío sobre la pequeña mesita.

-No te comprendo, por favor calmate.-Dije tratando de acercarme a él.

-¿Tu quieres que yo te diga las cosas como son? ¿Quieres seguirme humillando?.-Deberás sentía una terrible impotencia por no comprender su enojo. Estaba totalmente segura que no aguantaría más. En cualquier momento mis ojos empezarían a derramar pequeñas lágrimas.

Stephan ya sin poder sostenerse en pie tomó asiento en el sofá mayor.
De pronto el miedo recorrió mi cuerpo, sentí que no podía sentarme a su lado y que el tampoco querría que ocupe ese lugar.

-Tu me votaste de la maldita casa de tu estúpido padre como a un maldito perro sucio, con escusas y mentiras. Eres una maldita Cinthia, eres una zorra más del montón.-Dijo no evitando expresar la furia en su rostro, su cara de transformaba y la mirada tierna de mi amigo ya no estaba allí.

Dudaba que ese sea mi Step, el jamás se había comportado de esta manera, al menos no delante de mi.

-Estas totalmente equivocado, jamás te engañe ni mucho menos votarte de la casa. Jamás haría eso.-

-YA CALLATE PERRA. ERES UNA IMBECIL CINTHIA. ¿TU CREES QUE TIENES CARA DE BUENA? A mi no me engañas, eres igual a todas.-

-Calmate por favor, ya basta.-Dije en sollozos.

-¿Es ese estupido rico verdad? Viene un maldito con plata y te le lanzas como la zorra que eres. Oye, escuchame bien. Olvídate de mi Cinthia. De todo lo que hice por ti. Me arte de tus condenadas mentiras.-

-No se a que te refieres, el es sólo mi amigo, al igual que tu. Sabes que no te trataría mal ni por la presencia del presidente.-Dije tratando de darle humor a la conversación, pero sus ojos azules se veían de un oscuro tenebroso.

-Ya no trates de ocultar nada niña. Se que saliste con ese tipo, y si es tu amigo como yo, seguramente ya te lo ligaste. ¿Y luego lo dejarás verdad? Eso es lo que haces conmigo Cinthia.-Sus palabras dolían en mi pecho y sin darme cuenta pegué mi mano a su rostro como una estampa.

-Tras de zorra violenta. Maldita infeliz. No te saldrás con la tuya Cinthia. Traté de darte lo mejor de mi y a ti no te importó en lo más mínimo.-

-Stephan debemos hablar cuando estés más calmado, no hablaré contigo en este estado.-Dije y me senté a su lado pausadamente.

-Yo no quiero hablar contigo, lo siento pero no. Ya me arte de tus vueltas de niña caprichosa.-Dijo mirando directamente a mis ojos.

-Yo te quiero, eres de las personas más importantes que tengo, sólo te pedí un poco más de tiempo. Para madurar sobretodo mentalmente.-Dije acariciando su mano.

-Te amo Cinthia.-Dijo sujetando mi mejilla y acariciando lentamente su nariz contra la mía, el dulce aroma de su perfume recorría mis fosas nasales, no solo podía detectar el aroma de su colonia, olía a una mezcla de alcohol y cigarro. De pronto suavemente plantó un beso sobre mis labios.
No cabía duda que los besos de Stephan eran mi paz.
Su enojo hacia que el beso fuera aún más apasionado y de alguna extraña manera me gustaba que fuera así, si eso lograba calmar el humor de mi amigo.

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