Capítulo 43 "El uno para el otro"

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-Entonces Dios vino y me dijo: Tu ya encontraste tu verdadero amor, pero estabas como pendejo en otros asuntos, ella encontró a otro que la respeta, valora, ama y comprende.
Así como ella sufrió por ti, tu castigo es darte cuenta que la tuviste y no supiste aprovechar. Lo siento hijo, a veces las oportunidades son miles de veces y tu no las sabes apreciar.-Y ese era Francisco contando su anécdota cuando soñó con Jesús y le dijo eso sobre su ex.

Todos reímos y el se quedó serio. Quizás había soñado de verdad y el pobre no superaba a su ex.

Pasamos toda la tarde dando vueltas sobre el parque, así es los chicos nos trajeron a un parque de diversiones, lleno de juego divertidos y montañas rusas que verdaderamente dan escalofríos. Nos mantuvimos todos juntos como perritos con su madre, porque a ser verdad por más miradas que se echaran entre todos ninguno arriesgaba a apartarse del grupo y salir por su lado.

Los chicos resultaron ser muy agradables, Francisco con un aire un poco más tranquilo, y una mirada que transmitía paz, se que parecerá que ya me gustaba, pero deberás, llevaba algo en la mirada, muy angelical y atractivo que atrapaba a cualquier chica, incluyendo a mis mejores amigas, de aspecto era alto, bueno, no exactamente lo que se dice, altísimos, estatura promedio justo para su edad 21 años, si un poco grande para mi gusto, cabello castaño, ojos hermosametes cafés muy llamativos, delgado con notable cuerpo trabajado y labios carnosos.
Austin en cambio pareció un poco más extrovertido, mirada de ganador y de saber que se podría llevar el mundo y cuanta chica se le cruce por delante, eso era en lo que se diferenciaban estos dos, porque podía jurar que si no eran hermanos, era esa clase de mejores amigos que son exactamente iguales y el mundo se los confunde con hermanos, de hecho eran muy parecidos.

Igual de guapos y atractivos.

Mis amigas no dudaron en llamar la atención de ambos chicos invitandolos a cada juego que nos cruzamos.

-Que tal sí antes del anochecer nos marchamos hacia algún lugar a cenar o algo de eso.-Mencionó Austin sentándose en una banca.

-Claro, tengo mucha hambre.-Respondí de inmediato.

-Okey pero antes vayamos a más juegos. ¿Si?.-Insistió Elián como niño pequeño.

Todos asentimos y continuamos nuestro recorrido, los chicos por un lado caminando delante nuestro y nosotras observando cada movimiento de esos tres.

El lugar no era tan inmenso como parecía porque había tantos juegos que marchaban, cerraban, de meteoros, autos y osos. Unos con motos, a motor o sólo a empujadas.
Muchas parejas y familias en cada uno de ellos, puestos de comida dulces y salados nos rodeaban en este momento.
De pronto encuentro uno de mis juegos favoritos. En realidad jamás lo había probado pero era mi sueño, y lo convertí en mi favorito hasta el día que deje de gustarme.

-¡Oh por Dios Cinthia mira, tiro al blanco!.-Creo que Quim estaba igual o más emocionada que yo.

-Lo sé, cielo, lo sé. Se ve espectacular.-Dije abrazando a su cuello dirigiéndome hacia el juego.

-¡Balas, blancas, negras, azules y doradas! Sólo muy pocos logran voltear hacia el objetivo.-Promocionaba un hombre robusto con bigote, anteojos negros y traje de soldado.

-Señor, podría...-Dije señalando tímida el arma.

-Niña creo que tu eres muy pequeña, chiquita, diminuta para este juego arriesgado, quizás te lastimes tus uñas esculpidas.-Dijo el viejo arrugado.

¿Uñas esculpidas? Mis uñas era de lo menos prolijo que existía sobre la tierra. Valoraba el gesto del arrugado.

Como que me subestimaba este viejo arrugado con fachada de desquiciado. ¡Si yo quería disparar por una maldita vez, lo haría maldición!

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